Salmo 2 |
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* (Alef 1-8) (Bet 9-16) (Guimel 17-24) (Dalet 25-32) (He 33-40) (Vau 41-48) (Zain 49-56) (Het 57-64) (Tet 65-72) (Yod 73-80) (Caf 81-88) (Lamed 89-96) (Mem 97-104) (Nun 105-112) (Samec 113-120) (Ayin 121-128) (Pe 129-136) (Sade 137-144) (Qof 145-152) (Resch 153-160) (Sin 161-168) (Tau 169-176)
Triunfo del Mesías Rey
1*¿Por
qué se amotinan las gentes,
y las naciones traman vanos proyectos?
2*Se
han levantado los reyes de la tierra,
y a una se confabulan los príncipes
contra Yahvé y contra su Ungido.
3*
“Rompamos (dicen)
sus coyundas,
y arrojemos lejos de nosotros sus ataduras.”
4El
que habita en los cielos ríe,
el Señor se burla de ellos.
5*A
su tiempo les hablará en su ira,
y en su indignación los aterrará:
6*
“Pues bien, soy Yo
quien he constituido a mi Rey
sobre Sión, mi santo monte.”
7*¡Yo
promulgaré ese decreto de Yahvé!
Él me ha dicho: “Tú eres mi Hijo,
Yo mismo te he engendrado en este día.
8Pídeme
y te daré en herencia las naciones,
y en posesión tuya los confines de la tierra,
9*Con
cetro de hierro los gobernarás,
los harás pedazos como a un vaso de alfarero.”
10*Ahora,
pues, oh reyes, comprended,
instruíos, vosotros que gobernáis la tierra.
11Sed
siervos de Yahvé con temor y alabadle,
temblando, besad sus pies,
12antes
que se irrite y vosotros erréis el camino,
pues su ira se encenderá pronto.
¡Dichoso quien haya hecho de Él su refugio!
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1. El Salmo segundo, correlativo del Salmo 109,
aunque carece de epígrafe, ha de atribuirse como
éste al Rey Profeta, pues los apóstoles lo citan
como vaticinio hecho “por boca de David” (Hechos
4, 25) y así lo ha declarado la Comisión Bíblica
(Denz. 2133). Algunos autores se inclinaban a
atribuirle una fecha más reciente que la de
David, “a causa de la doctrina mesiánica y
escatológica muy desarrollada y sumamente
precisa”, lo cual lo hace más admirable aún. En
efecto, “la aplicación de este Salmo al Mesías
es atestiguada, para los judíos, por el Targum,
y para los cristianos por Hechos 4, 25 s.; 13,
33; Hebreos 1, 5; 5, 5; Apocalipsis 2, 27; 19,
15 y la tradición unánime de los intérpretes.
Contestar el valor de este Salmo mesiánico sería
desconocer la muy antigua realidad histórica de
la esperanza del Mesías entre los Hebreos”
(Desnoyers). Véase también Romanos 1, 4;
Apocalipsis 12, 5. Lagrange lo llama “el Salmo
mesiánico por excelencia”.
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2. Se
confabulan los príncipes: Gramática
concuerda este pasaje con Apocalipsis 19, 19.
Su Ungido:
palabra que dio lugar en hebreo a “Mesías” y en
griego a “Cristo” (Jristós). Aquí se refiere,
por encima de David -quien como rey era también
ungido- al “Ungido” por excelencia, Cristo
Jesús. Muchos siglos antes de Él se anuncia en
este “oráculo profético” la conjuración que si
bien se inició en Israel contra el cetro de
Jesús (Lucas 1, 32 s.; Juan 19, 15 s.; cf. Mateo
11, 12; Lucas 16,16; 19, 14), ha continuado
desde entonces contra sus discípulos, y sólo en
los últimos tiempos -a los cuales parece estar
próximo el mundo de hoy- asumirá plenamente la
forma aquí anunciada: la apostasía de las
naciones (cf. Salmo 47, 5; Ezequiel 38 y 39;
Lucas 18, 8; II Tesalonicenses 2, 3 ss. y notas)
en vísperas del triunfo definitivo del divino
Rey que al final de este Salmo nos promete.
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3. Denuncia el pensamiento de los enemigos que
se estimulan unos a otros con palabras
jactanciosas. Cf. Jeremías 2, 20; 5, 5; Mateo
12, 14; Lucas 19, 14; Juan 11, 47 ss. y
especialmente Hechos de los Apóstoles 4, 25-28,
donde se mencionan en el complot, junto a
Israel, a Herodes (idumeo) y a Pilatos (romano).
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5. “Los versículos 5 y 12 se refieren al gran
día de Yahvé tan frecuentemente anunciado por
los profetas y que revela en su lejano misterio
la primera y la segunda venida del Mesías, más o
menos confundidas en una misma perspectiva”
(Calès). Cf. S 117, 24 y nota.
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6. Llegado el momento previsto en el Salmo 109,
2 ss. el Padre lanzará este anuncio como un
“quos ego” y en respuesta a la rebeldía de los
poderosos. Cf. Salmo 44, 5 ss.; 71, 2, etc.
Según los LXX y la Vulgata, que algunos
prefieren aquí al Texto Masorético, es el mismo
Mesías quien habla aquí
-y quizá en todo el Salmo-
anunciando a su favor el “decreto divino” que
detallará en versículos 7-9.
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7. El Mesías publica el Decreto paterno.
Lagrange ve en él “la nueva era de inocencia y
de justicia en Jerusalén, estándole sujetas las
naciones extranjeras”. Calès ve lo mismo
“implícitamente o por modo de consecuencia” (Cf.
Hebreos 1, 5; 5, 5 y notas).
Yo mismo te he engendrado en este día. Desmoyers observa que “las
palabras
en este día parecen mostrar que el Salmo se
refiere, en sentido literal, a un rey que el día
de su entronización es hecho hijo de Yahvé”. En
realidad se trata del día que el Padre sienta a
su diestra al Mesías resucitado (Salmo 109, 1
ss.; Romanos 1, 4; Hebreos 1, 5; 5, 5 y notas).
Igual aplicación hace Le Hir, y Bossuet expresa
que esta glorificación como Hijo de Dios
otorgada al Mesías es “una consecuencia natural
y como una extensión de su generación eterna”
(sobre ésta véase Salmos 92, 2; 109, 3 y notas).
Es en efecto lo que Jesús esperaba del Padre al
pedirle para su Humanidad Santísima “aquella
gloria que en Ti mismo tuve antes que el mundo
existiese” (Juan 17, 5). Maravilloso don que Él
quiere también para nosotros (Juan 17, 22 s.) y
que disfruta ya como Sacerdote para siempre
(Salmo 109, 4) esperando que el Padre le ponga
sus enemigos a sus pies (versículo 9; cf. Marcos
16, 11; Hebreos 10, 13). Sobre esta filiación
divina del Mesías glorificado, cf. Salmo 88, 27.
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9. Cf. Salmos 44, 5-7; 109, 2 y 5 s.; Hebreos 1,
8; Apocalipsis 2, 27; 12, 5; 19, 5; Daniel
(capítulo 2) expresa este mismo triunfo de
Cristo sobre sus enemigos, en la célebre
profecía de la estatua quebrantada por la
piedra. Isaías (63, 1-6) lo expresa en la
alegoría del lagar en el que la sangre de los
enemigos salpica los vestidos del Vencedor,
repetida en Apocalipsis 19, 5. Cf. también
Isaías 11, 4 y 61, 1-2, citado por el mismo
Jesús en Lucas 4, 18-19.
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10 ss. Vuelve a hablar el profeta, o quizás
continúa el Mesías según glosa San Agustín
diciendo: “Aquí me veis levantado por Rey de
Sión, y no os apesadumbre, oh reyes de la
tierra. Esforzaos más bien por comprender lo que
es vuestra realeza y elevad vuestras mentes. Es
vuestra gloria el ser dóciles y sumisos a Aquel
que os da el poder y la inteligencia y el saber
perfecto.”
Besad sus pies (así también Bover-Cantera,
Nácar-Colunga, Vaccari, Ubach, Calès, Rembold y
otros). Es un acto de sumisión y de temeroso
respeto. “Este homenaje, usado antiguamente en
Babilonia, en Asiria, en Egipto, lo es todavía
en el cercano Oriente y en la corte pontificia”
(Desnoyers). Otros vierten:
Besad al
Hijo (Crampon), o simplemente:
rendidle
homenaje.
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