Salmo 81 |
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Dios juzga a los jueces
1*Salmo de Asaf.
Dios se levanta
en la reunión de los dioses;
en medio de ellos va a juzgarlos.
2
“¿Hasta cuándo fallaréis injustamente
y haréis acepción de personas con los inicuos?
3Haced
justicia
al oprimido y al huérfano;
amparad al afligido y al menesteroso;
4*librad
al desvalido y al necesitado,
arrancadlo de la mano de los impíos.”
5*Pero
no saben, ni entienden;
andan en tinieblas;
por eso vacilan
todos los fundamentos de la tierra.
6*Es
cierto que Yo dije: “Dioses sois,
e hijos todos del Altísimo.
7*Pero
moriréis como hombres,
y caeréis como cae cualquier príncipe.”
8*Levántate,
Dios; juzga a la tierra,
porque Tú has de dominar
sobre todas las naciones.
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1. Este Salmo es, como el 57, un testimonio de
la tremenda severidad con que han de ser
juzgados los poderosos de la tierra.
Dioses:
Los príncipes y jueces como representantes de la
autoridad divina (versículo 6). Cf. Éxodo 21, 6¡
22, 7 s.; Deuteronomio 1, 17; Sabiduría 6, 4;
Romanos 13, 1; I Pedro 2, 13.
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4. La magistratura es como un sacerdocio. Véase
Proverbios 24, 11; Sabiduría 1, 1. El que no
tiene esa vocación debe alejarse del poder.
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5. Dios interrumpe su apostrofe a los jueces
(sólo en este versículo), para señalarnos, con
toda su espantosa gravedad, la existencia y los
efectos de esta ignorancia culpable y a veces
voluntaria. Mil veces habla de ella la
Escritura, como que es un sello del farisaísmo,
falto de rectitud (cf. Salmo 35, 4 y nota; Juan
3, 19; 7, 17; Proverbios 2, 13; Eclesiástico 21,
12; I Juan 1, 6; 5, 20; Juan 12, 46, etc.). La
calamidad que resulta de estas tinieblas, en que
caen los que debieran ser luz para los demás, es
tan grave que hace vacilar hasta los fundamentos
de la tierra. Cf. Mateo 5, 13-16; 24, 11 s.;
Jeremías 23, 1 ss.; Malaquías 2, 7 ss., etc.
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6. Jesucristo cita este versículo (Juan 10, 34
ss.) para demostrar que tiene derecho a llamarse
Hijo de Dios. ¡Hoy podemos serlo también
nosotros gracias a Él! (Juan 1, 12; 20, 17;
Gálatas 4, 5 s.; I Juan 3, 1; Romanos 8, 16-29,
etc.). Pero ello será si la sinceridad de
nuestra fe hace efectivamente de nuestro
bautismo un nuevo nacimiento (Marcos 16, 16;
Juan 3, 3; Romanos 6, 3 ss.; I Juan 3, 9;
Colosenses 2, 12 y nota).
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7. A pesar de su alta dignidad, los jueces y
príncipes han de morir como los hombres
ordinarios y serán juzgados y castigados con una
severidad incomparablemente mayor. Véase
Sabiduría 6, 6-8.
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8. Como anota la nueva versión de Benziger, hay
aquí una apelación a Dios para que asuma su
autoridad como soberano sobre toda la humanidad.
Bover-Cantera anota: “Parece hablar del Mesías,
Juez que ha de gobernar toda la tierra.” “Que
venga, dice Fillion, a ejercer la justicia, pues
que los jueces de la tierra lo hacen tan mal.”
Páramo ve igualmente aquí .a Cristo como Rey y
Dueño de las naciones, a las que juzgará en su
día. Cf. Salmos 79, 16; 95-98, etc. Los reyes y
altos personajes llevarán la peor parte en aquel
juicio supremo (Salmo 109, 5; Apocalipsis 19,
18), y los pobres la mejor (versículo 3 s.;
Salmo 71, 2 y nota).
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