Isaías 2 |
|
Primera parte
I. Profecías sobre Judá e Israel
Gloria del reino mesiánico
1He aquí lo que vio Isaías,
hijo de Amos, acerca de Judá y Jerusalén:
2*Acontecerá
en los últimos tiempos
que el monte de la Casa de Yahvé
será establecido en la cumbre de los montes,
y se elevará sobre los collados;
y acudirán a él todas las naciones.
3Y llegarán muchos pueblos y
dirán:
“¡Venid, subamos al monte de Yahvé,
a la Casa del Dios de Jacob!
Él nos enseñará sus caminos,
e iremos por sus sendas”;
pues de Sión saldrá la ley,
y de Jerusalén la palabra de Yahvé.
4*El
será árbitro entre las naciones,
y juzgará a muchos pueblos;
y de sus espadas forjarán rejas de arado,
y de sus lanzas hoces.
No alzará ya espada pueblo contra pueblo,
ni aprenderán más la guerra.
5¡Casa de Jacob, venid,
y caminemos en la luz de Yahvé!
Humillación del pueblo orgulloso
6*Pues
Tú desechaste a tu pueblo, la casa de Jacob,
por cuanto están llenos (de la corrupción) del
Oriente;
son agoreros como los filisteos,
y pactan con los extranjeros.
7Su tierra está llena de
plata y de oro,
y sus tesoros no tienen fin;
8llena está su tierra
también de caballos,
y son innumerables sus carros.
Su tierra rebosa de ídolos;
se prosternan ante las obras de sus manos,
ante lo que han fabricado sus dedos.
9*(Todo)
hombre se postró,
y se humillaron los mortales;
por tanto no les perdones.
10Métete en la peña y
escóndete en el polvo,
ante el terror de Yahvé, y ante la gloria de su
majestad.
11Entonces serán abatidos los
ojos altivos del hombre,
y su soberbia quedará humillada;
sólo Yahvé será ensalzado en aquel día.
12*Pues
Yahvé de los ejércitos
ha fijado un día (de juicio)
contra todos los soberbios y altivos,
contra todos los que se ensalzan, para humillarlos,
13*contra
todos los cedros del Líbano, altos y erguidos,
contra todas las encinas de Basan,
14contra todos los montes
encumbrados,
contra todos los collados elevados,
15contra toda torre alta
y contra toda muralla fortificada,
16*contra
todas las naves de Tarsis
y contra todo lo que es hermoso a la vista.
17Será abatida la altivez de
los hombres,
y humillada la soberbia humana;
Yahvé solo será ensalzado en aquel día;
18y todos los ídolos
desaparecerán.
19Se esconderán en las cuevas
de las peñas
y en los hoyos de la tierra
ante el terror de Yahvé y ante la gloria de su
majestad,
cuando Él se levantare para causar espanto en la
tierra.
20*En
aquel día el hombre arrojará sus ídolos de plata, y
sus ídolos de oro, que se hizo para adorarlos, a los
topos y a los murciélagos, 21para
esconderse en las cavernas de las peñas, y en las
hendiduras de las rocas, ante el terror de Yahvé y
ante la gloria de su majestad, cuando Él se
levantare para causar espanto en la tierra. 22*¡Cesad
de confiar en el hombre, cuya vida no es más que un
soplo de su nariz! Pues ¿de qué valor es el
(hombre)?
*
2 s. En los últimos tiempos, o, en
los días postrimeros (Bover-Cantera).
Cf. Miqueas 4, 1-3; I Corintios 10, 11 y
nota. En el lenguaje de los profetas se
refiere este término a los tiempos
mesiánicos y escatológicos en que el monte
de la Casa del Señor, el Sión, resplandecerá
con sueva luz. “La elevación aquí predicha,
figura la gloria futura de Sión en los
últimos tiempos, cuando el Dios allí
adorado, fuere reconocido como Dios de toda
la tierra” (Crampón). De Sión saldrá la
Ley: Cf. la palabra de Jesucristo: la
salvación procede de los judíos (Juan 4,
22).
*
4. No se han cumplido todavía estos
vaticinios sobre la paz perfecta. “La
realización completa no tendrá lugar, sino
en la consumación de los tiempos, porque en
esta tierra, donde el mal subsistirá siempre
al lado del bien, no se puede buscar un
cumplimiento perfecto” (Fillion). Cf. Mateo
13, 24-43. Entretanto tenemos que esperar
hasta que se cumpla el deseo del salmista:
“Dispersa, oh Dios, a los pueblos que se
gozan en las guerras” (Salmos 67, 31). La
actual búsqueda excesiva de la paz entre las
naciones y los continuos pactos de seguridad
son una señal de que no hay paz, pues la tan
deseada paz mundial no podrá realizarse sin
la sumisión y obediencia a la ley divina.
Así se explica que los paganos (de antes y
de ahora) no sean capaces de este ideal,
porque van tras sus Ídolos (versículo 5). En
este sentido nada es más trágico que la
Biblia en cuanto se refiere al destino de
las naciones, que solemos mirar con ilusorio
optimismo.
Véase Mateo 24, 21-25; Lucas 8, 18; 17. 26
ss.; 21, 25 ss.; I Tesalonicenses 5, 3; II
Tesalonicenses 2, 8 ss.; I Timoteo 4, 1 ss.;
I Timoteo 3.
1 ss.; II
Pedro 3. 3; Apocalipsis 9, 20 s.; 16, 9 ss.;
19, 15 ss.; 20, 7 ss., etc. Jeremías enseña
que el vaticinar prosperidad es la
característica de los falsos profetas
(Jeremías 4, 10; 6. 14, etc.). Después de
dos guerras mundiales en un cuarto del siglo
XX (Lucas 21, 10 s.) y con la energía
atómica aplicada a destruir como una
“anti-creación”, y el neomalthusianismo que
ciega las fuentes de la vida. ¿en qué podría
fundarse la esperanza de un mundo mejor?
(Véase 1, 16 y nota). Sólo en el orgullo que
cree en las fuerzas propias del hombre
caído, del cual nos dice el mismo Dios por
boca de Jeremías: “¡Maldito el hombre que
pone su confianza en el hombre, y se apoya
en un brazo de carne!” (Jeremías 17, 5). Cf.
11, 6 ss.; Salmos 45, 9 ss.; Oseas 2, 18;
Miqueas 4, 3 ss. y notas.
*
6 ss. Alusión a las supersticiones
introducidas del extranjero y a las riquezas
y armamentos de los reyes. Caballos y carros
de guerra constituyen, según la Ley
(Deuteronomio 17, 16; Salmos 19, 8), un
peligro para los israelitas, los que más que
en caballos y carros han de confiar en la
ayuda del Señor. Están llenos (de la
corrupción) del Oriente, es decir, de
la idolatría que venía especialmente de los
países situados al Este de Palestina. La
Vulgata vierte: Están llenos como
antiguamente.
*
9. Se postró... se humillaron,
para adorar a los Ídolos.
*
12. Un día, o sea, el día en que Dios
viene a castigar a los transgresores de su
santa Ley. Véase 13, 6; 61, 2; Jeremías 12,
3; 17, 17; 18, 17; Joel 2, 2; Miqueas 7, 4;
Sofonías 1, 15, etc.
*
13. Los cedros del Líbano simbolizan
a los poderosos y orgullosos. El mismo
sentido tiene la locución las encinas de
Basan, tomada de los árboles robustos
característicos de aquella región situada al
noreste de Palestina. En los versículos que
siguen, trae el Profeta otras imágenes
semejantes del orgullo de los poderosos.
*
16. Naves de Tarsis, símbolo de la
riqueza. Las naves de Tarsis eran los buques
transoceánicos de entonces y traían inmensos
tesoros. Cf. 23, 14; III Reyes 10, 22;
Jeremías 10, 9. Tenían su nombre de la
ciudad o región de Tarsis, situada en el
extremo occidental, probablemente en España,
y tal vez idéntica con Tartessus.
*
20. (En la presentación del texto se sigue
el criterio de la Nova Vugata Bibliorum
Sacrorum según considera versos poéticos o
prosa.)
*
22. No es más que un soplo: Cf.
Génesis 2, 7. ¿De qué valor es el hombre?
San Jerónimo vierte de otra manera, que
admite dos sentidos: él (el hombre) es
reputado como excelso, o: Él (Dios) es el
Excelso.
|