LA PRIMERA MISIÓN DE NEHEMÍAS
Hacia mediados del siglo V a. C., la rivalidad entre
judíos y samaritanos alcanza un alto grado de tensión.
La comunidad judía trata de reconstruir los muros de
Jerusalén, pero sus vecinos denuncian ese intento como
una maniobra subversiva (Esd. 4. 6-23). En estas
difíciles circunstancias interviene Nehemías, un
exiliado judío que llegó a ocupar un cargo de
responsabilidad en la corte del rey de Persia.
En el año 445, Nehemías obtiene de Artajerjes I poderes
especiales y algunas franquicias para ir a Jerusalén y
reconstruir los muros de la ciudad en ruinas. Su
indomable tenacídad le permitió triunfar allí donde
otros habían fracasado. Una vez restauradas las
murallas, Nehemías toma las precauciones necesarias para
asegurar la custodia de la ciudad. Pero a los peligros
exteriores se suman los conflictos internos. Hay mucha
pobreza, escasean los alimentos y los prestamistas se
aprovechan de la situación. Nehemías actúa con decisión
para restablecer la justicia social, y él mismo da un
ejemplo de generosidad.
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