Miqueas |
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La
Sagrada Escritura conoce dos profetas que llevan el nombre
de Miqueas o Mica; uno que vivió en el reino de Israel (III
Reyes 22, 8 ss.) en tiempos del rey Acab (813-854), y otro
que profetizó en el reino de Judá (Jeremías 26, 18),
reinando Joatam (138-136), Acaz (136-121) y Exequias
(721-693). Este segundo nos dejó el presente libro. De su
vida solamente sabemos que era oriundo de Morasti (Moréset),
pequeño lugar situado cerca de Eleuterópolis (hoy Beit
Dschibrin) al suroeste de Jerusalén. La Iglesia lo venera
como mártir y celebra su fiesta el 15 de enero.
El
marco histórico en que se encuadra la actividad de Miqueas
es determinado por los tres reyes mencionados en 1, 1:
apogeo de Judá bajo Joatam; humillación e invasiones
enemigas en el reinado de Acaz y Ezequías; idolatría y
vicios que provocaron la restauración del culto por este
santo rey.
El
libro se compone de tres discursos. El primero (capítulos
1-2) se dirige contra los reinos de Israel y Judá, a los
cuales predice la ruina, pero también el regreso del
cautiverio y la erección del reino mesiánico. El segundo
discurso (capítulos 3-5) trae amenazas contra los príncipes
y jueces, contra falsos profetas y malos sacerdotes, contra
Sión y el Templo, el cual será destruido en castigo de las
maldades, pero al mismo tiempo promete felicidad futura,
gloria para Jerusalén como centro de todos los pueblos, la
restauración del reino de David y la venida del Mesías que
nacerá en Belén. El tercer discurso (capítulos 6-1) contiene
exhortaciones al arrepentimiento, anuncia el perdón y
muestra el camino de la salvación. Concluye el Libro con un
himno rebosante de promesas y de esperanzas.
Miqueas se distingue por la belleza y sublimidad de su
lenguaje, que es “terrible, desnudo y audaz en las
conminaciones (3, 12), elevado y grandioso en las promesas
(4, 1 ss.; 5, 1 ss.), tierno y patético en sus quejas y
lamentos (6, 1 ss.)”. Tiene mucha semejanza con su
contemporáneo Isaías, junto con el cual Miqueas inaugura el
siglo de oro de la literatura hebrea.
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