Salmo 116 |
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* (Alef 1-8) (Bet 9-16) (Guimel 17-24) (Dalet 25-32) (He 33-40) (Vau 41-48) (Zain 49-56) (Het 57-64) (Tet 65-72) (Yod 73-80) (Caf 81-88) (Lamed 89-96) (Mem 97-104) (Nun 105-112) (Samec 113-120) (Ayin 121-128) (Pe 129-136) (Sade 137-144) (Qof 145-152) (Resch 153-160) (Sin 161-168) (Tau 169-176)
Alaben los gentiles al Señor
1*¡Hallelú
Yah!
Alabad a Yahvé, naciones todas,
celebradle todos los pueblos;
2*pues
su misericordia
se ha confirmado sobre nosotros,
y la fidelidad de Yahvé
*
1. Es éste el más breve de los Salmos, pero muy
importante por su carácter mesiánico, ya que
todos los gentiles son invitados por Israel a
alabar a Dios junto con él “en cuanto las
misericordias divinas para con Israel, ocasión
de la alabanza, envuelven espléndidas
bendiciones para todas las gentes” (Sánchez
Ruiz). Cf. Salmos 65, 8; 95, 3 y notas; Romanos
11, 12 y 15; 15, 10 s.
*
2.
Permanece para siempre: “Ante la mirada
profética del salmista, el edificio está ya en
pie, completamente acabado. La barrera entre
Israel y las naciones ha sido derribada…
Poderosamente reina sobre todos su misericordia”
(Cardenal Faulhaber). El primer hemistiquio
muestra la misericordia y el segundo la
fidelidad de Dios a sus promesas, contemplando
ambos, como en Salmo 88, 3, establecidas ya
sobre la tierra esas dos bendiciones que Él
anuncia y ostenta como características Suyas, a
través de todos los Salmos. Así celebra también
la Virgen “su misericordia de generación en
generación” y la acogida de Israel su siervo
(Lucas 1, 50 y 54), ignorando aún la
incredulidad de Israel ante el Mesías y pensando
en esa ansiada unión de judíos y gentiles en un
solo rebaño bajo un solo Pastor, que los
profetas anunciaron y Jesús confirmó. Cf. Salmos
101, 16 s.; 109, 1 ss.; Isaías 59, 16-21; 60,
1-3; Ezequiel 34, 23 ss.; Zacarías 6, 12 ss.;
Lucas 1, 32; 2, 32; Juan 10, 16 y nota. La Misa
votiva de la Propagación de la Fe, junto con la
oración de Eclesiástico 36 (Epístola) y los
Salmos 66, 2ss. (Introito); 95, 7 ss.
(Ofertorio) y 99, 1 s. (Aleluya), usa este Salmo
(Comunión) como augurio del dichoso día en que
Satanás dejará de ser el príncipe de este mundo
(Juan 14, 30). “Así como el Salmo 99 es la
doxología que cierra la gloriosa serie de Salmos
mesiánicos (Salmos 92-99), así el Salmo 116
inicia como áureo eslabón la doxología del Salmo
117 que cierra la serie del Hallel o Salmos de
la alabanza (112-117).” San Agustín glosa este
Salmo con bellas palabras sobre la alabanza, que
hemos transcrito en la nota al Salmo 150, 3 ss.
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