Libro
Segundo de Samuel
Los dos libros de Samuel son en realidad
un solo libro que se ha dividido en dos partes. Éstos
continuán la narración histórica donde la dejó el libro de
los Jueces, dado que el tono, el estilo y el tipo de relatos
son muy similares. De hecho, Samuel y sus hijos son
presentados como los últimos jueces de Israel.
El capítulo 12 de 1 Sm sirve ya de transición a otro tipo de
textos y materiales. Comienza la historia de la monarquía
primero con Saúl y después con David, figura que ocupará lo
que queda del primer libro y de todo el segundo. La
distribución de los dos libros es la siguiente:
*Samuel (1Sm 1-8):
-Nacimiento y vocación (1Sm 1-3).
-Tradiciones sobre el arca (1Sm 4-6).
-Samuel, juez (1Sm 7-8).
*Samuel y Saúl (1Sm 9-15):
-Nace la monarquía (1Sm 9-12).
-Saúl, rey (1Sm 13-15).
*Saúl y David (1Sm 16-2Sm 1).
*David (2Sm 2-8):
-Historia de la Llegada de David al trono (2Sm 2,1-5,5).
-David, rey (2Sm 5,6-8,18).
*Historia de la sucesión de David (2Sm 9-20; 1Re 1-2).
*Apéndices (2Sm 21-24).
Es una obra importante, porque se ocupa de un momento
crucial en la historia de Israel, el del nacimiento de la
nación y el del nacimiento de la monarquía, que fueron
simultáneos. Por primera vez todos los grupos trabales se
unen en una sola entidad política y religiosa bajo el Rey
David, el rey modelo, el rey ideal, iniciador de una
dinastía secular que gobernará en Jerusalén hasta el siglo
VI a.C. La ciudad y el reino fueron conquistados y
destruidos por los babilonios en el año 587 a.C.
Esta obra (1-2 Sm) forma parte del cuerpo de narraciones que
constituyen la Historia Deuteronomista (cf. la Introducción
a los Libros Históricos). Aunque en estos dos libros se note
menos, la teología deuteronomista de la Alianza colorea
todas sus páginas, en las que, como sucedía en los libros de
Josué y Jueces, se han recogido materiales antiguos, algunos
de ellos provenientes quizá de una época muy cercana a los
hechos descritos. Esto hace que la obra, redactada
definitivamente mucho después de esos hechos, posea en
líneas generales una gran verosimilitud histórica a la hora
de reconstruir los inicios de la realeza y de la nación de
Israel.
Desde el punto de vista teológico, David, la figura central,
es considerado el prototipo de gobernante fiel a la Voluntad
de Dios. Dios lo acompaña en todas sus empresas, lo hace
reinar en Jerusalén, ciudad de David y de Yahvé, ciudad
santa porque el rey trasladó a ella el Arca de la Alianza,
símbolo antiguo de la presencia de Dios en medio de su
pueblo, y le promete una dinastía permanente y estable por
boca de Natán (2 Sm 7). Con arreglo a la figura de David así
idealizada serán juzgados en los libros siguientes todos los
demás reyes de Israel empezando por Salomón, su hijo y
sucesor.
El binomio indivisible David-Jerusalén (Sión), con sus
características esenciales de elección por Dios, carácter
sagrado y permanencia eterna, constituirá desde ahora un
elemento fundamental de la teología del Antiguo Testamento
que atraviesa el resto de los libros históricos, los
profetas y muchos salmos, y va a desembocar en el Nuevo
Testamento con las ideas del Mesías, el hijo de David, el
Reino de Dios, la ciudad santa, etc.
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