Salmo 101 |
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* (Alef 1-8) (Bet 9-16) (Guimel 17-24) (Dalet 25-32) (He 33-40) (Vau 41-48) (Zain 49-56) (Het 57-64) (Tet 65-72) (Yod 73-80) (Caf 81-88) (Lamed 89-96) (Mem 97-104) (Nun 105-112) (Samec 113-120) (Ayin 121-128) (Pe 129-136) (Sade 137-144) (Qof 145-152) (Resch 153-160) (Sin 161-168) (Tau 169-176)
Plegaria por la restauración de Jerusalén
1*Oración de un afligido que desfallece y derrama su angustia ante el
Señor.
2*Escucha,
Yahvé, mi oración,
y llegue a Ti mi clamor.
3No
quieras esconderme tu rostro
en el día de mi desolación;
inclina hacia mí tu oído;
apresúrate a atenderme
en el día de mi llamado.
4*Porque
mis días se desvanecen como el humo,
y mis huesos arden como fuego.
5*Abrasado,
como la hierba,
se seca mi corazón;
me olvido de comer mi pan.
6A
fuerza de gemir y llorar
se me pega la piel a los huesos.
7*Soy
como el pelícano del desierto,
hecho semejante al búho entre las ruinas.
8No
puedo conciliar el sueño, y me lamento
como el ave solitaria sobre el tejado:
9Mis
enemigos me insultan sin cesar,
y los que se enfurecen contra mí,
toman mi nombre como imprecación.
10*Mi
comida es ceniza en vez de pan,
y mezclo mi bebida con las lágrimas,
11*a
causa, de tu indignación y tu furor,
porque me arrojaste
después de levantarme en alto.
12*Mis
días son como la sombra que se alarga;
y, como la hierba, voy secándome,
13*mas
Tú, Yahvé, permaneces siempre,
y tu Nombre es de generación en generación.
14*Tú
te levantarás y serás propicio a Sión,
porque tiempo es ya de que te apiades de ella;
a llegado la hora.
15*Ya
tus siervos aman sus piedras.
sienten compasión de sus ruinas.
16*Así,
oh Yahvé, los gentiles
reverenciarán tu Nombre,
y tu gloria todos los reyes de la tierra,
17porque
Yahvé habrá restaurado a Sión,
y Él se mostrará en su gloria.
18*Se
volverá hacia la oración de los despojados,
y no despreciará sus ruegos.
19*Escríbase
esto para la generación venidera,
para que el pueblo
que va a nacer alabe a Yah.
20Porque
Yahvé se habrá inclinado
desde su excelso santuario,
desde el cielo habrá mirado a la tierra,
21*para
escuchar el gemido de los cautivos
y librar a los destinados a la muerte,
22*
a fin de que en Sión sea pregonado
el Nombre de Yahvé,
y en Jerusalén su alabanza,
23cuando
allí se congreguen a una los pueblos
y los reinos, para servir a Yahvé.
24*Él
quebrantó mis fuerzas a medio camino;
acortó mis días.
25Y
yo clamo: Oh Dios mío,
no me quites de esta vida
en la mitad de mis días,
Tú, cuyos años duran
por todas las generaciones.
26*En
el principio cimentaste la tierra,
y obra de tus manos es el cielo.
27*Ellos
van pasando,
mas Tú permanecerás;
todo en ellos se envejece
como una vestidura;
Tú los mudarás
como quien cambia de vestido,
y quedarán cambiados.
28Mas
Tú eres siempre el mismo,
y tus años no tienen fin.
29*Los
hijos de tus siervos morarán seguros,
y su posteridad será estable delante de Ti.
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1 ss. El salmista empieza formulando un lamento
individual, para aplicarlo después como una
honda y vigorosa expresión del dolor de Israel y
entonar “un canto profético a la restauración de
Sión y a la conversión de los gentiles al culto
del Dios verdadero” (Ubach). De ahí que algunos
supongan que los versículos 14-23 formaban un
Salmo distinto. Pero ‘esta división no parece
ser necesaria’ (Salterio Romano), y en otros
textos vemos igual sistema usado por David,
Isaías, etc. (cf. Salmos 9 a, 1; 105, 4; 130, 3;
Isaías 63, 15). Este Salmo es colocado por la
Liturgia entre los penitenciales porque todos
podemos aplicarnos su impetración, pero su
alcance es mesiánico (cf. versículo 26 y nota),
y las profecías grandiosas que contiene muestran
que, muy por encima de la vuelta de Babilonia,
se contempla, como en los Salmos 92-99, la nueva
Alianza prometida al pueblo escogido de Dios.
Cf. Salmos 64, 6; 71, 11; 84, 1; 95, 5; Hebreos
8, 8 ss. y notas.
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2. La Iglesia ha adoptado esta invocación en sus
preces litúrgicas.
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4. Véase la gran profecía de Ezequiel (capítulo
37) que anuncia la resurrección de esos huesos.
Sobre las expresiones que usa el salmista; cf.
Salmos 36, 20; 47, 3.
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5 s. La piel se pega a los huesos por la flacura
(cf. Job 19, 20), es decir, no precisamente por
los gemidos sino porque éstos lo hacen olvidarse
del alimento. Si este olvido ha secado el
corazón, es que no se trata sólo de comida, sino
del pan de la Palabra de Dios, cuyo abandono
tanto reprocharon a Israel los profetas (cf.
Salmo 80, 12; Jeremías 7, 22 s.; 15, 16; Lucas
4, 4; Juan 5, 47). Hay también en todo el
cántico muchas reminiscencias de antiguos
Salmos, especialmente del 21, del 68 y del 78
(Fillion).
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7.
Pelicano: Véase Isaías 34, 11; Sofonías. 2,
14. El
búho es pájaro que habita en las ruinas. Cf.
Isaías 14, 22.
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10. La
ceniza es símbolo de dolor y de duelo. Cf.
Job 42, 6; Salmos 41, 4; 79, 6; Ezequiel 27, 30.
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11.
Después de levantarme: Aquí comenzamos a ver
que las miserias que lamenta el salmista ‘no son
las suyas personales sino las del pueblo’
(Nácar-Colunga), esas que aun vemos en Israel,
tanto más dolorosas cuanto mayor fue la altura
de donde cayó.
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12. En Salmos 108, 23; 143, 4, etc., vemos que
estas expresiones son familiares a David en sus
Salmos.
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13. Tú
permaneces (cf. Salmos 9 a, 8; 134, 13;
Lamentaciones 5, 19). “En medio de su depresión
y angustia es consolado por el pensamiento del
eterno e inmutable Dios, que no puede fallar en
sus promesas hechas a Israel por los profetas
(cf. Isaías capítulos 30 y 49; Jeremías
capítulos 25, 29, 30 y 31). Todavía restaurará
Él a Sión para alabanza y gloria de su Nombre en
las futuras generaciones” (Callan).
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14. Empieza aquí la “oración ardiente por el
pronto restablecimiento de Sión y previsión
segura del reino mesiánico universal” (Calès).
Cf. Salmo 117, 13; Isaías capítulos 40 ss.;
Lucas 1, 54 s.; Romanos 15, 8; Mateo 23, 39;
Hechos 3, 20 ss.
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15. Ya tus
siervos aman sus piedras (así también
Vaccari). Un escritor moderno se refiere a este
pasaje para compararlo con el ansia actual de
los israelitas por volver a Palestina,
considerando este hecho como un raro indicio
providencial de su futura conversión; pues,
dice, este deseo ‘ya no augura una liberación
como en la salida del cautiverio babilónico,
sino un esfuerzo doloroso por ocupar de nuevo
palmo a palmo la tierra prometida, y tiene que
ser muy intensa su pasión para que, aun sin fe
religiosa en muchos de ellos, se mantenga hasta
arriesgar la vida frente a dificultades
humanamente insalvables’.
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16 s. Admirable promesa mesiánica: todos los
pueblos y reyes adorarán al verdadero Dios. Esto
no se cumplió en el regreso de Babilonia (Salmo
95, 1 y nota); está vinculado, como expresa Sto.
Tomás, a la conversión de Israel. “La gloria
divina está interesada en la restauración de
Israel. Naciones y reyes temerán y honrarán a
Yahvé cuando comprueben que Él ha reedificado a
Sión y ha desplegado su magnificencia; que ha
escuchado la plegaria de aquellos a quienes los
enemigos habían despojado y que parecían
perdidos sin esperanza” (Calès). Cf.
Deuteronomio 4, 30; Salmos 64, 6; 71, 11 y
notas; Romanos 11, 25-32; Isaías 60, 22. “Según
una de las más grandiosas ideas de los profetas,
la restauración de Israel tendrá por
coronamiento la conversión de las naciones. Así
se establecerá el reino de Dios sobre la tierra”
(Desnoyers). La misma idea expresa Bover-Cantera
y la llama “tradición”. Cf. versículo 23; Salmos
95, 3; 125, 2; Romanos 11, 12; Ezequiel 37, 28;
Isaías 60. 3 ss., etc.
Él se
mostrará en su gloria (versículo 17): Cf.
Salmo 83, 8; Mateo 24, 30; Apocalipsis 1, 7.
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18. La oración humilde será irresistible para
Dios. Cf. Isaías 48, 10; Sofonías. 3, 13; Salmos
89, 15; 118, 71; Esdras 9, 15; Nehemías 9, 33;
Daniel 3, 28-31; 9, 7, etc.
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19 s. Cf. Salmo 21, 31 s.
Se habrá inclinado, etc. (versículo 20): Así también Calès y otros,
de acuerdo con el contexto.
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21. El auxilio vendrá en el máximum de la
humillación, pobreza y persecución. Cf.
versículo 18; Salmos 17, 28; 43, 12 y Salmos 78,
79 y 82, citados todos en la Misa “contra
paganos”.
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22 s. Cf. Salmo 64, 2 y nota. “Todos los pueblos
y todos los príncipes tienen más interés de lo
que piensan en la vuelta de Israel. Nadie
ignorará lo que serán los últimos judíos. Su
celo será igual a sus luces… y se puede
conjeturar lo que harán cuando toda la nación se
convierta, por el cambio prodigioso que unos
pocos, reservados por la gracia, produjeron en
el mundo al principio del Evangelio” (Anónimo
francés del siglo XVIII).
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24 s. El salmista vuelve a su tono plañidero de
los versículos 4-12 y, dirigiendo de nuevo su
mirada al estado miserable de Israel, pide a
Dios una demora que le permita presenciar la
restauración de la nación y de Sión (Ubach). Cf.
Salmos 88, 48; 105, 4 y notas; Tobías 13, 20.
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26. San Pablo nos enseña que estas palabras de
Dios son dirigidas a Cristo para anunciarle su
triunfo (Hebreos 1, 10-12).
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27. Tú los
mudarás: “Se entrevé aquí una escatología
cósmica junto a la escatología mesiánica”
(Calès). Cf. II Pedro 3, 10-13; Isaías 65, 17
ss.; Salmos 103, 5; 118, 90.
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29. Leamos y digamos en unión de espíritu
apostólico la magnífica oración de Eclesiástico
36, que la Iglesia recoge en la Misa por la
propagación de la Fe y en la cual Israel,
después de pedir la conversión de los gentiles,
nuestros antepasados (versículos 1-5), ruega
también (versículos 13-19) por el cumplimiento
de estas profecías relativas a su propia
santificación (Salmo 117, 25 y nota; Isaías 60,
10-22; Jeremías 3, 17-20; Ezequiel 11, 17-19;
36, 22-31; 37, 21-28; Oseas 2, 14-24; 3, 4-5).
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