Salmo 76 |
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* (Alef 1-8) (Bet 9-16) (Guimel 17-24) (Dalet 25-32) (He 33-40) (Vau 41-48) (Zain 49-56) (Het 57-64) (Tet 65-72) (Yod 73-80) (Caf 81-88) (Lamed 89-96) (Mem 97-104) (Nun 105-112) (Samec 113-120) (Ayin 121-128) (Pe 129-136) (Sade 137-144) (Qof 145-152) (Resch 153-160) (Sin 161-168) (Tau 169-176)
El amor de Dios no cambia
1*Al maestro de coro. A Iditún. Salmo de Asaf.
2Mi
voz sube hacia Dios y clama;
mi voz va hasta Dios
para que me oiga.
3En
el día de mi angustia busco al Señor;
de noche, mis manos
se extienden sin descanso,
y mi alma rehúsa el consuelo.
4*Si
pienso en Dios tengo que gemir;
si cavilo, mi espíritu desfallece.
5Tú
mantienes insomnes mis ojos;
estoy perturbado, incapaz de hablar.
8*Pienso
en los días antiguos
y considero los años eternos.
7Por
la noche medito en mi corazón,
reflexiono y mi espíritu inquiere:
8
¿Es que nos desechará el Señor
por todos los siglos?
¿No volverá a sernos favorable?
9¿Se
habrá agotado para siempre su bondad?
¿Será vana su promesa
hecha para todas las generaciones?
10
*¿Se
habrá olvidado Dios de su clemencia?
o ¿en su ira habrá contenido su misericordia?
11*Y
dije: “Este es mi dolor:
que la diestra del Altísimo haya cambiado.”
12Recordaré
los hechos de Yahvé;
sí, me acuerdo de tus antiguas maravillas;
13medito
todas tus obras
y peso tus hazañas.
14Santo
es tu camino, oh Dios,
¿Qué Dios hay tan grande
como el Dios nuestro?
15Tú
eres el Dios que obra prodigios,
y has dado a conocer a los pueblos tu poder.
16*Redimiste
con tu brazo a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.
17*Las
aguas te vieron, oh Dios,
te vieron las aguas, y temblaron;
hasta los abismos se estremecieron.
18*Aguas
derramaron las nubes,
los cielos hicieron oír su voz,
y volaron tus dardos.
19Tu
trueno sonó en el torbellino,
los relámpagos iluminaron el mundo;
se conmovió y tembló la tierra.
20Tu
camino se abrió a través del mar,
y tus sendas sobre inmensas aguas,
sin que aparecieran las huellas de tus pisadas.
21*Y
Tú mismo guiaste a tu pueblo
como un rebaño,
por mano de Moisés y de Aarón.
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1. Sobre
Iditún véase Salmos 38, 1 y 61, 1. En su
primera parte este Salmo refleja los
sentimientos de Israel gravemente afligido basta
que con el versículo 11 cambian el estilo y el
pensamiento, y el salmista se siente consolado
por el recuerdo de los prodigios del amor y la
bondad de Dios para con su pueblo. De ahí que
“todo el Salmo conviene a maravilla en los
momentos de angustia, para buscar la serenidad y
volver a hallarla: las consolaciones pasadas son
garantes de las futuras para aquel que ora del
fondo del corazón” (Calès).
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4. Tengo
que gemir: Esto es, parecería que su
espíritu se sentía con ello más deprimido aun, y
es porque no se abría con Él en franca amistad
filial, pues lo estaba juzgando, como se ve en
los versículos 8 ss. Cf. Sabiduría 1, 1 y nota.
En cambio, si
cavilo,
es decir, si trato de explicarme por mis propias
reflexiones el misterio, con prescindencia de
Dios, entonces llego a la desesperación al
comprobar la impotencia de mi pobre mente
humana.
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8 ss. En el pasado había hecho Dios grandes
milagros en pro de Israel. ¿Por qué ha cesado
ahora su auxilio? ¿Acaso se ha olvidado de su
pueblo? Tal es la angustiosa pregunta que brota
de los labios del salmista afligido, como en
Salmos 73, 1 y 88, 50. Sin embargo vuelve pronto
a confesar su confianza en el Señor (versículos
12 ss.), sabiendo que nada le duele tanto como
el que dudemos de su amor y misericordia para
con nosotros. Cf. Mateo 6, 30; 8, 26; 14, 31,
etc. También .a nosotros se nos plantea el mismo
problema. A él se alude en II Pedro 3, 4-9.
*
10. El Catecismo Romano (IV, Primera petición
del Pater noster) cita este versículo con
Habacuc 3, 2 y Miqueas 7, 18, y agrega: “En el
momento en que nos creemos perdidos y
absolutamente abandonados de Dios, es
precisamente cuando Él nos busca con una bondad
infinita y está cuidando de nosotros. Aun en su
ira detiene la espada de su justicia y sigue
derramando sobre nosotros los tesoros de su
misericordia inagotable.” Cf. Salmo 77, 37 y
nota.
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11 ss. Tentación semejante a la del Salmo 72.
Para ahuyentar esa desconfianza, el salmista se
pone a recordar los mil favores recibidos (cf.
Salmo 70, 20 y nota), especialmente por su
pueblo (Salmos 77, 104, 105 y 106). El versículo
11 es citado en Denz. 188 según la Vulgata,
donde ese cambio se entiende no de una mudanza
operada en Dios, sino a la inversa, hecha por
Dios en el salmista alegrando su espíritu
abatido hasta ese momento.
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16. Jacob
y José: Suelen entenderse como si dijera
Judá y Efraím, representando ambos reinos el de
Judá y el de Israel, en el cual Efraím, hijo de
José, tenía la preponderancia (véase Salmo 79, 9
y nota). Pero mejor quizá puede entenderse de
José, en cuanto salvador de sus hermanos, pues
fue como un nuevo padre para los hijos de Jacob
en Egipto.
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17 ss. Evocación viva de la salida de Egipto y
del paso del Mar Rojo, después de la esclavitud
en que habían caído allí los israelitas. Cf.
Éxodo capítulos 14-15; 19, 16-18.
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18 s. Tus
dardos: Los rayos. Del versículo 19
(Vulgata) está tomado el Introito de la Misa de
la Transfiguración. El texto latino del nuevo
Salterio Romano ha vertido este pasaje en latín
con acento clásico y bello lirismo virgiliano.
San Agustín, en sentido alegórico lo aplica como
si fuese una profecía de la conversión de la
tierra por la predicación del Evangelio.
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21. Tomado de Números 33, 1. A menos que se haya
extraviado el resto de la estrofa, el salmista
parece detenerse de golpe ante este recuerdo
(cf. Salmo 77, 1 y nota). ¿A qué seguir? Ya ha
sido escuchado (versículo 2) y ha sustituido su
amarga tentación por una confianza
inquebrantable en el Dios de Israel, “cuyos
dones y elección son irrevocables” (Romanos 11,
28 s.). Cales hace notar que se ignora la fecha
y ocasión del Salmo y refuta una vez más el
empeño de referirlos todos al tiempo de los
Macabeos (cf. Salmo 75, 1 y nota).
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