Salmo 67 |
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* (Alef 1-8) (Bet 9-16) (Guimel 17-24) (Dalet 25-32) (He 33-40) (Vau 41-48) (Zain 49-56) (Het 57-64) (Tet 65-72) (Yod 73-80) (Caf 81-88) (Lamed 89-96) (Mem 97-104) (Nun 105-112) (Samec 113-120) (Ayin 121-128) (Pe 129-136) (Sade 137-144) (Qof 145-152) (Resch 153-160) (Sin 161-168) (Tau 169-176)
Triunfo de Dios
1*Al
maestro de coro. Salmo de David. Cántico.
2*Alzase
Dios; sus enemigos se dispersan,
y huyen ante Él sus adversarios.
3Como
se desvanece el humo,
así se disipan;
como se derrite la cera junto al fuego,
así perecen los impíos ante la faz de Dios.
4Los
justos están alegres,
saltan de júbilo en la presencia de Dios,
y se regocijan con deleite.
5*Celebrad
a Dios,
entonad salmos a su Nombre;
abrid camino al que viene
a través del desierto.
“El Señor” es su nombre,
gozaos delante de Él.
6*Padre
de los huérfanos
y defensor de las viudas,
Dios está en su santa morada.
7Dios
prepara un hogar a los desamparados,
saca a prosperidad a los cautivos,
sólo los rebeldes
se quedan en el tórrido desierto.
8*Dios
cuando Tú saliste
a la cabeza de tu pueblo,
cuando avanzabas por el desierto,
9se
estremeció la tierra;
también los cielos destilaron
a la vista de Dios,
[el mismo Sinaí tembló delante de Dios]
el Dios de Israel.
10*Lluvia
generosa derramaste,
oh Dios, sobre tu heredad;
estaba agotada y la renovaste.
11En
ella habitó tu grey;
en tu bondad, oh Dios,
proveías a los necesitados.
12*El
Señor cumple su palabra:
las buenas nuevas llegan en tropel:
13*
“Huyen reyes y ejércitos, huyen;
y las mujeres de la casa reparten el botín.
14Mientras
vosotros descansabais
recostados entre los apriscos,
las alas de la paloma brillaban plateadas
y las plumas de la misma
atornasoladas de oro.
15*Cuando
el Omnipotente
dispersaba a los reyes
parecía caer nieve sobre el Salmón.”
16*Montes
grandes son los montes de Basan,
montañas de altas cumbres
son los montes de Basan.
17¿Por
qué, oh montes encumbrados,
miráis con envidia
el monte que Dios escogió para su morada?
Sí, en él habitará Yahvé para siempre.
18*Millares
y millares
forman la carroza de Dios;
en medio de ellos
viene el Señor del Sinaí al Santuario.
19*Subiste
a lo alto llevando cautivos;
recibiste en don hombres:
aun los rebeldes habitaran
junto a Yah
(nuestro) Dios.
20¡Bendito
sea el Señor, día tras día!
Dios, salvación nuestra,
lleva nuestras cargas.
21El
Dios nuestro es un Dios que salva;
por el Señor Yahvé
escapamos a la muerte.
22*Porque
Dios quebrantará
la cabeza de sus enemigos,
el altivo penacho
de los que se pasean en sus delitos.
23*El
Señor dijo: “De Basan los sacaré,
los sacaré de lo profundo del océano;
24para
que hundas tu pie
en la sangre de tus enemigos
y en ella tenga parte
la lengua de los perros.”
25Se
ve tu entrada, oh Dios,
la entrada de mi Dios,
de mi Rey, en el Santuario.
26*Cantores
van delante,
en pos van los tañedores;
en medio, las doncellas
baten los címbalos (cantando):
27
“Bendecid a Dios con alegría,
bendecid al Señor los hijos de Israel.”
28Allí
está Benjamín,
el más joven, precediéndolos;
los príncipes de Judá y su séquito,
los príncipes de Zabulón,
los príncipes de Neftalí.
29*Despliega,
oh Dios, tu poderío;
poderío que asumes,
oh Dios, en favor nuestro.
30*A
causa de tu templo que está en Jerusalén,
te ofrezcan tributos los reyes.
31*lncrepa
a la bestia del cañaveral
y la multitud de los poderosos,
dominadores de los pueblos.
Suprime a los ávidos de plata.
¡Dispersa a los pueblos,
que se gozan en las guerras!
32Vengan
los magnates de Egipto,
levante Etiopía sus manos a Dios,
33*Reinos
de la tierra, celebrad a Dios,
entonad salmos al Señor,
34*a
Aquel que cabalga por los cielos,
los antiguos cielos;
al que hace resonar su voz,
su voz poderosa.
35Reconoced
la potestad de Dios,
su majestad es sobre Israel,
y su poder en las nubes.
36Terrible
es Dios desde su Santuario,
el Dios de Israel,
el que da potestad y vigor a su pueblo.
¡Bendito sea Dios!
*
1 ss. La idea principal de este admirable Salmo
sobre la grandeza de Dios, cual se manifiesta en
la historia y destino de Israel, difícilmente se
entiende si no se tiene en cuenta su carácter
profético y mesiánico, según el cual es un
proceso que después de mostrar las hazañas
antiguas del Dios de Israel, termina en
definitiva, como muchos otros Salmos (cf. Salmos
21 y 68), con un himno al señorío universal de
Cristo Rey. Como indica el P. Callan, señalando
el tono davídico del Cántico, el poeta recuerda
los poderosos favores de Dios a su pueblo en el
éxodo de Egipto, en el desierto, en la conquista
y establecimiento en la Tierra prometida.
Después muestra el entronizamiento de Dios en
Sión, y cómo “su cuidadosa protección abraza las
edades por venir, de modo que al fin las
naciones se apresurarán a rendir, junto con
ella, homenaje universal al Dios de Israel”.
*
2 ss.
Alzase Dios: Alusión a las palabras
pronunciadas cada vez que se ponía en movimiento
el Arca (Números 10, 35), la cual era figura de
la presencia y el poder de Dios en la tierra
(cf. Ezequiel 41, 26 y nota). Es, pues, una
señal de que el Señor ha resuelto poner fin a la
iniquidad (versículo 3 s.; 23 s.; 29 ss.).
*
5. En vez de
a través
del desierto otras versiones dicen,
sobre las nubes, Cf. versículo 34 s.
*
6 s. Es decir, está ya triunfador en Sión
(versículos 17 y 36). Así parece ver
proféticamente el salmista a Aquel que, como
protector de los débiles, ha acogido de nuevo a
su pueblo (cf. Salmos 145, 7; 146, 2 y notas),
como antes lo sacó de Egipto para llevarlo a una
tierra espléndida (versículo 7), según va a
relatar en los versículos 8 ss., quedando sin
entrar en el hogar de Palestina solamente los
rebeldes de Números 14, 26-32, mencionados en
Hebreos 3, 17 s., “a causa de su incredulidad”.
*
8 s. Versículos tomados del Cántico de Débora
(Jueces 5, 4 s.), que recuerdan las apariciones
de Dios en el desierto después de la salida de
Israel de Egipto, principalmente las escenas del
Monte Sinaí (Éxodo 19). Véase también Jueces 5,
4. Las palabras repetidas entre corchetes son
inseguras y faltan en el griego.
*
10. Tu
heredad, es decir, el pueblo israelita, que
es la herencia del Señor (cf. Salmo 105, 5 y
nota; Deuteronomio 4, 20; 9, 26 y 29, etc.). La
lluvia generosa es el maná que llovió en el desierto durante el
viaje hacia la Tierra Prometida, a cuya
conquista se alude desde el versículo 12. Cf.
Éxodo 16, 3 s.
*
12. Cumple su palabra de entregar a Israel la
Tierra Santa a pesar de sus moradores (cf. Salmo
77, 54 s. y nota; 134, 10-12; 135, 16 ss.). Las
buenas
nuevas de la conquista (otros:
las
anunciadoras de victoria) son las que vemos
en el versículo 13 ss. El sentido de este pasaje
en la Vulgata: “Dios dará, a los que
evangelizan, una palabra de gran poder”,
encierra también una importantísima verdad sobre
el poder de la palabra evangélica. Cf. versículo
34; Salmo 18, 8; Isaías 52, 7; Romanos 11, 16;
II Timoteo 3, 16; Hebreos 4, 12.
*
13 s. Alude a los
reyes
derrotados por Moisés y Josué (cf. Salmo 134, 11
y nota). La gran oscuridad de este pasaje hace
suponer una alteración en el orden de los
textos. Su sentido general es mostrar, en
elocuente contraste con la cobardía de algunas
tribus de Israel (cf. Números capítulos 31 y 32;
Jueces 5, 16 s. y 20), la obra paternal y
gratuita del Omnipotente (versículo 15) que
dispersaba a los enemigos y allanaba todas las
dificultades. Prueba de ello es que son las
mujeres de Israel (Rembold vierte:
la hermosa
de la casa) quienes, mientras los hombres
descansan, reparten el botín, sin duda, precioso
para ellas, pues contenía esos adornos de alas y
plumas, despojo probablemente de los jefes
vencidos. Hay en esto una alusión irónica a
Jueces 5, 28 ss. (Cántico de Débora), donde
vemos a las mujeres cananeas pretendiendo que
Sisara hubiese, a la inversa, conquistado
despojos sobre Israel, entre los cuales habría
trajes de diversos colores para adorno de la
esposa (véase el texto hebreo). “La
paloma
seria Israel, cuyas armaduras y armas brillaban
como el oro y la plata. Para otros se trataría
del Arca.” (Bover-Cantera).
*
15. El
Omnipotente (Schaddai): Nombre usado otra
vez en el Salmo 90, 1. Como observa Calès, en
este cántico de alabanza, eminentemente
teocéntrico, “Elohim” figura no menos de 24
veces a título de nombre propio, sustituyendo a
“Yahvé”, y aun tres veces más como nombre común
de la divinidad, siendo también reemplazado 5
veces, en este sentido, por
Él.
Yahvé aparece también dos veces en forma plena,
y dos en la forma abreviada:
Yah. Y
Adonái (“el Señor”), es empleado siete veces. El
Salmón:
Montaña situada al norte de Transjordania. Otro
monte del mismo nombre se halla cerca de Siquem
(Jueces 9, 38). Su blancura como de nieve
proviene quizá de los huesos o despojos de los
enemigos.
*
16 s.
Montes grandes: literalmente:
Monte de
Dios (hebraísmo por monte grande; cf. Salmo
64, 10 y nota). Es un apostrofe a los montes de
Basan que a pesar de sus altas cumbres y de su
opulencia (cf. Amos 4, 1 y nota; Miqueas 7, 14)
no han sido elegidos para trono de Dios, por lo
cual miran con celos al pequeño monte Sión en el
que Dios habilitará para siempre (versículo 17; cf. Salmo 64, 2 y nota;
Ezequiel 37, 26 ss.). Esto enseña a ser humilde
en la gloria, porque la elección de Dios es
gratuita; de pura misericordia elige lo más bajo
para ensalzarlo. Cf. Salmo 142, 6; Ezequiel 36,
21 s.; Lucas 1, 52; Salmo 112, 7; Romanos 11, 6
s.; 9, 15; 11, 32; I Corintios 1, 26-31.
*
18. Esto es: son innumerables los espíritus
celestes que sirven a Dios (cf. Daniel 7, 10 y
la carroza de los querubines en Ezequiel 1, 4
ss.), que hallan en Él su felicidad y están
atentos al menor de sus deseos (cf. Daniel 10,
13 y nota) como ministros de sus misericordias o
de sus venganzas. Cf. Salmo 102, 20; Mateo 26,
53; Apocalipsis 9, 16. Sobre los Ángeles de la
Guarda véase Salmo 90, 11 y nota. Viene el Señor
del Sinaí al Santuario, es decir, el profeta
contempla cómo Dios traslada gloriosamente su
residencia del monte Sinaí, donde dio la Ley
antigua, al monte Sión, donde reinará para
siempre según el versículo 17. Véase Salmo 75,
5; Jeremías 23, 5; Ezequiel 37, 24; Oseas 3, 5;
Daniel 7, 14; Miqueas 4, 7; Lucas 1, 32; Hebreos
12, 22. Cf. Ezequiel 10, 18; 11, 22 s.; 43, 2-5
y notas. “Ambos montes significan ambas
Alianzas.” Cf. Jeremías 31, 31; Hebreos 8, 8.
Jesús reveló que la Nueva sería con su Sangre
(Lucas 22, 20; 24, 27 y 44 ss.).
*
19 ss. A
lo alto: al monte Sión (versículo 2 y nota).
Cautivos: Algunos suponen que se trata de pueblos vencidos que son
llevados como tributos que se ofrecen al Señor.
San Pablo (Efesios 4, 8) hace una cita parcial
de este pasaje según los LXX, a propósito de los
carismas del Espíritu Santo, que Cristo, al
subir al cielo el día de la Ascensión, “llevando
cautiva la cautividad”, recibió para los
hombres, como dones gratuitos que Él ganó con su
Redención y que enriquecen durante esta vida el
alma de cada uno. El versículo en los LXX
termina diciendo: “eran rebeldes para que Tú
habitaras entre ellos” (cf. Juan 12, 34; Lucas
16, 16; Isaías 35, 5 y notas). Aquí se trata de
“hombres recibidos como presentes”, hombres que
el Mesías triunfante lleva, como dichosos
cautivos, para que habiten junto a Dios,
incluyendo aún a aquellos que fueron rebeldes y
que, vencidos luego por la gracia, se
arrepintieron para aprovechar la salvación del
Dios que salva y lleva nuestras cargas
(versículo 20) y cuya salvación nos hace escapar
de la muerte (versículo 21). Interpretando esto
en sentido cristiano, y sin perjuicio de lo que
significa para los destinos de Israel según se
ve en todo el Salmo (cf. versículo 29), nos
parece coincidir plenamente esta profecía con
las palabras de Jesús al Padre: “Los que Tú me
diste quiero (esos hombres que son presente
Tuyo): que estén conmigo en donde Yo esté, para
que vean (experimenten) la gloria mía que Tú me
diste, porque me amabas antes de la creación del
mundo” (Juan 17, 24; cf. Juan 6, 39). Así lo
prometió Él mismo a los suyos, diciéndoles:
“Cuando me haya ido y os haya preparado el
lugar, vendré otra vez y os tomaré junto a Mí, a
fin de que donde Yo estoy estéis vosotros
también” (Juan 14, 3; cf. I Tesalonicenses 4, 16
s.). Fillion hace notar que “la primera parte
del Salmo se termina por este gran pensamiento
profético: el celestial conquistador, que avanza
al principio del poema contra sus enemigos
numerosos, se sienta ahora en su trono para
siempre, después de haber sometido el mundo a su
imperio”.
*
22. Que se
pasean en sus delitos: Calès vierte:
que te
odian (cf. versículo 2).
*
23 s. Se refiere a los enemigos de Israel. El
Señor los descubrirá en los rincones más
apartados, en la montaña de Basan (cf. versículo
16), y si es preciso, hasta en el fondo del mar.
Tal será la obra del gran campeón (cf. Isaías
59, 17) en el día de la venganza (Salmo 57, 11;
Isaías 61, 2; 63, 1 ss.; Apocalipsis 19, 15;
Salmo 2, 9, etc.). En ella empleará su poderío
(versículo 29). Cf. Joel 3; Salmo 65, 5 y nota.
*
26 ss. He aquí lo que el poeta contemplaba desde
el versículo 6: la llegada del Señor al monte
Sión acompañado por los representantes de todas
las tribus reunidas (cf. Ezequiel 37, 15-23).
Nombra a dos del Norte o de Israel: Zabulón y
Neftalí; y a dos del Sur, o de Judá: Judá al
frente de todas por ser la estirpe real del
Mesías (cf. Salmo 59, 9), y Benjamín. Cf. Isaías
27, 13; Jeremías 3, 18; 31, 1-3 y 31-33; 33, 14
ss.; Ezequiel 16, 53; 20, 40 ss.; 27, 21 s.;
Zacarías 8, 13, etc.
*
29 ss. Calès titula este pasaje (versículos
29-32): “Súplica por el triunfo mesiánico” y
expresa que en ella “se le ruega que acabe su
obra y realice todas sus promesas; que suscite
el reino mesiánico y lleve a todos los pueblos a
su templo para adorar al Huésped divino y
llevarle presentes... El orgulloso Egipto y la
misteriosa Etiopía deberán, de grado o por
fuerza, tender hacia Él manos suplicantes y los
poderosos dominadores de la tierra tendrán que
prosternarse ante su faz”. Vaccari hace notar
que “este mismo pensamiento se halla también en
Isaías 60, 1-14; Ageo 2, 7-10; Tobías 13, 11 e
igualmente en el Salmo 71, 9 s.”
*
30. “El Santuario del monte Sión será un centro
para las ofrendas que toda la tierra llevará”
(Fillion). Cf. Salmos 64. 2; 75, 12; Isaías 25.
6; Ezequiel 40, 2 y nota.
*
31. Texto inseguro. Sobre la bestia, cf. Isaías
19, 6; Ez- 29, 3 s. y también Salmo 79, 14;
Daniel 7, 8; Apocalipsis 19, 20 y notas.
Poderosos,
dominadores: Literalmente:
toros y
novillos, imágenes de los gentiles
representados por Egipto, Babilonia, Asiria y
otros (cf. Isaías 12, 12 y nota).
Suprime a
los ávidos de plata: Así también Rembold.
Algunos (cf. Vaccari) quitan a este pasaje todo
carácter trágico, presentándolo como festivo:
“Su cortejo desfila con la canela y la multitud
de los toros con los novillos de los pueblos; se
prosternan con lingotes de plata; avanzan los
pueblos que quieren hacer ofrendas.” Pero la
economía general del Salmo muestra (cf.
versículo 2 s.; 23 s.) que, como en todas las
profecías semejantes, al triunfo del Mesías
corresponde la derrota, confusión y tremendo
castigo de sus enemigos. Cf. I Corintios 15, 25;
Salmo 109, 1; Hebreos 2, 8 y 10, 13.
Dispersa las naciones, etc.: “Es la paz mesiánica universal”
(Fillion). Cf. Salmo 57, 11 y nota; Isaías 2, 4;
Oseas 2, 18; Salmo 45, 10. ¡Cuán lejos estamos
de esa dichosa edad!
*
33. Invitación paralela a la de los Salmos 95
ss. Cf. Isaías 2, 3; 60, 5; Miqueas 4, 2, etc.
*
34 s.
Cabalga por los cielos: Cf. versículo 5;
Salmo 17, 11.
Su voz poderosa: Véase Salmo 28, 3 y 10 y notas, que termina como
éste; cf. Isaías 30, 30.
Su
majestad es sobre Israel (versículo 35): El
hebreo da un sentido distinto de la Vulgata, que
dice: Dad
gloria a Dios a causa de Israel, expresión
que es también usada en Salmos como el 48 y el
96, semejantes a éste (cf. Isaías 54, 15 y
nota). Es de advertir sin embargo que la actual
edición de Gramática ha tomado el sentido del
hebreo diciendo:
Dad gloria
a Dios: sobre Israel está su magnificencia y en
las nubes su poder, y citando como paralelo
el Salmo 28, 2. Scío ve aquí “la humanidad de
Cristo en el día tremendo del juicio, cuando
aparecerá en las nubes, lleno de poder y de
majestad”. Véase la insistencia con que se habla
de nubes en Mateo 24, 30; 26, 64; Hechos 1,
9-11; Apocalipsis 1, 7; 14, 14; I Tesalonicenses
4, 17, etc. Entonces será llamado el Admirable,
como lo indica San Pablo en II Tesalonicenses 1,
10, cumpliéndose así la profecía de Isaías 9, 6
en Aquel que en su primera venida no fue sino
despreciado y reprobado (Isaías 53, 2 ss.). Este
doble aspecto de Jesús: sus sufrimientos y
posteriores glorias (I Pedro 1, 11), lo nuevo y
lo antiguo (Mateo 13, 52), la adorable Víctima
del amor y el Triunfador glorioso y admirable
está sintetizado, en Isaías 49, 7, y sobre todo
en Isaías 61, 1 ss., del cual Jesús cita sólo la
primera parte cuando aplica ese texto a su
primera venida en Lucas 4, 18 s., separando así
el año de la reconciliación, que Él vino a
predicar, del día de la venganza que aquí se
anuncia.
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