Salmo 13 |
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* (Alef 1-8) (Bet 9-16) (Guimel 17-24) (Dalet 25-32) (He 33-40) (Vau 41-48) (Zain 49-56) (Het 57-64) (Tet 65-72) (Yod 73-80) (Caf 81-88) (Lamed 89-96) (Mem 97-104) (Nun 105-112) (Samec 113-120) (Ayin 121-128) (Pe 129-136) (Sade 137-144) (Qof 145-152) (Resch 153-160) (Sin 161-168) (Tau 169-176)
Llegará la hora para los impostores
1*Al maestro de coro. De David.
El insensato dice en su corazón:
“No hay Dios.”
Se han pervertido; su conducta es abominable.
ni uno solo obra bien.
2*Yahvé
mira desde el cielo
a los hijos de los hombres,
para ver si hay quién sea inteligente
y busque a Dios.
3*Pero
se han extraviado todos juntos
y se han depravado.
No hay uno que obre el bien,
ni uno siquiera.
4
*¡Nunca
entenderán, todos esos malhechores,
que devoran a mi pueblo
como quien come pan,
sin acordarse de Dios para nada!
5*Mas
algún día temblarán de espanto,
porque Dios está
con la generación de los justos.
6Vosotros
que despreciáis
las ansias del desvalido,
sabed que Dios es su refugio.
7*¡Oh,
venga ya de Sión
la salud de Israel!
Cuando cambie el Señor
la suerte de su pueblo,
saltarán de gozo Jacob,
e Israel de alegría.
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1. Este Salmo, que coincide casi por completo
con el 52, nos ofrece un cuadro pavoroso, como
para quitarnos toda ilusión sobre el mundo y los
hombres, empezando por los que dominan en el
propio Israel. Además nos ilustra sobre el tema
siempre actual: la impiedad es fruto de la falta
de rectitud (Habacuc 2, 4; Juan 3, 19-21), pues
nadie puede ser justo si le falta la fe (Romanos
1, 17; Gálatas 3, 11; Hebreos 10, 38 y notas),
ni justificarse sino por ella (Romanos 3,
24-31).
Insensato, o necio, es en el lenguaje
bíblico el impío que no piensa en la Providencia
de Dios ni en la sanción del pecado, porque
nunca se concentra en sí mismo y vive siempre
‘extravertido’, mareado por la fascinación de lo
fugaz (cf. Sabiduría 4, 12 y nota). De ahí
proviene, según nos enseña el profeta Jeremías,
la desolación de la tierra (Jeremías 12, 11).
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2. Notemos que ya no se trata aquí de falta de
moral sino de la falta de ese conocimiento de
Dios que es el primer homenaje que le debemos.
De esa falta procede todo lo demás (Romanos 10,
17; Gálatas 5, 6; Juan 17, 3, 17, etc.).
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3. La Vulgata añade aquí todo un párrafo que
proviene sin duda de Romanos 3, 13-17, donde San
Pablo cita sucesivamente diversos pasajes de las
Escrituras (Salmo 5, 10-11; Salmo 139, 4, etc.).
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4. “Apostrofe a los sacerdotes responsables de
la moralidad de Israel y por eso culpables de la
general corrupción que en él señorea. Sobre
análogos reproches hechos a los sacerdotes,
véase Jeremías 2, 8; Oseas 4, 6 s.; Malaquías 1,
6; 2, 2” (Ubach).
¡Nunca entenderán! Tremenda sentencia, que concuerda con la que
Jesús fulmina a los fariseos, escribas y
doctores:
“vosotros moriréis en vuestro pecado” (Juan 8, 21-24). El pecado es,
ante todo, un error (cf. Isaías. 1, 3; I Juan 2,
3-4; 3, 6; 4, 8, etc.), pero es el error
culpable del que rechaza la luz (Juan 3, 19 s.),
pues ésta no se niega a nadie, y los pequeños la
ven aún más que los sabios (Lucas 10, 21). Por
eso Dios castigará, abandonándolos a la más
ciega ofuscación, a los que han de ser víctimas
del Anticristo “por no haber recibido el amor de
la verdad" (II Tesalonicenses 2, 10 ss.).
Devoran a
mi pueblo: cf. versículo 6 y Salmo 52, 5 y
nota. Recuérdese el lamento de Jesús sobre las
ovejas abatidas y esquilmadas (Mateo 9, 36). Cf.
Ezequiel 34 y notas. El versículo 7 muestra que
el Salmo abarca también a los gentiles, enemigos
exteriores del pueblo escogido, como observa
Crampón.
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5.
Temblarán: La Vulgata habla de ese miedo sin
causa, que es característico del alma que no
está en paz con Dios. Cf. Levítico 26, 17 y 36;
Proverbios 28, 1; Sabiduría 17, 10. Así lo
observamos en Salmo 52, 6, donde se entrevé ya
el cumplimiento de este anuncio contra los que
esquilmaban al pueblo.
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7. Algunos ven aquí una referencia al cautiverio
babilónico, opinión que no cuadra bien con el
origen davídico del Salmo. Se trata, como en
Salmo 125, de “la salvación más completa y más
definitiva, predicha por los profetas: la
liberación y el reino mesiánico, que
transformarán de manera maravillosa el destino
de Israel” (Calès).
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