Salmo 149 |
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El cántico nuevo
1*
¡Hallelú Yah!
Cantad a Yahvé el cántico nuevo;
resuenen sus alabanzas
en la reunión de los santos.
2*Alégrese
Israel en su Hacedor,
y los hijos de Sión regocíjense en su Rey.
3Alaben
su Nombre entre danzas;
cántenle al son del tímpano y de la cítara.
4*Porque
Yahvé se deleita en su pueblo;
y ha adornado con el triunfo
a los humildes.
5*Salten
de alegría los santos por tal gloria,
griten de júbilo desde sus triclinios.
6En
su boca vibra el elogio de Dios,
y en sus manos espadas de dos filos,
7*para
tomar venganza de las naciones,
y castigar a los gentiles;
8*para
atar a sus reyes con grillos,
y a sus magnates con esposas de hierro;
9*para
ejecutar en ellos la sentencia escrita.
Gloria es ésta para todos sus santos.
¡Hallelú Yah!
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1. Como hacen notar muchos expositores, este
Salmo es de David y originariamente formaba uno
solo con el precedente y con el siguiente,
clausurando así todo el Salterio con una sublime
doxología que reviste carácter profético, porque
contempla el cumplimiento de todas las promesas
de la Escritura. “Es un himno que se termina en
profecía escatológica... Israel debe alabar y
agradecer con gozo y exultación a Yahvé, su
Creador y su Rey, que en el pasado lo hizo y en
el presente lo restaura después de haberlo
humillado y purificado por las pruebas del
destierro” (Calès). Sobre
la reunión de los santos cf. 5. 1, 5; 67, 27; 88, 5-8; 150, 1.
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2. Vemos aquí el alcance mesiánico de la
profecía: “Cuando Cristo, supremo Juez, dará a
los buenos la vida eterna y a los malos el
castigo que merecen” (Scío). Cf. versículo 9;
Jeremías 23, 5 ss.; 71, 2 ss.; Mateo 25, 31-46.
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4. En su
pueblo: Cf. Salmo 101, 14; Lucas 1, 54.
A los
humildes: Cf. S- 9, 9 s.; 17, 28; 57, 11;
101, 21, etc.
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5. Salten,
etc.: La Vulgata usa el verbo en futuro
profético. Cf. nota a Salmo 144, 10.
Triclinios:
Lechos que servían de asiento en los banquetes.
La Liturgia de Todos los Santos (Misa de la
vigilia) recuerda este pasaje (Ofertorio) junto
con Sabiduría 3, 8 (Introito) que dice: “los
santos juzgarán a las naciones y dominarán a los
pueblos y reinará su Dios para siempre”.
Espadas de
dos filos: Cf. versículo 9; Apocalipsis 1,
16; 6, 10; 19, 15; 20, 4. “Es muy de notar este
carácter general, social, con que se habla
siempre en estos anuncios. No hablan del premio
que recibirá el alma de cada uno en la hora de
la muerte, sino del triunfo final de Jesús en su
segunda Venida, con su Iglesia, después del
retorno de Israel.” Cf. versículo 9; Sabiduría
3, 7 y nota; I Corintios 6, 2 y nota; Lucas 19,
17 s.; 22, 29.
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7. Así también Páramo. Es “el triunfo de Israel
sobre sus enemigos paganos” (Callan). El mismo
autor observa que la sentencia escrita del
versículo 9 es “el decreto sobre la sujeción de
los gentiles, que traerá honor a Israel, el
pueblo escogido de Dios”. Fillion, por su parte,
recuerda aquí que “a pesar de su presente
debilidad, el pueblo judío tenía conciencia del
papel que le estaba reservado de traer todos los
pueblos a la verdadera religión”. Cf. Salmos 95,
3; 101, 16 s. y notas.
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8. El salmista mira al Mesías como vengador
futuro, el que someterá todos los pueblos a su
cetro. Cf. Salmo 109, 5 s.; Joel 3, 1 ss.;
Isaías 41, 11 ss.: Apocalipsis 2, 27. Es el gran
triunfo que nos anuncia San Pablo (I Corintios
15, 25; Hebreos 2, 8) y en el cual tenemos
nuestra esperanza también los cristianos que por
la fe en Jesucristo compartimos las promesas
hechas a Israel (Efesios 2, 11 ss.; Romanos 11,
17).
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9. La
sentencia escrita, es decir, los decretos de
la divina justicia (Isaías 10, 2), consignados
en los Libros de la Ley y de los Profetas
(Deuteronomio 32, 43; Éxodo 23, 22; Isaías 41,
15 ss.; Miqueas 4, 13; Jeremías 25, 15-38). “Es
gloria de Israel el ser así ministro de la
divina justicia” (Vaccari). Cf. Génesis 27, 29.
“Isaías (60, 14) había asistido en espíritu a la
restauración de Jerusalén y a la aurora de los
tiempos mesiánicos. Su testimonio se une al de
nuestro Salmo. Era el anuncio de la victoria de
Cristo cantada más tarde por San Juan en los
capítulos 12 y 19” (Dom Puniet). Cf. Salmo 95, 3
y nota.
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