Salmo 45 |
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* (Alef 1-8) (Bet 9-16) (Guimel 17-24) (Dalet 25-32) (He 33-40) (Vau 41-48) (Zain 49-56) (Het 57-64) (Tet 65-72) (Yod 73-80) (Caf 81-88) (Lamed 89-96) (Mem 97-104) (Nun 105-112) (Samec 113-120) (Ayin 121-128) (Pe 129-136) (Sade 137-144) (Qof 145-152) (Resch 153-160) (Sin 161-168) (Tau 169-176)
Alcázar es el Dios de Jacob
1*Al maestro de coro. De los hijos de Coré. Al-Alamoth (para voces de
soprano). Cántico.
2Dios
es para nosotros refugio y fortaleza;
mucho ha probado ser nuestro auxiliador
en las tribulaciones.
3*Por
eso no tememos si la tierra vacila
y los montes son precipitados al mar.
4*Bramen
y espumen sus aguas,
sacúdanse a su ímpetu los montes.
Yahvé de los ejércitos está con nosotros;
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
5*Los
brazos del río alegran la ciudad de Dios,
la santa morada del Altísimo.
6Dios
está en medio de ella,
no será conmovida;
Dios la protegerá desde que apunte el día.
7Agítanse
las naciones, caen los reinos;
Él hace oír su voz, la tierra tiembla.
8Yahvé
de los ejércitos está con nosotros;
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
9*Venid
y ved las obras de Yahvé,
las maravillas que ha hecho sobre la tierra.
10Cómo
hace cesar las guerras
hasta los confines del orbe,
cómo quiebra el arco y hace trizas la lanza,
y echa los escudos al fuego.
11*
“Basta ya; sabed que Yo soy Dios,
sublime entre las naciones,
excelso sobre la tierra.”
12Yahvé
de los ejércitos está con nosotros;
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
*
1. La. Vulgata dice en el epígrafe:
para los
misterios, y los Padres le atribuyen
carácter profético, alusivo a la liberación de
la Iglesia y triunfo final de Cristo sobre todos
sus enemigos, cosas que en tiempo de David (y
aun hoy en parte) eran secretos arcanos de Dios
(San Roberto Belarmino).
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3. Fenómenos extraordinarios, como los que están
anunciados para los últimos tiempos. En Mateo
24, 6 Jesús nos dice precisamente que no nos
turbemos al verlos (Lucas 21, 25 ss.; Isaías 13,
9 ss.; Ezequiel 36, 1 ss.; Joel 2, 31; 3, 1-15,
etc.).
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4. El final contiene el estribillo, que se
repite en los versículos 8 y 12 a modo de
dichoso consuelo en medio de la gran tribulación
general. Cf. Lucas 21, 36; Apocalipsis 9, 4.
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5. Estas aguas pacíficas, que contrastan con la
furia del mar (versículo 4) y que correrán por
medio de Jerusalén, contrastando también con su
habitual sequía serían “de la Jerusalén futura,
de la Jerusalén ideal, establecida, como la de
Ezequiel, sobre un plano nuevo” (Desnoyers).
Véase Ezequiel 47, 1 ss. y nota. Cf. Apocalipsis
22, 1. Alegóricamente suelen citarse estas aguas
como el río de la gracia, que en medio de tantas
catástrofes del mundo figura las múltiples
riquezas espirituales y favores prodigados por
Dios a la Iglesia.
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9 ss. Son las maravillas prometidas en Isaías 2,
4; Oseas 2, 18; Miqueas 4, 3; cf. Salmo 75, 4 y
nota, etc.
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11. “Ved que yo solo soy Dios, sin el cual nada
podéis y en el cual todo lo podéis. Cuando yo
haga esas maravillas apareceré sublime (II
Tesalonicenses 1, 10) ante todas las naciones y
ante todo el orbe de la tierra. Porque al fin
del siglo, todos, queriéndolo o no, conocerán el
supremo imperio de Dios y se someterán a él”
(Belarmino).
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