Salmo 106 |
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Quinto Libro de los Salmos
Es eterna su misericordia
1*Celebrad
a Yahvé porque es bueno,
porque su misericordia
permanece para siempre.
2*Así
digan los rescatados de Yahvé,
los que Él redimió
de manos del enemigo,
3*y
a quienes Él ha congregado de las tierras
del Oriente y del Occidente,
del Norte y del Mediodía.
4*Erraban
por el desierto, en la soledad,
sin hallar camino a una ciudad donde morar.
5Sufrían
hambre y sed;
su alma desfallecía en ellos.
6Y
clamaron a Yahvé en su angustia,
y Él los sacó de sus tribulaciones.
7Y
los condujo por camino derecho,
para que llegasen a una ciudad
donde habitar.
8*Den
gracias a Yahvé
por su misericordia,
y por sus maravillas
en favor de los hijos de los hombres.
9Porque
sació al alma sedienta,
y a la hambrienta colmó de bienes.
10*Moraban
en tinieblas y sombras,
cautivos de la miseria y del hierro;
11porque
habían resistido a las palabras de Dios
y despreciado el consejo del Altísimo.
12Y
Él humilló su corazón con trabajos;
sucumbían y no había quien los socorriese.
13Y
clamaron a Yahvé en su angustia,
y Él los sacó de sus tribulaciones.
14Y
los libró de las tinieblas y de las sombras,
y rompió sus cadenas.
15Den
gracias a Yahvé
por su misericordia,
y por sus maravillas
en favor de los hijos de los hombres;
16porque
Él rompió las puertas de bronce,
e hizo pedazos los cerrojos de hierro.
17*Estaban
enfermos a causa de su iniquidad,
y afligidos a causa de sus delitos;
18sintieron
náuseas de todo alimento,
y llegaron a las puertas de la muerte.
19Y
clamaron a Yahvé en su angustia,
y Él los sacó de sus tribulaciones.
20Envió
su Palabra para sanarlos
y arrancarlos de la perdición.
21Den
gracias a Yahvé
por su misericordia,
y por sus maravillas
en favor de los hijos de los hombres,
22*y
ofrezcan sacrificios de alabanza,
y publiquen con júbilo sus obras.
23*Surcaban
en naves el mar,
traficando sobre las vastas ondas,
24ésos
vieron las obras del Señor,
y sus maravillas en el piélago.
25Con
Su palabra suscitó un viento borrascoso,
que levantó las olas del mar;
26subían
hasta el cielo
y descendían hasta el abismo,
su alma desmayaba en medio de sus males.
27Titubeaban
y se tambaleaban como ebrios,
y les fallaba toda su pericia.
28Y
clamaron a Yahvé en su angustia,
y Él los sacó de sus tribulaciones.
29Tornó
el huracán en suave brisa,
y las ondas del mar callaron.
30Y
se alegraron de que callasen,
y los condujo al puerto deseado.
31Den
gracias a Yahvé por su misericordia,
y por sus maravillas
en favor de los hijos de los hombres.
32Celébrenlo
en la asamblea del pueblo,
y en la reunión de los ancianos, cántenle.
33*Él
convirtió los ríos en desierto,
y los manantiales en árida tierra,
34el
suelo fructífero en un salobral,
por la malicia de sus moradores.
35*Él
mismo ha convertido el desierto en lago
y la tierra árida en manantiales,
36*allí
coloca a los hambrientos,
y fundan una ciudad para habitarla.
37Siembran
los campos y plantan viñas,
y obtienen de ellos los frutos.
38Bendecidos
por Él
se multiplican en gran manera,
y sus ganados no disminuyen nunca.
39*Aunque
reducidos a pocos y despreciados,
por el peso del infortunio y de la aflicción,
40Aquel
que derrama desprecio
sobre los príncipes,
y los hace errar por desiertos sin huellas,
41ha
levantado de la miseria al indigente,
y hace las familias numerosas como rebaños.
42*Lo
ven los justos y se alegran,
y toda malicia cierra su boca.
43*
¿Quién es el sabio que considere estas cosas
y comprenda las misericordias del Señor?
*
1. Aunque se ignora su autor, este riquísimo
poema que inicia el libro quinto y último de los
Salmos, empieza con las mismas palabras que los
dos anteriores (cf. Salmo 105, 1 y nota). Se le
considera posterior a la cautividad de
Babilonia, y algunos suponen que la segunda
parte (versículos 33-43) formase un cuerpo
distinto, con ecos de Job y sobre todo de Isaías
(cf. versículo 33 y nota). Su tema, como el de
los anteriores, se inspira en la vida de Israel
y su destino. Si la historia es “la maestra de
la vida” (Cicerón), ninguna otra puede
enseñarnos tanto como esta Historia sagrada,
porque en ella hunde sus raíces el verdadero
espíritu del cristianismo (Romanos 11, 17),
aunque algunos lo hayan olvidado para buscar en
el humanismo pagano o neopagano las fuentes de
lo que llaman cultura. De ahí que este Salmo
muestre también, a quien quiera verla, esa
providencia de Dios que ama a los hombres y los
corrige y los perdona como a hijos (cf. Hebreos
12, 3-13), y muestre asimismo cómo el Dios que
por su Hijo nos mandó perdonar las injurias
hasta infinitas veces (Mateo 18, 22), empieza
por darnos el ejemplo, puesto que Él mismo se
ofreció de modelo (Lucas 6, 36; Efesios 4, 32).
Así también perdonaría hoy a hombres y pueblos
apenas se volvieran a Él. Cf. Nehemías 9; Lucas
15, 20.
*
2. Alusión a la providencia de Dios en la
esclavitud de Egipto y los diversos cautiverios
sufridos por Israel; más adelante recuerda su
bondad con las caravanas extraviadas (versículos
4-9); los presos (10-16); los enfermos (17-22);
los navegantes (23-32) y en el himno final
(versículos 33-42) lo alaba por sus promesas a
los hambrientos y oprimidos, añadiendo, como
triste moraleja, la pregunta del versículo 43
que recuerda la de Jesús en Lucas 18, 8.
*
3. Ha
congregado: Gramática cita aquí Salmo 105,
47; Deuteronomio 30, 3; Eclesiástico 36, 13;
Isaías 11, 12; 43, 5; 56, 8; Jeremías 29, 14;
31, 8 y 10; Ezequiel 20, 34 y 41 y 39, 27,
pasajes todos alusivos a la restauración
mesiánica esperada por Israel y no sólo a la
vuelta de Babilonia (aun el de Jeremías 29, 14),
pues entonces su condición continuó siendo
precaria y no se cumplieron tales esperanzas
(cf. Salmo 84, 1 y nota). Es decir que, como
anota aquí acertadamente Nácar- Colunga: “este
Salmo que nos describe como pasado el cautiverio
babilónico termina pintándonos la restauración
con colores claramente mesiánicos, cosa
frecuente en los profetas que desarrollan el
mismo tema”. El texto habla en efecto de los
cuatro puntos cardinales (cf. Ezequiel 37, 23 y
nota) y es indudable que estos congregados son
los mismos a quienes se invita a cantar el himno
final de gratitud (versículo 32). Véase
versículos 33 ss. y notas.
*
4 ss. El salmista se refiere en este cuadro a la
peregrinación de los israelitas por el desierto;
y en ellos pueden verse hoy retratados todos los
que buscan habitación y refugio. El versículo 6
(véase Salmo 105, 44) se repite en los
versículos 13, 19 y 28 como un estribillo que
recuerda la infatigable misericordia del Padre
celestial (Salmo 102, 13 s.).
*
8. Al estribillo del socorro (cf. nota anterior)
corresponde este estribillo de la gratitud,
repetido también en los versículos 15, 21 y 31.
*
10 ss. Segundo cuadro (versículos 10-16): los
cautivos; descripción de su culpa y de sus
sufrimientos; recurso a Dios, auxilio y acción
de gracias.
*
17 ss. Tercer cuadro (versículos 17-22): los
enfermos, sus dolores y cómo Dios los cura.
Envió su
Palabra para sanarlos (versículo 20): Nótese
que la Palabra de Dios aparece personificada.
Así lo fue en Cristo, el Logos o Verbo de Dios
(Juan 1, 1-8), que vino a curar a todos los
afligidos, publicando el Evangelio del perdón en
el “año de reconciliación” (Lucas 4, 18 s.;
Isaías 61, 1). y vendrá por segunda vez en el
“día de la venganza” (Isaías 61, 2; 59, 18; 63,
1-6; Apocalipsis 19, 13, etc.).
*
22.
Sacrificios de alabanza... con júbilo.
Alguien quizá no entenderá bien esto, porque la
idea de sacrificio ha sido a veces deformada,
como si significase dolor, en vez de obsequio u
ofrecimiento hecho por amor. La esposa entrega
su vida entera al esposo, y en manera alguna
piensa en el sufrimiento, ni menos que el esposo
se gozará en verla sufrir. Esta alegre entrega
del corazón que canta su dicha y gratitud al
Padre celestial es lo que a Él le agrada, según
nos lo dice aquí y muchas otras veces (cf.
Salmos 49, 14; 4, 6 y notas) y lo que nos lleva
a amarlo con preferencia a todo otro amor (cf.
Salmo 118, 32 y nota).
*
23 ss. Cuarto cuadro (versículos 23-32); los
navegantes, a los que Dios conduce al puerto a
través de los peligros. Este pasaje debiera
estar escrito en todas las naves, bien
visiblemente, como preciosa meditación y
estímulo. En los viajes, como en la travesía de
la vida, “todos juntamente peligran en la
tempestad”, dice San Agustín, y él mismo añade
en otro lugar: “Siempre y en todas partes y por
todas las cosas sea Dios alabado; no nuestros
méritos ni nuestras fuerzas ni nuestro saber.
Cuantas veces nos viniere el remedio a nuestra
tribulación amemos a Aquel a quien hemos
invocado en nuestra amargura.”
*
33 ss. Cuadro quinto: El Señor convierte lo
fértil en árido; mas, luego su misericordia hará
todo lo contrario, como veremos en los
versículos 35-38. “Los versículos 33-41, si bien
pueden entenderse en sentido universal de la
providencia de Dios, parecen aquí ilustrar más
bien el modo de ayudar Dios a su pueblo en su
regreso del destierro y su restablecimiento en
Palestina. Las mismas metáforas se hallan en
Isaías 35, 7; 41, 18; 42, 15; 50, 2, para
describir ese retorno del exilio” (Salterio
Romano). Cf. también Isaías 30, 2; 43, 19 s.;
45, 2; 66, 20. Ello no impide que este final
forme parte orgánica del Salmo (cf. versículo 1
y nota), siendo precisamente, como parece
anunciarlo el versículo 32, ese himno de
alabanza que han de cantar los salvados y en que
se “describe la felicidad de los israelitas
vueltos del destierro” (Páramo) y “el
floreciente estado de la nación reconstituida”
(Vaccari). Cf. versículo 3. En ello se fundan
los autores que “traducen los verbos en futuro y
refieren este cuadro a los tiempos mesiánicos”
(Crampón). Mas no es necesario que los verbos
estén en futuro si se trata de un presente
profético que da como realizado lo que anuncia,
lo mismo que en los versículos 2 y 3 (véase allí
las notas).
*
35. Cf. Isaías 30, 35; 36, 6 s.; 41, 18; 43, 19
s.
*
36. Contraste con los versículos 4 y 7.
*
39 ss. Esto es, los que tan humillados fueron a
través de su historia, alcanzarán esta gran
prosperidad señalada en los versículos 35 ss.
(cf. Salmo 71, 16 y nota), gracias a Aquel que
se compadece del caído y humilla al soberbio.
Cf. Salmo 112, 7 ss. y notas y el versículo
final de Miqueas que coincide con el final del
Magníficat (Lucas 2, 54 s.).
*
42. Esta satisfacción de los justos, frente a la
confusión de los impíos que ya no tendrán más
pretexto para murmurar de la divina Providencia
(Job 5, 16), es con harto motivo una de las
grandes características de los tiempos
mesiánicos y constituye una suprema aspiración
de justicia que en vano se perseguirá mientras
la cizaña esté mezclada con el trigo (Mateo 13,
30 y 41) y la red contenga “peces de toda clase”
(Mateo 13, 47 ss.). Cf. Salmos 51, 8; 58, 17;
63, 11; 71, 12 ss.; Isaías 60, 18 y 21, etc.
*
43. Véase el final de Oseas (14, 5-10), donde el
profeta formula igual pregunta después de hacer
análogas promesas a Israel. Se resume así la
enseñanza de esta admirable historia: conocer a
Dios, como Padre, y hacerse pequeño para
entender los misterios de su misericordia (Lucas
10, 21). Cf. también la tremenda respuesta que
el Salmo 13, 2 da a una pregunta semejante.
Según la versión de Vaccari, “el sabio observará
tales cosas y se entenderán las misericordias
del Señor”.
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