Iglesia Remanente

Salmo 10

       

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Salmo 10 (11)

No huye quien tiene a Yahvé por refugio

1*Al maestro de coro. De David.

Yo me refugio en Yahvé.

¿Cómo podéis decirme:

“Huye al monte como el pájaro”?

2Pues los malvados están entesando el arco

y colocan ya su flecha en la cuerda

para asaetear en la sombra

a los rectos de corazón;

3*si han socavado los cimientos

¿qué puede hacer el justo?

 

4Está Yahvé en su santo templo;

¡Yahvé! su trono está en el cielo;

sus ojos miran,

sus párpados escrutan

a los hijos de los hombres.

5*Yahvé examina al justo y al malvado;

y al que ama la prepotencia

Él lo abomina.

6*Sobre los pecadores

hará llover ascuas y azufre,

y viento abrasador

será su porción en el cáliz.

7*Porque Yahvé es justo y ama la justicia;

los rectos verán su rostro.



* 1 ss. El santo rey, angustiado por sus enemigos, tiene plena confianza en el Señor que no abandona al justo. Por eso rechaza el consejo de huir a los montes, que se le da en los versículos 1-3.

* 3. Como observa San Jerónimo, este texto se refiere al orden público. Quiere decir: si los principios fundamentales de la justicia y del orden se han derrumbado, no hay esperanza alguna para el justo. Lo único que puede es huir. Así suena la voz de los consejeros del rey, sin embargo éste tiene puesta su confianza en Dios. Véase los versículos 5-8, en los cuales se muestra cuán lejos está Dios de esa pasividad que los impíos le atribuyen en el Salmo 9 b, 13 (cf. nota).

* 5. El segundo hemistiquio dice en la Vulgata: “el que ama la maldad odia su alma”, concepto distinto del presente pero que hallamos también en la divina Escritura (cf. Salmo 7, 14; Tobías 12, 10).

* 6. Recuerda la suerte de las ciudades de Sodoma y Gomorra, que el Señor exterminó haciendo llover sobre ellas azufre y fuego (Génesis 19, 24). Véase Apocalipsis 14, 10 s. “El cáliz”: la suerte destinada por Dios (véase Salmo 15, 5; Isaías 51, 17; Jeremías 25, 15).

* 7. Los rectos verán su rostro: Es lo que el Señor dice en la sexta bienaventuranza (Mateo 5, 8; véase Salmo 23, 4).