Salmo 80 |
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Para la fiesta de los Tabernáculos
1*Al maestro de coro. Por el tono de Hagghittoth (los lagares). De Asaf.
2Regocijémonos
delante de Dios,
nuestro Auxiliador;
aclamad con júbilo al Dios de Jacob.
3Entonad
himnos al son del címbalo,
la cítara armoniosa y el salterio.
4*Tocad
la trompeta en el novilunio
y en el plenilunio, nuestro día de fiesta.
5*Porque
ésta es ley en Israel,
prescripción del Dios de Jacob.
6*Como
rito recordatorio,
la impuso Él a José,
cuando salió (Él)
contra la tierra de Egipto.
Oyó entonces
(este) lenguaje
nunca escuchado:
7*
“Libré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron los cestos.
8*En
la tribulación me llamaste,
y Yo te saqué;
te respondí escondido en la nube tempestuosa,
te probé en las aguas de Meribá.
9*Oye,
pueblo mío, quiero amonestarte.
¡Ojalá me escucharas, oh Israel!
10*No
haya en ti ningún otro Dios;
no te encorves ante un dios ajeno.
11Soy
Yo Yahvé el Dios tuyo,
que te saqué de la tierra de Egipto.
Abre bien tu boca, y Yo la llenaré.
12*Pero
mi pueblo no escuchó mi voz,
e Israel no me obedeció.
13*Por
eso los entregué
a la dureza de su corazón:
a que anduvieran según sus apetitos.
14*
¡Ah, si mi pueblo me oyera!
¡Si Israel siguiera mis caminos!
15Cuán
pronto humillaría Yo a sus enemigos,
y extendería mi mano
contra sus adversarios.
16*Los
que odian a Dios
le rendirían homenaje,
y su destino estaría fijado para siempre.
17*Yo
le daría a comer la flor del trigo
y lo saciaría con miel de la peña.”
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1. Acerca de la nota
por el tono... los lagares, véase Salmo 8, 1 y nota. El rebosante
júbilo de este Salmo manifiesta su carácter de
himno recordatorio de las grandes maravillas de
la salida de Egipto, aludiendo a la fiesta de
los Tabernáculos (cf. Números 29, 12 y nota) y
otras (cf. versículo 4 y nota), pues se entiende
aquí todo el periodo del Éxodo que suele
llamarse “día de la salida de Egipto” (Jeremías
7, 22 s.). Su fin es además didáctico: enseñar
la fidelidad para con el Señor que ha colmado de
bienes a su pueblo.
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4.
Novilunio: “La luna señala los días
festivos... de ella ha tomado nombre el mes”
(Eclesiástico 49, 7 s.). Cf. Salmo 103, 19 y
nota. Aquí significa el primero del mes de
Tischri, que se celebraba con solemnidad
especial por ser el comienzo del año nuevo, y se
llamaba Fiesta de las Trompetas (Números 29, 1;
10, 10; Levítico 23, 23-26). He aquí un punto de
gran interés para la reforma del calendario,
pues fue establecido por Dios (versículo 5).
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5 s.
Israel, Jacob y José: Parecen usarse aquí
como sinónimos para significar a todo el pueblo
de Israel. Cf. Salmo 79, 1 s. y notas.
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6 ss. No se trata de que Israel oyese entonces
la ignorada lengua egipcia. Es el salmista
quien, hasta el fin del Salmo, va a trasmitir a
su pueblo, como una profecía, la voz de Dios que
él escuchó.
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7. Libré:
Es Dios quien habla y el salmista lo refiere;
por eso se menciona al pueblo en tercera
persona. Recuerda la servidumbre de Egipto,
donde tenían que hacer trabajos propios de
esclavos (Éxodo 1, 8-14; 2, 23-25).
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8. Desde aquí hasta el final habla Dios
directamente a su pueblo por boca del salmista.
La nube tempestuosa alude a la aparición de Dios
en el monte Sinaí (Éxodo 19, 9), Las aguas de
Meribá (o de la contradicción): así se llama la
célebre estación del desierto donde murmuraron
los israelitas contra Dios por falta de agua
(Éxodo 17, 1-7). Allí mismo fue donde Moisés
incurrió en la única sanción de Dios que mereció
en su santa vida (Números 20, 2-13), por culpa
que el mismo Yahvé imputa al pueblo (Salmo 105,
32).
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9. Admiremos la suavidad paternal de Dios:
pudiendo mandar, suplica, y sólo impone
preceptos para nuestro bien (cf. Salmos 24, 8;
48, 1; 77, 1; 94, 8 y notas).
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10 s. Es el primer mandamiento (Éxodo 20, 3).
“Abre bien
tu boca” (versículo 11): Tan asombrosa
benevolencia no puede sorprender de parte de un
Padre para con sus hijos. Pero es necesario
abrir bien la boca: desear, tener hambre,
ponerse en estado de recibir. ¡Sólo pierde los
dones de Dios el que los desprecia! (cf. Lucas
1, 53; Salmo 33, 11; Mateo 5, 6; Juan 4, 10;
Salmo 32, 22, etc.). Israel cayó porque no tuvo
esa hambre de las cosas de Dios y su apetito se
abrió más al plato de lentejas de los paganos
que a los privilegios de la primogenitura que Él
le había dado (versículo 13 y nota).
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12. Meditemos en la infinita amargura de este
lamento divino. Es el mismo de Jesús en Juan 5,
40.
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13. ¡No hay peor castigo que esa libertad que
con tanto ahínco defendemos! (cf. Hechos 14,
15). El Señor los dejaba entregarse a sus vicios
y concupiscencias como los paganos, cuyos
“gimnasios” imitaron (I Macabeos 1, 15 s.; II
Macabeos 4, 9 ss. y notas), de manera que
cosechasen frutos muy amargos (Romanos 1, 28).
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14 ss. Este anhelo y estas promesas que Dios
formuló a Israel “muchas veces y de muchas
maneras por los profetas” las repitió
últimamente “por su Hijo, a quien constituyó
heredero de todo” (Hebreos 1, 1 y 2; Romanos 15,
8). Su desprecio y rechazo fue lo que hizo
llorar a Cristo sobre Jerusalén porque ella no
había conocido el tiempo de su visita (Lucas 19,
41-44; cf. Mateo 23, 39). Y todavía los
apóstoles volvieron a reiterarle ese llamado
(Lucas 13, 6 y nota): véase el gran discurso de
San Pedro dirigido a Israel (Hechos 2, 12-26 y
notas).
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16. Los enemigos se someterían al Dios de Israel
y entonces el pueblo escogido viviría para
siempre en una paz y felicidad maravillosas.
Trasciende aquí el reino mesiánico. Cf. Baruc 3,
13; Salmo 71, 7 y nota.
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17. En sentido figurado, la Liturgia aplica al
Pan eucarístico las palabras sobre la flor de
trigo y pone este versículo en el Introito que
se reza en la Misa del Santísimo Sacramento
(Corpus Christi). Cf. Salmo 147, 3.
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