Isaías 40 |
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Segunda parte
(“El segundo Isaías”, capítulos 40 a 55)
I. Profecías referentes a la liberación de Israel
Voz de consuelo
1*Consolad,
consolad a mi pueblo,
dice vuestro Dios.
2Hablad al corazón de
Jerusalén y gritadle
que se ha acabado su servidumbre,
que ha sido expiada su culpa,
que ha recibido de la mano de Yahvé
el doble por todos sus pecados.
3*Voz
de uno que clama:
“Preparad el camino de Yahvé en el desierto,
enderezad en el yermo
una senda para nuestro Dios.
4Que se alce todo valle,
y sea abatido todo monte y cerro;
que la quebrada se allane
y el roquedal se torne en valle.
5Y se manifestará la gloria
de Yahvé,
y la verá toda carne a una;
pues ha hablado la boca de Yahvé.”
6*Una
voz dice: “¡Clama!”
y se le da por respuesta:
“¿Qué he de clamar?”
Toda carne es heno,
y toda su gloria como flor del campo;
7se seca el heno, se
marchita la flor;
cuando el soplo de Yahvé pasa sobre ella.
Sí, el hombre es heno;
8se seca la hierba, la flor
se marchita,
mas la palabra de nuestro Dios permanece eternamente.
9*Oh
Sión, anunciadora de buenas noticias,
súbete a un monte alto,
oh Jerusalén, heraldo de alegres nuevas,
levanta con fuerza tu voz.
Levántala, no temas.
Di a las ciudades de Judá:
“¡He ahí a vuestro Dios!
10*He
aquí que Yahvé, el Señor,
viene con poder,
y su brazo dominará,
he aquí que su premio está con Él
y delante de Él va su recompensa.
11*Como
pastor apacentará su rebaño,
recogerá con su brazo los corderitos,
para llevarlos en su regazo,
y conducirá a las ovejas paridas.”
Grandeza de Dios
12
¿Quién midió las aguas con
el cuenco de su mano
y fijó las dimensiones de los cielos con el palmo?
¿Quién encerró en el tercio de una medida
todo el polvo de la tierra,
pesó en la romana los montes,
y en la balanza los collados?
13*¿Quién
ha dirigido al Espíritu de Yahvé,
y quién fue su consejero para instruirle?
14¿A quién consultó Él para
aprender inteligencia?
¿Quién le mostró el camino de la justicia,
y le enseñó la ciencia?
¿Quién le dio a conocer el camino de la sabiduría?
15Son los pueblos como una
gota (suspendida) del balde,
y como polvo en la balanza son reputados.
He aquí que Él alza las islas como un granito de
polvo.
16*El
Líbano no basta para leña,
ni sus bestias para holocausto.
17Todas las naciones son
delante de Él como una nonada.
Él las considera menos que la nada y menos que la
vacuidad.
Necedad de la idolatría
18*¿Con
quién, pues, compararéis a Dios,
o qué imagen haréis de Él?
19El ídolo es fundido por el
artífice,
el orfebre le cubre de oro,
y le funde cadenillas de plata.
20El pobre que no puede
ofrecer mucho,
elige una madera que no se pudre,
y busca un hábil artífice,
que le haga un ídolo que no se caiga.
21
¿No lo sabéis, y no lo
habéis oído?
¿No se os ha anunciado desde el principio?
¿No lo habéis entendido desde que se fundó la tierra?
22Él es quien está sentado
sobre el orbe terráqueo,
cuyos habitantes son como langostas.
Él extiende los cielos como un velo,
y los despliega como una tienda, en que se habita.
23*Él
reduce a los poderosos a la nulidad,
y a los jueces de la tierra a la nada.
24Apenas plantados, apenas
sembrados,
apenas arraigado su tronco en la tierra,
sopla Él sobre ellos, y se agostan,
y como pajuela se los lleva el torbellino.
25“¿Con quién, pues, me vais
a comparar
para que le sea semejante?”
dice el Santo.
26*Levantad
vuestros ojos a lo alto
y
mirad:
¿Quién creó estas cosas?
Aquel que hace marchar ordenadamente su ejército,
y a cada uno de ellos lo llama por su nombre.
No falta ninguno,
tan enorme es su poder y tan inmensa su fuerza.
Esperanza en Yahvé
27*¿Por
qué dices tú, oh Jacob,
y hablas tú, oh Israel:
“Yahvé no conoce mi camino,
Dios no tiene interés en mi causa”?
28*¿No
lo sabes y nunca lo has oído?
Yahvé es el Dios eterno,
el Creador de los confines de la tierra,
no se fatiga, ni se cansa;
su sabiduría es insondable.
29*Él
da fuerzas al desfallecido
y aumenta el vigor del que carece de fortaleza,
30Desfallecerán hasta los
jóvenes, y se cansarán,
y los mismos guerreros llegarán a vacilar.
31Pero los que esperan en
Yahvé
renovarán sus fuerzas;
echarán a volar como águilas;
correrán sin cansarse,
caminarán sin desfallecer.
*
1 s. Consolad (Vulgata:
consolaos): Isaías, que había vaticinado
la cautividad del pueblo hebreo en
Babilonia, lo consuela ahora con la profecía
de su libertad y, como observa el P. Páramo,
su visión se extiende a los tiempos
mesiánicos (cf. Eclesiástico 48, 27).
Fillion presenta este capítulo como
“prefacio y tema de los capítulos 40-46”, y
señala en las tres expresiones del versículo
2: a) se acabó su aflicción; b) está
perdonada su maldad, y c) ha recibido el
doble. Es un resumen de las tres secciones
en que se divide esta segunda parte de la
profecía. Paralelamente veremos luego a
Cristo en sus “pasiones y posteriores
glorias” (I Pedro 1, 11). Cf. 44, 23.
*
3 ss. La llegada de reyes se anunciaba por
pregoneros que intimaban a los habitantes
que arreglasen los caminos y alejasen todos
los obstáculos. En Mateo 3, 2 s. se aplica
esta profecía al reino de los cielos que se
aproxima, traído por Jesucristo, y a su
pregonero y precursor, el Bautista (véase
también Mateo 11, 10 ss.; 17, 10 ss.; Marcos
1, 2; Lucas 3, 4; 16, 16; Juan 1, 23).
Desgraciadamente para Israel esos caminos no
fueron allanados. Cf. 42. 16 y nota; Juan
12, 40 s.; Malaquías 4, 5 y nota.
*
6 ss. Toda carne es heno: “La vida
presente, dice San Agustín, es una
peregrinación fatigosa; es fugitiva,
incierta y pesada; expone al hombre a todas
las manchas, arrastra tras sí todos los
males; es reina de los orgullosos y está
llena de miseria y de errores. No debemos
llamarla vida, sino muerte.” El profeta
pinta en estos versos el contraste entre la
fugacidad humana y la inmutabilidad de Dios
cuya palabra dura eternamente (versículo 8),
no habiendo en El ni pasado ni futuro sino
sólo un presente continuo. Así también es
eterna e inconmovible su promesa de librar a
su pueblo (versículo 10 s.), aunque éste
desfallezca en dura cautividad. Véase Salmos
89, 5 s.; Eclesiástico 14, 18; Santiago 1,
10; I Pedro 1, 24.
*
9. He ahí a vuestro Dios: Según la
interpretación común de los expositores, es
un anuncio de la venida del Mesías.
*
10. Su brazo: símbolo de la fuerza
irresistible de Dios. Delante de Él va su
recompensa: Con estas palabras anuncia
Jesús su venida como Juez en Apocalipsis 22,
12. Cf. 59, 18; 62, 11 y notas.
*
11. Véase el anuncio de Jesús en Juan 10,
16. Cf. Jeremías 31, 10; Ezequiel 34, 11
ss.; Miqueas 2, 12 y notas.
*
13. Palabras empleadas por San Pablo en el
himno a la sabiduría de Dios con que cierra
el capítulo 11 de su carta a los romanos
(Romanos 11, 34). Cf. Sabiduría 9, 13;
Jeremías 23, 18. Todo este pasaje es de
encantadora belleza y muestra a la vez el
grandioso poder del Creador, Dios y Señor de
todos. “Solamente espíritus superficiales
pueden caer en el error de hablar de un Dios
nacional, de una religión nacional, y
emprender la loca tentativa de aprisionar en
los límites de un pueblo solo, en la
estrechez de una sola raza, a Dios, Creador
del mundo, rey y legislador de los pueblos,
ante cuya grandeza las naciones son pequeñas
como gotas en una jofaina de agua” (Pío XI
en la Encíclica “Mit brennender Sorge”).
*
16. Para holocausto: Véase Salmos 49,
8 ss.; 50, 21. Un gran poeta americano imita
esta bellísima figura diciendo a Cristo en
su retorno glorioso; “Mi corazón se hará
brasa de tu incensario.”
*
18 ss. Se dirige contra la fabricación de
ídolos, muy común hasta entre los
israelitas. Véase 44, 9-17; Salmos 113b, 4
ss.; Hechos de los Apóstoles 17, 29. Algunos
ubican 41, 6 s. aquí.
*
23 ss. Gran lección para los que pretenden
descubrir en la naturaleza argumentos contra
su Creador. Véase versículo 28 y el discurso
de Dios en Job 38, 1 ss.
*
26. Su ejército: la milicia de las
estrellas, representadas como ejército que
marcha al mando del Señor. Éste las conoce
todas y las llama por sus nombres. Véase
Salmos 18, 1-7; Baruc 3, 35. “Entre tantos
que admiran las obras de los artistas,
¿cuántos hay que se detengan a admirar la
grandeza de que ha hecho alarde el autor del
universo visible?” Cf. Salmos 8, 1 ss.; 32,
6 y notas.
*
27. Para consuelo de los atribulados, Dios
reprocha a Israel con paterno amor su
desconfianza. ¿No es esto mismo lo que hace
Jesús en Mateo 6, 25 ss.?
*
28. No se fatiga: Jesús revela que su
Padre y Él no cesan de obrar (Juan 5, 17).
Si así no fuera, la creación dejaría de
existir (Salmos 103, 29 y nota).
Insondable Véase Eclesiástico 24, 38 y
nota.
*
29 ss. Él da fuerzas al desfallecido:
Ésta no es una palabra vana. Si Dios con su
fuerza victoriosa ayuda a nuestra debilidad
física, ¿cuánto más transformará nuestra
debilidad moral, disipará nuestros temores y
fortalecerá nuestra pusilanimidad?
Renovarán sus fuerzas (versículo 31):
Esta renovada juventud es prometida también
en Salmos 102, 5. Véase, allí la nota.
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