Iglesia Remanente

Salmo 149

       

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* (Alef 1-8) (Bet 9-16) (Guimel 17-24) (Dalet 25-32) (He 33-40) (Vau 41-48) (Zain 49-56) (Het 57-64) (Tet 65-72) (Yod 73-80) (Caf 81-88) (Lamed 89-96) (Mem 97-104) (Nun 105-112) (Samec 113-120) (Ayin 121-128) (Pe 129-136) (Sade 137-144) (Qof 145-152) (Resch 153-160) (Sin 161-168) (Tau 169-176)

 

Salmo 149

El cántico nuevo

1* ¡Hallelú Yah!

Cantad a Yahvé el cántico nuevo;

resuenen sus alabanzas

en la reunión de los santos.

2*Alégrese Israel en su Hacedor,

y los hijos de Sión regocíjense en su Rey.

 

3Alaben su Nombre entre danzas;

cántenle al son del tímpano y de la cítara.

4*Porque Yahvé se deleita en su pueblo;

y ha adornado con el triunfo

a los humildes.

5*Salten de alegría los santos por tal gloria,

griten de júbilo desde sus triclinios.

 

6En su boca vibra el elogio de Dios,

y en sus manos espadas de dos filos,

7*para tomar venganza de las naciones,

y castigar a los gentiles;

8*para atar a sus reyes con grillos,

y a sus magnates con esposas de hierro;

9*para ejecutar en ellos la sentencia escrita.

Gloria es ésta para todos sus santos.

¡Hallelú Yah!



* 1. Como hacen notar muchos expositores, este Salmo es de David y originariamente formaba uno solo con el precedente y con el siguiente, clausurando así todo el Salterio con una sublime doxología que reviste carácter profético, porque contempla el cumplimiento de todas las promesas de la Escritura. “Es un himno que se termina en profecía escatológica... Israel debe alabar y agradecer con gozo y exultación a Yahvé, su Creador y su Rey, que en el pasado lo hizo y en el presente lo restaura después de haberlo humillado y purificado por las pruebas del destierro” (Calès). Sobre la reunión de los santos cf. 5. 1, 5; 67, 27; 88, 5-8; 150, 1.

* 2. Vemos aquí el alcance mesiánico de la profecía: “Cuando Cristo, supremo Juez, dará a los buenos la vida eterna y a los malos el castigo que merecen” (Scío). Cf. versículo 9; Jeremías 23, 5 ss.; 71, 2 ss.; Mateo 25, 31-46.

* 4. En su pueblo: Cf. Salmo 101, 14; Lucas 1, 54. A los humildes: Cf. S- 9, 9 s.; 17, 28; 57, 11; 101, 21, etc.

* 5. Salten, etc.: La Vulgata usa el verbo en futuro profético. Cf. nota a Salmo 144, 10. Triclinios: Lechos que servían de asiento en los banquetes. La Liturgia de Todos los Santos (Misa de la vigilia) recuerda este pasaje (Ofertorio) junto con Sabiduría 3, 8 (Introito) que dice: “los santos juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos y reinará su Dios para siempre”. Espadas de dos filos: Cf. versículo 9; Apocalipsis 1, 16; 6, 10; 19, 15; 20, 4. “Es muy de notar este carácter general, social, con que se habla siempre en estos anuncios. No hablan del premio que recibirá el alma de cada uno en la hora de la muerte, sino del triunfo final de Jesús en su segunda Venida, con su Iglesia, después del retorno de Israel.” Cf. versículo 9; Sabiduría 3, 7 y nota; I Corintios 6, 2 y nota; Lucas 19, 17 s.; 22, 29.

* 7. Así también Páramo. Es “el triunfo de Israel sobre sus enemigos paganos” (Callan). El mismo autor observa que la sentencia escrita del versículo 9 es “el decreto sobre la sujeción de los gentiles, que traerá honor a Israel, el pueblo escogido de Dios”. Fillion, por su parte, recuerda aquí que “a pesar de su presente debilidad, el pueblo judío tenía conciencia del papel que le estaba reservado de traer todos los pueblos a la verdadera religión”. Cf. Salmos 95, 3; 101, 16 s. y notas.

* 8. El salmista mira al Mesías como vengador futuro, el que someterá todos los pueblos a su cetro. Cf. Salmo 109, 5 s.; Joel 3, 1 ss.; Isaías 41, 11 ss.: Apocalipsis 2, 27. Es el gran triunfo que nos anuncia San Pablo (I Corintios 15, 25; Hebreos 2, 8) y en el cual tenemos nuestra esperanza también los cristianos que por la fe en Jesucristo compartimos las promesas hechas a Israel (Efesios 2, 11 ss.; Romanos 11, 17).

* 9. La sentencia escrita, es decir, los decretos de la divina justicia (Isaías 10, 2), consignados en los Libros de la Ley y de los Profetas (Deuteronomio 32, 43; Éxodo 23, 22; Isaías 41, 15 ss.; Miqueas 4, 13; Jeremías 25, 15-38). “Es gloria de Israel el ser así ministro de la divina justicia” (Vaccari). Cf. Génesis 27, 29. “Isaías (60, 14) había asistido en espíritu a la restauración de Jerusalén y a la aurora de los tiempos mesiánicos. Su testimonio se une al de nuestro Salmo. Era el anuncio de la victoria de Cristo cantada más tarde por San Juan en los capítulos 12 y 19” (Dom Puniet). Cf. Salmo 95, 3 y nota.