Salmo 63 |
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* (Alef 1-8) (Bet 9-16) (Guimel 17-24) (Dalet 25-32) (He 33-40) (Vau 41-48) (Zain 49-56) (Het 57-64) (Tet 65-72) (Yod 73-80) (Caf 81-88) (Lamed 89-96) (Mem 97-104) (Nun 105-112) (Samec 113-120) (Ayin 121-128) (Pe 129-136) (Sade 137-144) (Qof 145-152) (Resch 153-160) (Sin 161-168) (Tau 169-176)
Dios frustra los ardides
1Al maestro de coro. Salmo de David.
2*Oye,
oh Dios, mi voz en esta queja;
libra mi vida del enemigo aterrador.
3Ampárame
contra la conspiración
de los malvados;
contra la turba de los malhechores,
4*que
aguzan su lengua como espada,
y lanzan su saeta: la palabra venenosa,
5para
herir a escondidas al inocente;
para alcanzarlo de improviso, a mansalva.
6*Afirmados
resueltamente
en sus perversos designios,
se conciertan
para tender sus lazos ocultos,
diciendo: “¿Quién nos verá?”
7*Fraguados
los planes dolosos (dicen):
“El golpe está bien preparado,
procedamos.”
¡Profundo es el pensamiento
y el corazón del hombre!
8*Pero
Dios les manda una saeta,
quedan heridos de improviso;
9su
propia lengua los arruina,
y cuantos los miran menean la cabeza.
10*Entonces
todos temerán
y proclamarán la obra de Dios,
y reconocerán que es cosa suya.
11Entretanto
el justo se alegrará en Yahvé
y en Él confiará;
y se gloriarán todos los de corazón recto.
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2 ss. David, en medio de sus calumniadores,
aguardaba humildemente la mano auxiliadora de
Dios, como tipo y figura de Jesucristo, el
Cordero de Dios.
Libra mi
vida: Los LXX vierten:
libra mi
alma, lo cual significaría, no solamente:
defiéndeme, sino también: dame fortaleza para
que no tema aun cuando me amenacen.
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4 s. Las lenguas malignas
(espadas y saetas) tratan
de socavar la buena fama del rey. Véase Salmo
56, 5 y nota.
A mansalva
(versículo 5): Otros vierten:
sin temor;
la Siríaca:
sin ser
vistos.
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6. ¿Quién
nos verá? Es la falaz confianza de todo
malhechor. Pero Jesús nos dijo que nada quedará
oculto (Lucas 12, 2s.).
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7. El texto es oscuro y de diversa
interpretación. Lo hemos vertido, como Calès, en
la forma que nos parece más adecuada al
contexto, con el sentido, intensamente
dramático, de un elogio al hombre, cosa muy
propia de los malhechores. Otros prefieren
presentarlo como una reflexión del Salmista:
“¡Oscuro abismo es el corazón del hombre!” San
Agustín lo aplica, según la Vulgata, a los
cálculos fallidos de los enemigos de Jesús, que
creyeron impedir su Resurrección poniendo
guardias en el sepulcro (Mateo 27, 62 ss.).
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8. Les
manda, etc.: Así el nuevo Salterio Romano.
Otros usan el futuro.
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10 s. Este final en que la súbita caída de los
calumniadores servirá de escarmiento a todos, no
es por cierto lo que ocurre actualmente en la
vida ordinaria, y además contrasta con el
resultado que tendrán las plagas del Apocalipsis
(Apocalipsis 9, 20 s.; 16, 9 ss.). De ahí que es
de pensar que, más allá del caso personal del
salmista, se proyecta aquí la luz “del juicio
mesiánico y del juicio escatológico” (Calès).
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