| 2 Samuel 15 | 
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| 22 | 23 | 24 | 
					
					
					Rebelión de Absalón
					
					1Después 
					de esto Absalón se procuró una carroza y caballos, y 
					cincuenta hombres corrían delante de él. 2Levantándose 
					Absalón muy temprano se colocaba junto al camino que llevaba 
					a la puerta; y cuando alguno que tenía un pleito venía a 
					juicio ante el rey, Absalón le llamaba y le decía: “¿De qué 
					ciudad eres tú?”, y cuando éste contestaba: “De tal o cual 
					tribu de Israel es tu siervo”, 3le respondía 
					Absalón: “Mira, tu causa es buena y justa; pero no hay quien 
					te oiga de parte del rey.” 4Y solía agregar 
					Absalón: “¡Quién me constituyera juez en el país, para que 
					todo hombre que tiene algún pleito o algún negocio viniese a 
					mí! ¡Yo le haría justicia!” 5Y cuando alguno se 
					acercaba para postrarse ante él, le tendía la mano, y 
					asiéndole le besaba. 6Así hacía Absalón con todo 
					Israel que venía a juicio ante el rey; con lo cual Absalón 
					robó el corazón de los hombres de Israel. 
					7*Al 
					cabo de cuatro años, dijo Absalón al rey: “Permíteme que 
					vaya a cumplir en Hebrón el voto que tengo hecho a Yahvé.
					8Pues estando tu siervo en Gesur, en Siria, hizo 
					un voto diciendo: ‘Si Yahvé me restituyere a Jerusalén, 
					serviré a Yahvé’.” 9El rey le dijo: “Vete en 
					paz.” Se levantó y marchó a Hebrón. 10Entonces 
					Absalón envió mensajeros por todas las tribus de Israel, 
					diciendo: “Cuando oyereis el sonido de la trompeta, decid: « 
					¡Absalón es rey en Hebrón!»” 11Con Absalón fueron 
					doscientos hombres de Jerusalén que el había convidado; mas 
					iban con sencillez de corazón, sin tener conocimiento de 
					nada. 12Mientras Absalón ofrecía los sacrificios, 
					envió también a llamar de Gilo, su ciudad, a Aquitófel, 
					gilonita, consejero de David. Era fuerte la conspiración, y 
					el pueblo que estaba con Absalón iba cada vez más en 
					aumento. 
					
					David huye de Jerusalén
					
					13Llegó 
					a David un mensajero que dijo: “Los corazones de los hombres 
					de Israel se han adherido a Absalón.” 14*Dijo 
					entonces David a todos sus siervos que estaban con él en 
					Jerusalén: « ¡Levantaos y huyamos!, de lo contrario no 
					podemos escapar a las manos de Absalón. ¡Daos prisa a salir, 
					no sea que él, apresurándose, nos alcance y arroje sobre 
					nosotros el mal y pase la ciudad a filo de espada!» 15Los 
					siervos del rey le respondieron: “He aquí a tus siervos, 
					dispuestos a cuanto dispusiere el rey, nuestro señor.” 
					16Salió, pues, el rey y toda su familia en pos de él. 
					El rey dejó sólo diez mujeres secundarias para guardar la 
					casa. 17Salido que hubo el rey, con toda la gente 
					en pos de él, se paró cerca de una casa alejada. 18*Entonces 
					todos sus siervos desfilaron junto a él. Todos los cerneos, 
					todos los feleteos y todos los geteos —seiscientos hombres 
					que tras él habían venido de Gat— desfilaban por delante del 
					rey. 
					
					Fidelidad de Etai
					
					19Dijo 
					el rey a Etai, el geteo: “¿Por qué vas tú también con 
					nosotros? Vuelve y quédate con el rey; pues eres extranjero 
					y desterrado también de tu patria. 20Ayer 
					llegaste, ¿y hoy te hago ir vagando con nosotros cuando yo 
					mismo no sé adónde voy? Vuelve, pues, y lleva contigo a tus 
					hermanos. La misericordia y la fidelidad
					(de Dios) sean 
					contigo.” 21*Etai 
					respondió al rey, diciendo: “¡Vive Yahvé, y vive mi señor el 
					rey, que dondequiera que esté mi señor el rey; sea para 
					muerte, sea para vida, allí estará también tu siervo!” 
					22Dijo entonces David a Etai: “Ve, pues, y pasa 
					adelante.” Y Etai, el geteo, pasó adelante con todos sus 
					hombres y todos los niños que le acompañaban. 23*Todo 
					el país lloraba en alta voz mientras toda esa gente pasaba. 
					Luego el rey y toda la gente atravesaron el Cedrón y se 
					encaminaron hacia el desierto. 24Y he aquí que 
					iba también Sadoc, y con él todos los levitas, que llevaban 
					el Arca de la Alianza de Dios. Y depusieron el Arca de Dios 
					mientras Abiatar ofrecía sacrificios hasta que toda la gente 
					hubo salido de la ciudad. 
					El 
					arca vuelve a Jerusalén
					
					25*Entonces 
					dijo el rey a Sadoc: “Vuelve a llevar el Arca de Dios a la 
					ciudad. Si yo hallare gracia a los ojos de Yahvé, Él me 
					volverá a traer y me dejará ver el Arca y su Tabernáculo.
					26Mas si Él dijere: «No me complazco en ti», heme 
					aquí, haga Él conmigo como mejor le parezca.” 27Dijo 
					además el rey al sacerdote Sadoc: “¿No eres tú vidente? 
					Vuelve, pues, en paz, a la ciudad, juntamente con vuestros 
					dos hijos: Aquimaas, tu hijo, y Jonatán, hijo de Abiatar.
					28Mira que yo esperaré en los vados del desierto, 
					hasta que venga de vuestra parte una noticia informadora.”
					29Así, pues, Sadoc y Abiatar llevaron el Arca de 
					Dios a Jerusalén y se quedaron allí. 
					30*Subía 
					David la cuesta (del 
					Monte) de los Olivos; subía llorando, cubierta la cabeza 
					y caminando descalzo. También toda la gente que le 
					acompañaba tenía cubierta la cabeza, y subían llorando. 
					31Se le dijo a David: “Aquitófel está entre los 
					conspiradores con Absalón.” “Oh Yahvé, exclamó entonces 
					David, te ruego, que vuelvas insensato el consejo de 
					Aquitófel.” 
					32*Cuando 
					David llegó a la cumbre donde solía adorar a Dios, he aquí 
					que se le presentó Cusai, arquita, rasgados los vestidos y 
					con tierra sobre su cabeza. 33David le dijo: “Si 
					me acompañas, serás para mí una carga; 34pero si 
					te vuelves a la ciudad y dices a Absalón: «Quiero ser siervo 
					tuyo, oh rey. Antes he sido siervo de tu padre, mas ahora 
					seré tu siervo», me podrás desconcertar el consejo de 
					Aquitófel. 35Tienes allí contigo a los sacerdotes 
					Sadoc y Abiatar. Todo lo que sepas de la casa del rey, se lo 
					comunicarás a los sacerdotes Sadoc y Abiatar. 36Ellos 
					tienen allí consigo a sus dos hijos, Aquimaas, hijo de 
					Sadoc, y Jonatán, hijo de Abiatar; por medio de ellos 
					podréis informarme de todo lo que lleguéis a oír.” 37Volvió, 
					pues, Cusai, amigo de David, a la ciudad al mismo tiempo que 
					Absalón hacía su entrada en Jerusalén.  
					 
							
							
							
							
							* 
							7. Al cabo de 
							cuatro años, es decir, cuatro años después del 
							regreso de Absalón; Vulgata:
							cuarenta años; 
							Flavio Josefo: 
							dos años. Hebrón, donde nació Absalón y David 
							fue proclamado rey, ciudad de los patriarcas y 
							primera residencia del rey David, muy apropiada para 
							cumplir votos al Señor. Absalón no se avergüenza de 
							ponerse la máscara de piedad para engañar a su 
							padre. En el capítulo 18 veremos su desastroso fin. 
							
							
							
							
							* 
							14. David, perseguido, prefiere no resistir al mal. 
							Véase 16, 10 ss. En esto aparece como figura de 
							Cristo (cf. Mateo 5, 39; 26, 52-54). 
							
							
							
							
							* 
							18. Los 
							cereteos y feleteos, es decir, cretenses y 
							filisteos, eran la guardia personal del rey (véase I 
							Reyes 30, 14 y nota; II Reyes 8, 18). David los 
							conoció cuando, perseguido por Saúl, estaba con los 
							filisteos. Gat 
							(o Get) es aquella ciudad filistea, en la cual David 
							se había refugiado (I Reyes caps. 21 y 27). De ahí 
							el nombre de geteos. 
							
							
							
							
							* 
							21. La fidelidad con que el oficial filisteo 
							responde a la magnanimidad de David, vale tanto más 
							cuanto que los propios hijos habían abandonado al 
							rey. El mismo caso ocurrirá cuando los gentiles 
							abracen la religión de Cristo mientras “los hijos 
							del reino”, los judíos, lo desechan (Mateo 8, 12). 
							
							
							
							
							* 
							23. Hacia el 
							desierto: a Jericó y al Jordán, atravesando el 
							norte del desierto de Judá. 
							
							
							
							
							* 
							25. Esta orden de volver el Arca de Dios a la 
							ciudad, es muy significativa. “El piadoso rey no 
							quiere que el trono terrestre de Yahvé comparta con 
							él las humillaciones. Las palabras que siguen, 
							revelan una admirable sumisión a los decretos de 
							Dios, sean ellos cuales fueren, y la confianza más 
							completa” (Fillion). 
							
							
							
							
							* 
							30. La salida de David de la ingrata ciudad, y su 
							subida al monte de los Olivos para adorar y llorar, 
							es una imagen profética de lo que hizo Jesucristo el 
							Jueves Santo. David es aquí imagen de Jesucristo, el 
							verdadero David. Entristecido y humillado pasa el 
							rey el Cedrón (versículo 23) y sube a aquel monte en 
							que Cristo recibirá con perfecta sumisión el cáliz 
							que el Padre le tiene preparado (Mateo 26, 30 ss.; 
							Juan 18, 1 ss.). Cf. Salmo 109, 7. 
							
							
							
							
							* 
							32. Arquita, 
							o sea, oriundo del pueblo de Arac, situado al norte 
							de Jerusalén, cerca de Betel. 
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