Salmo 91 |
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Grandezas de nuestro Dios
1*Salmo. Cántico. Para el día del sábado.
2*Bueno
es alabar a Yahvé,
y cantar a tu Nombre, oh Altísimo;
3*anunciar
al alba tu misericordia
y por las noches tu fidelidad;
4*con
el salterio de diez cuerdas y el laúd,
cantando al son de la cítara;
5*porque
Tú, Yahvé,
me deleitas con tus hechos,
y me gozo en las obras de tus manos.
6*¡Cuan
magníficas son tus obras, Yahvé!
¡Cuán profundos tus pensamientos!
7*El
hombre insensato no lo reconoce,
y el necio no entiende esto.
8Aunque
broten impíos como hierba,
y florezcan todos los artesanos del crimen,
destinados están al exterminio
para siempre;
9mientras
que Tú, Yahvé,
eres eternamente el Altísimo.
10*Porque
he aquí
que tus enemigos, oh Yahvé,
los enemigos tuyos perecerán,
y todos los malhechores
quedarán desbaratados.
11*Tú
exaltaste mi fuerza
como la de un bisonte,
me has ungido con aceite nuevo.
12*Mis
ojos se alegran
al mirar a mis enemigos,
y mis oídos oyen regocijados
a los perversos que se levantan contra mí.
13*El
justo florecerá como la palma
y crecerá como el cedro del Líbano,
14los
cuales plantados en la casa de Yahvé
florecerán en los atrios de nuestro Dios.
15*Aun
en la vejez fructificarán todavía,
llenos de savia y vigor,
16*para
proclamar que Yahvé es recto,
— ¡Roca mía!—
y que no cabe iniquidad en Él.
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1. Precioso cántico que convida a alabar a Dios
y darle gracias por sus obras (versículos 5-7),
no sólo por las cosas creadas (Salmos 8; 103;
148), sino especialmente por la humillación de
los malvados (versículos 8-10) y las bendiciones
de los justos (versículos 11-16). Sobre la suma
excelencia de esa alabanza, véase Salmos 49, 14;
88, 2 y notas.
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2. Bueno
es: El salmista (probablemente David) quiere
expresar que esa alabanza de nuestro Padre
celestial no sólo es cosa digna y debida, sino
que también es una felicidad para el alma. Cf.
Salmo 113 b, 2 y nota.
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3. Al
alba... y por las noches: Esto es, en todo
momento: cf. Salmos 5, 5; 118, 147 s. y 164
(según el Talmud este Salmo litúrgico se cantaba
por la mañana). La misericordia y la fidelidad
son los atributos cuya proclamación más agrada a
Dios, según toda la Escritura (Salmos 24, 10;
84, 11; 88, 15; Tobías 3, 2, etc.).
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4. Cantar Salmos es entregarse a Dios con toda
el alma y servirle con alegría. “Los que hacen
el bien con ánimo triste no cantan” (San
Agustín).
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5. Me gozo
en las obras de tus manos: ¡Qué lema para
esculpirlo en toda casa de artistas cristianos!
“Esta espiritual alegría se recibe, como dice
fray Luis de Granada, cuando el hombre, mirando
la hermosura de las creaturas, no para en ellas,
sino que sube por ellas al conocimiento de la
hermosura, bondad y caridad de Dios que tales y
tantas cosas creó.” Véase Salmo 103, 1 ss. De
ahí, pues, que la contemplación de la
naturaleza, y de una manera especial la
admiración y gratitud por el crepúsculo que el
Creador nos obsequia cada día, y donde sabemos
que para nada se ha mezclado la mano del hombre,
sea para el divino Padre como una oración (cf.
Salmo 8, 2 y nota).
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6. Tus
pensamientos: Nótese el contraste con los
pensamientos nuestros (Salmos 93, 11; 145, 2;
32, 11 y notas). Sobre lo que piensa Dios y
sobre los designios de su corazón respecto de
nosotros trae la Biblia asombrosas revelaciones
(cf. Salmo 90, 14; Sabiduría 17, 1 y notas), que
se armonizan todas entre sí como propias de un
Padre, cuya esencia es el amor, y culminan en la
mayor de todas, la de Juan 3, 16. El que
descubre así ese máximo secreto de Dios, su
idiosincrasia, por así decir, de Padre “dominado
por el amor” (Su Santidad Pío XII) y en
consecuencia por la misericordia (Salmo 102, 13
s.) ha encontrado la llave de las Sagradas
Escrituras. “El gran misterio del cristianismo
es el misterio del Corazón de Dios” (Pío XII).
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7 s. No lo reconoce porque es insensato, pues
para descubrir al Creador en la naturaleza basta
la razón (Denz. 2.145), Cf. Salmos 8 y 18. De
ahí el reproche de San Pablo a los incrédulos
(Romanos 1, 18 ss.). La fe va más lejos y
penetra los pensamientos de Dios, que merecen
nuestra atención mucho más que las simples
manifestaciones de su poder (I Corintios 2, 10).
San Pablo enseña que, así como el hombre
insensato no se detiene a contemplar esa otra
biblia que es la naturaleza, el hombre puramente
natural nunca podrá entender los pensamientos
divinos sin la luz sobrenatural de la fe (I
Corintios 2, 14, texto griego y nota; cf. Lucas
10, 21). Sobre la vanidad de la ciencia humana,
véase Eclesiastés 1. 13 s.; Kempis III, capítulo
43. No
entiende esto: Podría referirse a lo que
precede o también a lo que sigue en el versículo
8: el misterio del mal triunfante (cf. Salmo 72,
11 s. y nota). Algunos (cf. Ubach), en vez de
aunque
broten, etc., traducen:
Si brotan…
y florecen… (es porque) están destinados,
etc., con lo cual se ve quizá más intensamente,
no sólo que los malvados y sus triunfos de un
día son un juguete en el plan de Dios, que sabe
sacar de ellos mayor bien para sus amigos, sino
también el tremendo destino de los que ya
tuvieron aquí abajo “sus bienes”. Cf. Lucas 16,
25 y nota.
Los artesanos del crimen (cf. I Macabeos 9,
23 texto griego).
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10. La repetición:
los enemigos tuyos parece ser un agregado.
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11. Mi
fuerza: Literalmente
mi cuerno.
Aceite nuevo: Es decir, fresco, que era el
más apreciado. La Vulgata lo tomó en el sentido
de un reflorecimiento de juventud en la vejez
(cf. versículo 15 y Salmo 70). Otros vierten:
óleo
purísimo; Nácar-Colunga:
verde
aceite. En II Reyes 19, 22, David,
triunfante de los traidores y repuesto en el
trono sobre todo Israel, exclama que ha sido
nuevamente ungido.
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12. Se
alegran: Como quien ya no tiene que
temerlos. Páramo vierte:
se apacientan. Según otros:
miran con desprecio.
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13 s. Usados en la Liturgia del Común de
Confesores. En contraste con los que pasan como
el heno (versículo 8), el justo será como los
árboles seculares (cf. Isaías 65, 22) en la casa
de Yahvé.
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15.
Fructificarán Así también traduce San
Jerónimo. Cf. versículo 11. Sobre esta
prosperidad en la vejez, véase Salmo 70, 9 y
nota.
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16. La gloria del anciano creyente está en
mostrar a sus hijos y a todos, con la austeridad
de sus canas, para que nunca pierdan la
serenidad y la confianza en Dios, cuán
“irreprochable” es la Providencia de Dios, cuyos
caminos a veces nos parecen tan oscuros. El
anciano ya sabe por experiencia que en el tren
de la vida y de la historia, que parece lanzado
sin freno en un precipicio, hay un oculto
maquinista, Dios, sin el cual nada sucede y que
de todo sabe sacar mayor bien para sus amigos
(Romanos 8, 28). Y por eso, para el hombre de
espíritu, ya no es motivo de escándalo la
aparente prosperidad de los impíos. Cf. Salmo 72
y notas.
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