Salmo 10 |
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No huye quien tiene a Yahvé por refugio
1*Al maestro de coro. De David.
Yo me refugio en Yahvé.
¿Cómo podéis decirme:
“Huye al monte como el pájaro”?
2Pues
los malvados están entesando el arco
y colocan ya su flecha en la cuerda
para asaetear en la sombra
a los rectos de corazón;
3*si
han socavado los cimientos
¿qué puede hacer el justo?
4Está
Yahvé en su santo templo;
¡Yahvé! su trono está en el cielo;
sus ojos miran,
sus párpados escrutan
a los hijos de los hombres.
5*Yahvé
examina al justo y al malvado;
y al que ama la prepotencia
Él lo abomina.
6*Sobre
los pecadores
hará llover ascuas y azufre,
y viento abrasador
será su porción en el cáliz.
7*Porque
Yahvé es justo y ama la justicia;
los rectos verán su rostro.
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1 ss. El santo rey, angustiado por sus enemigos,
tiene plena confianza en el Señor que no
abandona al justo. Por eso rechaza el consejo de
huir a los montes, que se le da en los
versículos 1-3.
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3. Como observa San Jerónimo, este texto se
refiere al orden público. Quiere decir: si los
principios fundamentales de la justicia y del
orden se han derrumbado, no hay esperanza alguna
para el justo. Lo único que puede es huir. Así
suena la voz de los consejeros del rey, sin
embargo éste tiene puesta su confianza en Dios.
Véase los versículos 5-8, en los cuales se
muestra cuán lejos está Dios de esa pasividad
que los impíos le atribuyen en el Salmo 9 b, 13
(cf. nota).
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5. El segundo hemistiquio dice en la Vulgata:
“el que
ama la maldad odia su alma”, concepto
distinto del presente pero que hallamos también
en la divina Escritura (cf. Salmo 7, 14; Tobías
12, 10).
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6. Recuerda la suerte de las ciudades de Sodoma
y Gomorra, que el Señor exterminó haciendo
llover sobre ellas azufre y fuego (Génesis 19,
24). Véase Apocalipsis 14, 10 s.
“El cáliz”: la suerte destinada por Dios (véase Salmo 15, 5; Isaías
51, 17; Jeremías 25, 15).
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7. Los
rectos verán su rostro: Es lo que el Señor
dice en la sexta bienaventuranza (Mateo 5, 8;
véase Salmo 23, 4).
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