Iglesia Remanente

Salmo 136

       

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Salmo 136 (137)

Imprecación contra Babilonia

1*Junto a los ríos de Babilonia,

allí nos sentábamos y llorábamos,

acordándonos de Sión.

2En los sauces de aquella tierra

colgábamos nuestras cítaras;

3*porque allí nuestros raptores

nos pedían cánticos,

y nuestros atormentadores alegría:

“Cantadnos de los cantares de Sión.”

 

4* ¿Cómo cantar un cántico de Yahvé

en tierra extraña?

5Si yo te olvido, oh Jerusalén,

olvídese de sí mi diestra.

6Péguese mi lengua a mi paladar,

si no me acordare de ti;

si no pusiese a Jerusalén

por encima de toda alegría.

 

7*Acuérdate, Yahvé,

contra los hijos de Edom,

del día de Jerusalén.

Ellos decían: “¡Arrasad,

arrasadla hasta los cimientos!”

 

8*Hija de Babilonia, la devastada:

dichoso aquel que ha de pagarte

el precio de lo que nos hiciste.

9¡Dichoso el que tomará tus pequeñuelos

y los estrellará contra la peña!



* 1. En la Vulgata y en los LXX lleva los nombres de David (¿como autor?) y Jeremías (¿cómo intérprete?). Al final da como futura la caída de Babilonia (versículo 8 s.), por lo cual no puede atribuírselo a los levitas vueltos del cautiverio, pues el regreso ocurrió después de caída aquélla en manos de Ciro que dio libertad a los cautivos del pueblo judío (Esdras 1, 1 s. y notas), siendo de observar que, según los más modernos estudios, aquella caída no tuvo los caracteres trágicos que anunciaban los profetas, por lo cual esos anuncios deben tener otra perspectiva (cf. Apocalipsis 18, 1 ss. y notas). Es este Salmo una de las más hermosas poesías de todos los tiempos. Los expositores señalan “las singulares bellezas de estos versos, la sencillez del pensamiento, la naturalidad del desarrollo, la precisión de los contornos, el colorido, la sobriedad clásica de sus imágenes y, sobre todo, la solemne y nativa tristeza que exhala toda la oda, desde la primera hasta la última palabra” (Manresa), cosas tanto más admirables en un Salmo profético. Porque no se refiere sólo a un episodio pasado, sino que tiene un sentido escatológico que aumenta su interés para la Iglesia (véase nota de San Agustín al versículo 8). “Como los profetas hacen depender la libertad de los judíos de la caída de Babilonia, así en el Nuevo Testamento la nueva Jerusalén no baja del cielo con todo el esplendor y la belleza de Esposa del Cordero sino después que se anuncia la caída de la gran Babilonia (Apocalipsis 18, 2; 19, 7; 21, 2)” (Ed. Babuty). “Lo que así se pide, dice Fillion, es la ruina del imperio del mal.” Los ríos de Babilonia: Éufrates, Tigris y numerosos canales derivados de ellos como el célebre rio Cobar de Ezequiel 1.

* 3 s. Los enemigos quieren oír los himnos de júbilo del Templo, lo que no se compagina con la honda melancolía que apesadumbra a los cautivos ni con la santidad de los himnos litúrgicos. Ciertamente que esta peregrinación de los judíos cautivos en Babilonia, y que dura aún entre las naciones como se lo anunció Jesús (Lucas 21, 24), se parece mucho a la vida del cristiano en el mundo (cf. Gálatas 1, 4 y nota), que lo odia y trata de seducirlo en toda forma para apartarlo de su gran esperanza que es el mismo Jesús. Cf. Juan 7, 7; 8, 23; 15, 18; 16, 20; 17, 9-15; Romanos 12, 12; 15, 13; I Corintios 9, 10; Gálatas 6, 14; Colosenses 1, 5; I Timoteo 1, 1; 6, 7; Hebreos 10. 23; 11, 38; Santiago 4, 4; I Juan 2, 15-17; 3, 13; 5, 19.

* 5. Olvídese de sí: Literalmente: olvide (sin complemento) o, según otros sea olvidada. El sentido parece ser que se atrofie o paralice, como si estuviese olvidada de sí misma, lo cual coincide con el versículo 6.

* 7. Los hijos de Edom, enemigos hereditarios de Israel, aunque unidos a él por la sangre, ayudaron a los babilonios en la destrucción de la ciudad santa y los profetas se lo recuerdan muchas veces y les anuncian la pena del talión (Isaías 34, 5 ss.; Jeremías 49, 7 ss.; Lam. 4, 21 s.; Ezequiel 25, 12 ss.; 30, 2 ss.; 35, 1-15; Amos 1, 11; 4, 11; Joel 3, 19; Abdías 8 ss.); por eso el salmista clama venganza contra unos y otros con un acento que recuerda las terribles imprecaciones del Salmo 108 y que se entenderá mejor en su carácter sobrenatural y profético si se tiene en cuenta que, como dice Calès, “Jerusalén y la Palestina no eran una patria como cualquier otra: eran la Ciudad y la Tierra Santa... En lo porvenir Sión sería el lugar del futuro reino mesiánico, el centro de la justicia, de la paz, de la santidad, de la salvación. Todas las naciones del universo vendrían allí en peregrinación a buscar la palabra y la ley de Dios (cf. Isaías 2, 2 ss.; Miqueas 4, 1 ss.)”.

* 8. “La devastada”: Así el hebreo. Los LXX y la Vulgata dicen: “la miserable”. El sentido es futuro, como se ve por lo que sigue, y así Teodoción lee: “a que serás devastada”. El nuevo Salterio Romano vierte: “la devastadora”; Bover-Cantera: “Hija vandálica de Babilonia”; lecciones menos conformes al contexto y que quitan fuerza a la expresión; porque Dios quiere exterminar toda la raza de Babilonia; en sentido espiritual, todos los enemigos del reino de Dios. Añade el Doctor de Hipona: “Arrojad sobre la piedra a esos hijos de Babilonia, la maldita. Llegará el fin del cautiverio y vendrá la dicha; será condenado el supremo enemigo y triunfaremos con el Rey que no muere.” Alude a la gran Babilonia del Apocalipsis (capítulos 17 y 18), capital de la impiedad y de la apostasía. que tiene un notable paralelismo con la- mencionada en los profetas. Cf. Apocalipsis 17, versículos 1, 2 y 6 con Jeremías 51, versículos 13 y 17 e Isaías 21, 4; Apocalipsis 18, versículos 2, 4. 6, 7, 20, 21 y 23 con Jeremías 51, w. 8, 6 y 45; 50, 29; Isaías 47, 8; Jeremías 51, 48 y 62 s. Cf. también: Isaías capítulos 13-14.