Salmo 1 |
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Primer Libro de los Salmos
Fruto seguro de la Palabra divina
1*¡Dichoso
el hombre que no sigue
el consejo de los malvados,
ni pone el pie
en el camino de los pecadores,
ni entre los burladores toma asiento,
2mas
tiene su deleite en la Ley del Señor,
y en ella medita día y noche!
3*Es
como un árbol
plantado junto a ríos de agua,
que a su tiempo dará fruto
y cuyas hojas no se marchitan;
todo cuanto hiciere prosperará.
4*No
así los malvados, no así.
Ellos son como paja
que el viento desparrama.
5*Por
eso en el juicio
no estarán en pie los malvados,
ni los pecadores en la reunión de los justos.
6*Porque
el camino de los justos
lo cuida Yahvé,
y el camino de los malvados tiene mal fin.
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1 ss. San Jerónimo llama a este primer Salmo “el
prólogo del Espíritu Santo al Libro de los
Salmos”, porque aquí se traza el camino que
conduce a la felicidad. Esta consiste en seguir
las normas que para ello nos da Dios (véase
Salmo 24, 8 y nota). “No es quizá sin intención
que el libro comienza por esta palabra:
Dichoso.
Todo el Salterio describirá la dicha verdadera e
indicará los caminos que llevan a ella o de ella
nos apartan” (Desnoyers). Véase todo el Salmo
118 y sus notas. Los que no siguen la enseñanza
del Señor no participarán de esta felicidad.
Entre los
burladores: En II Pedro 3, 3, el Apóstol,
como observa Pirot, señala a estos mismos
burladores a propósito de la Parusía del Señor
(cf. versículo 5) e indica como remedio contra
ellos, lo mismo que aquí (versículo 2) el
pensamiento siempre puesto en las palabras de
los profetas y de los apóstoles (II Pedro 3, 2).
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3. Véase Jeremías 17, 8. Nótese la maravillosa
promesa que esto encierra. Al que se siente
incapaz de dar fruto, Dios le asegura aquí la
fecundidad con una sola condición: meditar
constantemente las divinas palabras, las cuales
son más dulces que la miel (Salmo 118, 103) y
nos capacitan para toda obra buena (II Timoteo
3, 16-17).
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4. Como
paja: literalmente, la cascarilla ligera del
trigo: “cuando el buen grano sea separado de la
pajuela. Cf. Mateo 3, 12” (Fillion).
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5. No
estarán en pie: La Vulgata dice:
no
resurgirán. Los LXX:
no
resucitarán. Muchos intérpretes refieren
esto al día del juicio, el gran día de Yahvé,
“cuando se hará el discernimiento definitivo”.
(Cf. Lucas 20, 35; 21, 36; I Corintios 15, 20
ss.; Sabiduría 5, 1; Efesios 6, 13; I
Tesalonicenses 4, 15 ss.
Ni los
pecadores, etc. La separación de los buenos
y de los malos no tendrá lugar hasta el juicio,
“en que aparecerá incontestado el reinado de
Cristo sobre la tierra” (Bover-Cantera). El P.
Ubach observa que
la reunión
de los justos también podría “aludir a la
asamblea de los tiempos mesiánicos (Isaías 65,
8, 25; Malaquías 3, 11, 12 17 y 18), en la cual
los israelitas piadosos, reunidos en Palestina,
habrán de servir a Yahvé fielmente y ser
colmados de sus bendiciones”.
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6. Camino:
“En sentido metafórico se llama «camino» la
conducta o modo de proceder de los hombres. Dios
conoce o atiende con especial benevolencia y
providencia al camino que siguen los justos,
mientras la conducta de los impíos lleva a éstos
a la ruina” (Prado).
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