Iglesia Remanente

Salmo 106

       

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Quinto Libro de los Salmos

 

Salmo 106 (107)

Es eterna su misericordia

1*Celebrad a Yahvé porque es bueno,

porque su misericordia

permanece para siempre.

2*Así digan los rescatados de Yahvé,

los que Él redimió

de manos del enemigo,

3*y a quienes Él ha congregado de las tierras

del Oriente y del Occidente,

del Norte y del Mediodía.

 

4*Erraban por el desierto, en la soledad,

sin hallar camino a una ciudad donde morar.

5Sufrían hambre y sed;

su alma desfallecía en ellos.

6Y clamaron a Yahvé en su angustia,

y Él los sacó de sus tribulaciones.

7Y los condujo por camino derecho,

para que llegasen a una ciudad

donde habitar.

8*Den gracias a Yahvé

por su misericordia,

y por sus maravillas

en favor de los hijos de los hombres.

9Porque sació al alma sedienta,

y a la hambrienta colmó de bienes.

 

10*Moraban en tinieblas y sombras,

cautivos de la miseria y del hierro;

11porque habían resistido a las palabras de Dios

y despreciado el consejo del Altísimo.

12Y Él humilló su corazón con trabajos;

sucumbían y no había quien los socorriese.

13Y clamaron a Yahvé en su angustia,

y Él los sacó de sus tribulaciones.

14Y los libró de las tinieblas y de las sombras,

y rompió sus cadenas.

15Den gracias a Yahvé

por su misericordia,

y por sus maravillas

en favor de los hijos de los hombres;

16porque Él rompió las puertas de bronce,

e hizo pedazos los cerrojos de hierro.

17*Estaban enfermos a causa de su iniquidad,

y afligidos a causa de sus delitos;

18sintieron náuseas de todo alimento,

y llegaron a las puertas de la muerte.

19Y clamaron a Yahvé en su angustia,

y Él los sacó de sus tribulaciones.

20Envió su Palabra para sanarlos

y arrancarlos de la perdición.

21Den gracias a Yahvé

por su misericordia,

y por sus maravillas

en favor de los hijos de los hombres,

22*y ofrezcan sacrificios de alabanza,

y publiquen con júbilo sus obras.

 

23*Surcaban en naves el mar,

traficando sobre las vastas ondas,

24ésos vieron las obras del Señor,

y sus maravillas en el piélago.

25Con Su palabra suscitó un viento borrascoso,

que levantó las olas del mar;

26subían hasta el cielo

y descendían hasta el abismo,

su alma desmayaba en medio de sus males.

27Titubeaban y se tambaleaban como ebrios,

y les fallaba toda su pericia.

28Y clamaron a Yahvé en su angustia,

y Él los sacó de sus tribulaciones.

29Tornó el huracán en suave brisa,

y las ondas del mar callaron.

30Y se alegraron de que callasen,

y los condujo al puerto deseado.

31Den gracias a Yahvé por su misericordia,

y por sus maravillas

en favor de los hijos de los hombres.

32Celébrenlo en la asamblea del pueblo,

y en la reunión de los ancianos, cántenle.

 

33*Él convirtió los ríos en desierto,

y los manantiales en árida tierra,

34el suelo fructífero en un salobral,

por la malicia de sus moradores.

35*Él mismo ha convertido el desierto en lago

y la tierra árida en manantiales,

36*allí coloca a los hambrientos,

y fundan una ciudad para habitarla.

37Siembran los campos y plantan viñas,

y obtienen de ellos los frutos.

38Bendecidos por Él

se multiplican en gran manera,

y sus ganados no disminuyen nunca.

39*Aunque reducidos a pocos y despreciados,

por el peso del infortunio y de la aflicción,

40Aquel que derrama desprecio

sobre los príncipes,

y los hace errar por desiertos sin huellas,

41ha levantado de la miseria al indigente,

y hace las familias numerosas como rebaños.

 

42*Lo ven los justos y se alegran,

y toda malicia cierra su boca.

43* ¿Quién es el sabio que considere estas cosas

y comprenda las misericordias del Señor?



* 1. Aunque se ignora su autor, este riquísimo poema que inicia el libro quinto y último de los Salmos, empieza con las mismas palabras que los dos anteriores (cf. Salmo 105, 1 y nota). Se le considera posterior a la cautividad de Babilonia, y algunos suponen que la segunda parte (versículos 33-43) formase un cuerpo distinto, con ecos de Job y sobre todo de Isaías (cf. versículo 33 y nota). Su tema, como el de los anteriores, se inspira en la vida de Israel y su destino. Si la historia es “la maestra de la vida” (Cicerón), ninguna otra puede enseñarnos tanto como esta Historia sagrada, porque en ella hunde sus raíces el verdadero espíritu del cristianismo (Romanos 11, 17), aunque algunos lo hayan olvidado para buscar en el humanismo pagano o neopagano las fuentes de lo que llaman cultura. De ahí que este Salmo muestre también, a quien quiera verla, esa providencia de Dios que ama a los hombres y los corrige y los perdona como a hijos (cf. Hebreos 12, 3-13), y muestre asimismo cómo el Dios que por su Hijo nos mandó perdonar las injurias hasta infinitas veces (Mateo 18, 22), empieza por darnos el ejemplo, puesto que Él mismo se ofreció de modelo (Lucas 6, 36; Efesios 4, 32). Así también perdonaría hoy a hombres y pueblos apenas se volvieran a Él. Cf. Nehemías 9; Lucas 15, 20.

* 2. Alusión a la providencia de Dios en la esclavitud de Egipto y los diversos cautiverios sufridos por Israel; más adelante recuerda su bondad con las caravanas extraviadas (versículos 4-9); los presos (10-16); los enfermos (17-22); los navegantes (23-32) y en el himno final (versículos 33-42) lo alaba por sus promesas a los hambrientos y oprimidos, añadiendo, como triste moraleja, la pregunta del versículo 43 que recuerda la de Jesús en Lucas 18, 8.

* 3. Ha congregado: Gramática cita aquí Salmo 105, 47; Deuteronomio 30, 3; Eclesiástico 36, 13; Isaías 11, 12; 43, 5; 56, 8; Jeremías 29, 14; 31, 8 y 10; Ezequiel 20, 34 y 41 y 39, 27, pasajes todos alusivos a la restauración mesiánica esperada por Israel y no sólo a la vuelta de Babilonia (aun el de Jeremías 29, 14), pues entonces su condición continuó siendo precaria y no se cumplieron tales esperanzas (cf. Salmo 84, 1 y nota). Es decir que, como anota aquí acertadamente Nácar- Colunga: “este Salmo que nos describe como pasado el cautiverio babilónico termina pintándonos la restauración con colores claramente mesiánicos, cosa frecuente en los profetas que desarrollan el mismo tema”. El texto habla en efecto de los cuatro puntos cardinales (cf. Ezequiel 37, 23 y nota) y es indudable que estos congregados son los mismos a quienes se invita a cantar el himno final de gratitud (versículo 32). Véase versículos 33 ss. y notas.

* 4 ss. El salmista se refiere en este cuadro a la peregrinación de los israelitas por el desierto; y en ellos pueden verse hoy retratados todos los que buscan habitación y refugio. El versículo 6 (véase Salmo 105, 44) se repite en los versículos 13, 19 y 28 como un estribillo que recuerda la infatigable misericordia del Padre celestial (Salmo 102, 13 s.).

* 8. Al estribillo del socorro (cf. nota anterior) corresponde este estribillo de la gratitud, repetido también en los versículos 15, 21 y 31.

* 10 ss. Segundo cuadro (versículos 10-16): los cautivos; descripción de su culpa y de sus sufrimientos; recurso a Dios, auxilio y acción de gracias.

* 17 ss. Tercer cuadro (versículos 17-22): los enfermos, sus dolores y cómo Dios los cura. Envió su Palabra para sanarlos (versículo 20): Nótese que la Palabra de Dios aparece personificada. Así lo fue en Cristo, el Logos o Verbo de Dios (Juan 1, 1-8), que vino a curar a todos los afligidos, publicando el Evangelio del perdón en el “año de reconciliación” (Lucas 4, 18 s.; Isaías 61, 1). y vendrá por segunda vez en el “día de la venganza” (Isaías 61, 2; 59, 18; 63, 1-6; Apocalipsis 19, 13, etc.).

* 22. Sacrificios de alabanza... con júbilo. Alguien quizá no entenderá bien esto, porque la idea de sacrificio ha sido a veces deformada, como si significase dolor, en vez de obsequio u ofrecimiento hecho por amor. La esposa entrega su vida entera al esposo, y en manera alguna piensa en el sufrimiento, ni menos que el esposo se gozará en verla sufrir. Esta alegre entrega del corazón que canta su dicha y gratitud al Padre celestial es lo que a Él le agrada, según nos lo dice aquí y muchas otras veces (cf. Salmos 49, 14; 4, 6 y notas) y lo que nos lleva a amarlo con preferencia a todo otro amor (cf. Salmo 118, 32 y nota).

* 23 ss. Cuarto cuadro (versículos 23-32); los navegantes, a los que Dios conduce al puerto a través de los peligros. Este pasaje debiera estar escrito en todas las naves, bien visiblemente, como preciosa meditación y estímulo. En los viajes, como en la travesía de la vida, “todos juntamente peligran en la tempestad”, dice San Agustín, y él mismo añade en otro lugar: “Siempre y en todas partes y por todas las cosas sea Dios alabado; no nuestros méritos ni nuestras fuerzas ni nuestro saber. Cuantas veces nos viniere el remedio a nuestra tribulación amemos a Aquel a quien hemos invocado en nuestra amargura.”

* 33 ss. Cuadro quinto: El Señor convierte lo fértil en árido; mas, luego su misericordia hará todo lo contrario, como veremos en los versículos 35-38. “Los versículos 33-41, si bien pueden entenderse en sentido universal de la providencia de Dios, parecen aquí ilustrar más bien el modo de ayudar Dios a su pueblo en su regreso del destierro y su restablecimiento en Palestina. Las mismas metáforas se hallan en Isaías 35, 7; 41, 18; 42, 15; 50, 2, para describir ese retorno del exilio” (Salterio Romano). Cf. también Isaías 30, 2; 43, 19 s.; 45, 2; 66, 20. Ello no impide que este final forme parte orgánica del Salmo (cf. versículo 1 y nota), siendo precisamente, como parece anunciarlo el versículo 32, ese himno de alabanza que han de cantar los salvados y en que se “describe la felicidad de los israelitas vueltos del destierro” (Páramo) y “el floreciente estado de la nación reconstituida” (Vaccari). Cf. versículo 3. En ello se fundan los autores que “traducen los verbos en futuro y refieren este cuadro a los tiempos mesiánicos” (Crampón). Mas no es necesario que los verbos estén en futuro si se trata de un presente profético que da como realizado lo que anuncia, lo mismo que en los versículos 2 y 3 (véase allí las notas).

* 35. Cf. Isaías 30, 35; 36, 6 s.; 41, 18; 43, 19 s.

* 36. Contraste con los versículos 4 y 7.

* 39 ss. Esto es, los que tan humillados fueron a través de su historia, alcanzarán esta gran prosperidad señalada en los versículos 35 ss. (cf. Salmo 71, 16 y nota), gracias a Aquel que se compadece del caído y humilla al soberbio. Cf. Salmo 112, 7 ss. y notas y el versículo final de Miqueas que coincide con el final del Magníficat (Lucas 2, 54 s.).

* 42. Esta satisfacción de los justos, frente a la confusión de los impíos que ya no tendrán más pretexto para murmurar de la divina Providencia (Job 5, 16), es con harto motivo una de las grandes características de los tiempos mesiánicos y constituye una suprema aspiración de justicia que en vano se perseguirá mientras la cizaña esté mezclada con el trigo (Mateo 13, 30 y 41) y la red contenga “peces de toda clase” (Mateo 13, 47 ss.). Cf. Salmos 51, 8; 58, 17; 63, 11; 71, 12 ss.; Isaías 60, 18 y 21, etc.

* 43. Véase el final de Oseas (14, 5-10), donde el profeta formula igual pregunta después de hacer análogas promesas a Israel. Se resume así la enseñanza de esta admirable historia: conocer a Dios, como Padre, y hacerse pequeño para entender los misterios de su misericordia (Lucas 10, 21). Cf. también la tremenda respuesta que el Salmo 13, 2 da a una pregunta semejante. Según la versión de Vaccari, “el sabio observará tales cosas y se entenderán las misericordias del Señor”.