Iglesia Remanente

Salmo 117

       

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Salmo 117 (118)

Júbilo y acción de gracias por la salvación

1*¡Hallelú Yah!

Alabad a Yahvé porque es bueno,

porque su misericordia

permanece para siempre.

2*Diga ahora la casa de Israel:

“Su misericordia permanece para siempre.”

3Diga la casa de Aarón:

“Su misericordia permanece para siempre.”

4Digan los que temen a Yahvé:

“Su misericordia permanece para siempre.”

 

5*En la estrechez invoqué a Yah;

y Yah me escuchó

y me sacó a la anchura.

6*Yahvé está en mi favor, nada temo.

¿Qué podrá hacerme el hombre?

7Yahvé, mi auxiliador, está conmigo

y miraré (confundidos) a mis enemigos.

8Mejor es acogerse a Yahvé

que confiar en el hombre.

9Mejor es acogerse a Yahvé

que confiar en príncipes.

 

10*Todas las naciones me habían cercado;

en el Nombre de Yahvé las hice pedazos.

11Me envolvieron por todas partes;

en el Nombre de Yahvé las hice pedazos.

12Me rodeaban como abejas,

ardían como fuego de espinas;

en el Nombre de Yahvé las hice pedazos.

13*Empujado, empujado, estuve a punto de caer,

pero Yahvé vino en mi ayuda.

14Mi fuerza y mi valor es Yahvé,

mi Salvador es Él.

 

15*Voz de exultación y de triunfo

en las tiendas de los justos:

“La diestra de Yahvé ha hecho proezas;

16*la diestra de Yahvé se alzó muy alto,

la diestra de Yahvé ha hecho proezas.

17No moriré, sino que viviré;

y publicaré las hazañas de Yahvé.

18*Me castigó Yah, me castigó,

pero no me entregó a la muerte.”

 

19*Abridme las puertas de la justicia,

para que entre por ellas

y dé gracias a Yah.

20Esta es la puerta de Yahvé;

entren los justos por ella.

21Te daré gracias porque me escuchaste

y te has hecho mi Salvador.

22*La piedra que rechazaron los constructores

ha venido a ser la piedra angular.

23Obra de Yahvé es esto,

admirable ante nuestros ojos.

 

24*Este es el día que hizo Yahvé;

alegrémonos por él y celebrémoslo.

25*Sí, oh Yahvé, ¡da la victoria!

Sí, oh Yahvé, ¡da prosperidad!

 

26Bendito el que viene

en el nombre de Yahvé;

desde la casa de Yahvé os bendecimos.

27*Yahvé es Dios y nos ha iluminado.

Ordenad procesión con ramos frondosos

hasta los cuernos del altar.

28*Mi Dios eres Tú y te doy gracias;

Mi Dios eres Tú, quiero alabarte;

29Alabad a Yahvé porque es bueno;

porque su misericordia

permanece para siempre.



* 1. Vemos en Esdras 3, 11 que al echarse los cimientos del segundo Templo, después del cautiverio de Babilonia, “se presentaron los sacerdotes vestidos de sus ornamentos, con las trompetas, y los levitas hijos de Asáf con los címbalos, para cantar las alabanzas de Dios con Salmos de David rey de Israel”, repitiendo las palabras con que empieza y termina este himno litúrgico de gratitud. No estando aún construido el Templo, se deduce que las puertas de que hablan los versículos 19 y 20 tienen en boca del salmista un sentido profético más extenso, el cual se confirma en las citas de los versículos 22 s. y 26, hechas por el mismo Jesucristo y los apóstoles. Se trata, como en el Salmo 101, del misterio del Mesías Salvador y gloria de Israel (Lucas 2, 32; Isaías 61, 1-11). Calès señala en esto, más aún que un sentido típico, “un sentido literal implícito y eminente, en tanto que la aplicación del día del Señor (versículo 24) a las alegrías pascuales sólo pertenece indudablemente a la acomodación litúrgica”.

* 2 ss. Expresiones usadas en el Salmo 113 b, 9-11, denunciando un autor común. Cf. Salmo 106, 2-3 y nota. Diga ahora: Esto es, ahora que el misterio de la misericordia se ha revelado plenamente a Israel (cf. Isaías 59, 20; Romanos 11, 26; Hebreos 8, 8 ss., etc.). La casa de Aarón: Por el cumplimiento de sus promesas a él y a su hijo Eleazar y a sus descendientes (Éxodo 40, 12 s.; Eclesiástico 45, 8 y 19), como Fineés (Números 25, 11-13; Eclesiástico 45, 30; cf. Salmo 105, 30 s.) y Sadoc (Ezequiel 44, 15 y nota). Cf. Jeremías 33, 19-22.

* 5. Me sacó a la anchura: Así también Desnoyers, Calès, etc. (cf. Salmo 17, 20). Como observa el nuevo Salterio Romano, habla aquí Israel (cf. versículo 10) lo mismo que en Salmo 101, 1 ss. (cf. notas). Esto y la gran derrota de las naciones enemigas (versículos 10 ss.), así como la justificación del pueblo (versículos 15 ss.), muestran que se trata aquí de una prosperidad que nunca existió al retorno de Babilonia (cf. Salmo 84, 1 y nota) y que sólo se ve en los Salmos y profecías mesiánicas. Cf. Salmo 106, 3; Isaías 60, 10 ss.; Jeremías 3, 17 ss.; 30, 3; 31, 31 ss.; Ezequiel 37, 23; 39, 25 ss.; Joel 3, 1 ss.

* 6 ss. Nueva y preciosa lección de confianza, dada como fruto de la experiencia secular de Israel (cf. Jeremías 17, 5; Romanos 8, 31; Salmos 91, 6; 93, 11; 115, 2 y notas). San Pablo, escribiendo a los judíos, cita el versículo 6 (Hebreos 13, 6).

* 10 ss. Todas las naciones. Esto, y la gran venganza tomada de ellas en nombre de Dios, muestra que el autor no habla de Babilonia, pues Ciro permitió espontáneamente la salida de los judíos (Esdras 1, 1 ss.); ni menos de los samaritanos que pretendían impedir la reconstrucción del Templo (Esdras capítulos 4-6; Nehemías 6, 16). Las hice pedazos. Otros vierten: las mutilé. El texto dice literalmente: los circuncidé y lo mismo en los versículos 11 y 12. Abejas y fuego de espinas (versículo 12): Vivísimas imágenes del furor de los enemigos de Israel, que Dios desbaratará terriblemente.

* 13 s. Cf. Isaías 41, 11 ss.; Ezequiel 38, 17-23; Joel 3, 9-21, etc. A punto de caer: Cf. versículo 18; Salmo 65, 9 y 20; Romanos 11, 11. Mi Salvador es Él (versículo 14): Confesión que recuerda Éxodo 15, 2 y se repite en versículo 21 (cf. versículo 26; Oseas 3, 5; Zacarías 12, 8-10; Juan 19, 37). “Es todo Israel quien habla, pues es el Israel todo entero que acaba de beneficiar de la salvación” (Dom Funiet).

* 15 s. De los justos: Se refiere a los israelitas (Callan). No se trata de la parte de los tabernáculos o tiendas sino que son los justos, amigos de Yahvé, quienes se alegran de su triunfo (Fillion, Desnoyers, etc.) y pronuncian el cántico de los versículos 16 ss., que trae afectos visiblemente inspirados en el Cántico de Moisés.

* 16 s. Se alzó, como en Éxodo 15, 6 y no: me levantó, como algunos vierten según los LXX. Muy alto: El texto indica exaltación común.

* 18. Literalmente: Castigando me castigó, repetición que es en hebreo un superlativo de intensidad. “Ahora comprenden los israelitas cómo el propósito divino en sus sufrimientos fue su purificación, no su destrucción” (Callan). Cf. Isaías 40, 2; 61, 7; Jeremías 16, 18; 30, 11. Esta verdad, proclamada por Israel y también aplicable a cada hombre, es lo que el adagio popular expresa diciendo que Dios aprieta pero no ahoga (véase Hebreos 12, 1-8).

* 19 ss. Este pasaje, que suele presentarse dialogado para indicar su uso litúrgico en Israel, tiene su correspondiente en el himno de agradecimiento que según Isaías se cantará en el día en que Yahvé preparará el gran festín en Sión (Isaías 25, 6 ss.). Entonces, proclamando como aquí a Dios Salvador de Israel, y gozándose y alegrándose en tan gran día como aquí en el versículo 24 (Isaías 25, 9, texto hebreo), se dirá también: “Abrid las puertas y entre el pueblo justo, etc.” (Isaías 26, 2). Las puertas de la justicia que viene de Cristo (Romanos 3, 26; cf. 3, 9), y no de la justicia propia que ellos buscaban según la Ley (Romanos 9, 30-33), serán abiertas entonces a los judíos gozosos y arrepentidos, para los cuales Cristo habrá sido piedra de tropiezo (véase el versículo 22), como lo muestra allí San Pablo (Romanos 9, 33) citando a Isaías (cf. Isaías 8, 14; 28, 16; Lucas 20, 18; Hechos 4, 11; I Pedro 2, 6). Sobre esa puerta y camino santo (nombres que se da el mismo Cristo en Juan 10, 9 y 14. 6), cf. Apocalipsis 21, 27; 22, 14; Isaías 35, 8; 62, 10; Salmo 99, 4.

* 22 s. Véase la nota precedente. “El pueblo de Israel, rechazado y pisoteado por las grandes naciones, está elegido por Dios para que sea piedra angular del reino mesiánico. En sentido más alto aun, Cristo lo dice de sí mismo (Mateo 21, 42-44; Marcos 12, 10; Lucas 20, 17; cf. Hechos 4, 11; Efesios 2, 20 s.; I Pedro 2, 7)” (Salterio Romano). En esa parábola de los malos viñadores, Jesús recuerda a su propio pueblo este pasaje, como un argumento ad hominem, para anunciarles la vocación de los gentiles a causa de la incredulidad de Israel (Romanos 11, 30; Deuteronomio 9, 5; 32, 21 citado por Romanos 10, 19). San Pablo formula sobre esto una grave advertencia también a nosotros los gentiles en Romanos 11, 17 ss. Cf. Isaías 28, 16 y nota.

* 24. Este gran día, que en sentido acomodaticio se aplica a la Pascua, como observan los comentadores (cf. versículo 1 y nota), es el día del Señor, glorioso para su pueblo y terrible para sus enemigos (cf. Ezequiel 30, 3 y nota; Isaías 11, 11; 13, 6; Jeremías 46, 10; Sofonías 2, 2 s.; Malaquías 4, 5). Alegrémonos, etc. Es lo que se dice en Isaías 25, 9 (cf. versículo 19 y nota); y en Apocalipsis 19, 7.

* 25 s. Esta exclamación es en hebreo el Hosanna que el pueblo judío gritó con júbilo el Domingo de Ramos, único día en que fue reconocido el “Cristo Príncipe” (Mateo 21, 9 y nota). Cf. Daniel 9, 25; Jeremías 31, 7. Bendito el que viene (versículo 26): Es la célebre aclamación mesiánica (en hebreo Baruj ha-ba). Véase Juan 11, 25 y nota sobre “El que viene” (en griego “ho erjómenos”). Después de haber recibido Jesús esta aclamación en aquel día, según lo refieren con distintos matices los cuatro Evangelistas (Mateo 21, 9; Marcos 11, 10; Lucas 19, 38; Juan 12, 13), Jesús anunció, al final de su último discurso en el Templo (Mateo 23, 39), que estas mismas palabras serían la señal el día de su triunfo definitivo. Entonces se volverán a Aquel a quien traspasaron, como dice San Juan (19, 37), citando a Zacarías 12, 10 (cf. Deuteronomio 4, 30; Salmo 101, 29 y nota). Comentando el pasaje en que Jesús aplica así este versículo, dice Fillion que con estas palabras “terminaba el ministerio propiamente dicho de nuestro Señor. Él mismo iba a morir y aquellos a quienes se dirigía entonces no debían volver a verlo sino ni fin de los tiempos. En efecto, las palabras “hasta que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor” se refieren, según los mejores intérpretes, al Retorno de Jesucristo al fin del mundo, como juez soberano y a la conversión de los judíos, que tendrá lujar en esa época. Cf. Romanos 11, 25 ss. Reconociendo en Él a su Redentor, lo aclamarán entonces con la aclamación mesiánica: Bendito el que viene… Cf. Salmo 117, 26. Véase Mateo 23, 39 y nota.

* 27. Nos ha iluminado: “Tras la negra noche de la calamidad, Dios ha mostrado a su pueblo la luz de su favor (Callan). Cf. Salmo 96, 11; II Corintios 3, 14-16 y notas. Hasta los cuernos: Porque el altar de los perfumes tenía un cuerno en cada ángulo. Hasta allí había llegado el pecado de Judá (Jeremías 17, 1), y hasta allí llega ahora con júbilo el fiel cortejo, que recuerda el de Salmo 67, 25 ss.

* 28 s. Con alabanza semejante a la de Salmo 98, 5 y la repetición del versículo 1 termina solemnemente la serie del Hallel, comenzada con el Salmo 112.