Salmo 66 |
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* (Alef 1-8) (Bet 9-16) (Guimel 17-24) (Dalet 25-32) (He 33-40) (Vau 41-48) (Zain 49-56) (Het 57-64) (Tet 65-72) (Yod 73-80) (Caf 81-88) (Lamed 89-96) (Mem 97-104) (Nun 105-112) (Samec 113-120) (Ayin 121-128) (Pe 129-136) (Sade 137-144) (Qof 145-152) (Resch 153-160) (Sin 161-168) (Tau 169-176)
Anhelo del Israel de Dios
1Al maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Salmo. Cántico.
2*Dios
tenga misericordia de nosotros
y bendíganos;
vuelva hacia nosotros su rostro sereno,
3*para
que sus caminos
sean conocidos sobre la tierra,
y su salvación entre todas las naciones.
4Alábente
los pueblos, oh Dios,
te alaben los pueblos todos.
5*Alégrense
y salten de gozo las naciones,
viéndote gobernar los pueblos con justicia
y regir en la tierra a las naciones.
6Te
alaben los pueblos, oh Dios,
te alaben los pueblos todos.
7*La
tierra ha dado su fruto;
nos bendijo Dios, el Dios nuestro.
¡Que Dios nos bendiga
y que le reverencien
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2. Fórmula con que los sacerdotes bendecían al
pueblo (cf. Núm. 6, 25). El salmista pide a Dios
que bendiga a su pueblo para instrucción de las
naciones (Crampón). La Liturgia lo ha elegido
por eso para la hermosa Misa por la propagación
de la Fe, junto con la grandiosa oración del
Eclesiástico (36, 2-19), en que Israel pide la
conversión de los gentiles. Vemos aquí la
vocación apostólica de Israel entre las naciones
(versículo 3) cuyo incumplimiento le reprochó
Ezequiel (36, 19 ss.), y San Pablo (Romanos 2,
34), y que los profetas anuncian con frecuencia
(cf. Salmo 64, 2; 65, 8 y nota; 101, 17;
Ezequiel 36, 23 ss.; Romanos 11, 26, etc.).
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3 s. Vaccari traduce:
Al conocerse... te alabarán, etc. Tal es la bendición que esperaban
ver cumplirse para Israel los justos del
Evangelio: la Virgen (Lucas 1, 54 s.); Zacarías
(Lucas 1, 74 s.); Simeón (Lucas 2, 32); Ana
(Lucas 2, 38); José de Arimatea (Lucas 23, 51) y
los discípulos (Lucas 19, 51).
Por camino y salvación entienden los Padres a Cristo, cuyo rostro
ansiaban ver en su primera venida los santos de
Israel, como nosotros debemos ansiar la segunda
para verlo triunfante (cf. Apocalipsis I, 7;
Tito 2, 13, citado por el Catecismo Romano I
cap. 8, 1). Algunos repiten este estribillo
también después del último versículo.
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5. Sobre este reino mesiánico, en el cual
reinará la justicia, cf. Salmo 71, 2; Jeremías
23, 5 ss.; Salmo 101, 29 y nota; 116, 1 s.;
Romanos 15, 11 s., etc.
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7. Como observa Ubach, el pueblo al agradecer
los beneficios que había recibido, “desea que
inmediatamente esta manifestación de su bondad
hacia Israel la conozcan y veneren todos los
habitantes de la tierra”. Es la idea que vemos
en Salmo 101, 16 s. “No hay Salmo en que el
Profeta se interese más viva y ardientemente por
la conversión de todos los pueblos. Sus ruegos
deben enseñarnos con qué sentimiento hemos de
rogar por el retorno de Israel” (Ed. Babuty).
La tierra
ha dado su fruto: “Todo el Salmo nos lleva a
ver en esta expresión algo más que una rica
cosecha: las bendiciones de que Dios habrá
colmado a la tierra y a la gran familia humana”
(Fillion). Cf. Salmo 64, 11; 84, 13 y notas. En
sentido acomodaticio Pedro Lombardo lo aplica
diciendo: María dio a luz a Jesús (cf. Isaías 4,
2). Así también se aplica esta frase en forma
proverbial cada vez que el alma se reconoce un
nuevo yerro: la tierra ha dado su fruto, como
diciendo: ¿qué otra cosa puedo dar yo de mí
mismo? ¿Cómo extrañarse de que el hombre dé los
frutos de miseria propios de su degeneración
original?
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