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EL
REINADO DE SALOMÓN
Salomón, lo mismo que David,
aparece en los libros de las Crónicas con rasgos
fuertemente idealizados. No se menciona nada que pueda
empañar su gloria, ni la eliminación de sus rivales al
comienzo de su reinado, ni el lujo y la fastuosidad de
su corte, ni su despotismo, ni la actitud tolerante
frente a los cultos paganos de sus esposas. El primer
acto de Salomón como rey es la visita al santuario de
Gabaón, donde recibe el don de la sabiduría -el don real
por excelencia- que es el fundamento de su grandeza.
Según el Cronista,
Salomón fue elegido para construir el Templo de
Jerusalén, conforme a las minuciosas instrucciones
recibidas de su padre David. (1 Crón. 28. 10). Con la
Dedicación del Templo, queda completado el conjunto de
las instituciones destinadas a realizar el reinado de
Dios en Israel, la Ley, la dinastía davídica y el único
Santuario elegido por el Señor como lugar de culto
legítimo. Reunida alrededor del Templo y bajo la guía de
sus sacerdotes y levitas, la comunidad de Israel debe
consagrarse al culto del verdadero Dios y a la
observancia de la Ley. Así podrá esperar confiadamente
que se cumplan las promesas divinas hechas a David.
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