Iglesia Remanente
Isaías 10


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Iniquidades de Efraím

1*¡Ay de los que establecen leyes inicuas,

y de los que ponen por escrito las injusticias decretadas,

2para apartar del tribunal a los desvalidos,

y privar de su derecho;

a los pobres de mi pueblo,

para que las viudas sean su presa

y los huérfanos su botín.

3 ¿Qué haréis en el día del castigo,

en la desolación que viene de lejos?

¿A quién acudiréis en busca de auxilio?

Y ¿dónde dejaréis vuestra gloria,

4*para no doblar la cerviz entre los prisioneros

y no caer entre los muertos?

Con todo esto no se aparta su ira,

antes su mano está aún extendida.

Orgullo y caída de Asiria

5*¡Ay de Asiria, vara de mi ira!

el bastón en su mano es (instrumento de) mi furor.

6Contra una nación impía le enviaré,

le daré orden de ir contra el pueblo, objeto de mi ira,

para saquearlo y llevarse el botín,

para pisotearlo como al lodo de las calles.

7Pero él no piensa así,

y su corazón no tiene tal concepto;

pues su corazón piensa en destruir

y exterminar naciones en gran número.

8Porque dice: ¿No son todos mis príncipes reyes?

9*¿No tuvo Calnó la misma suerte que Carquemís,

Hamat la misma que Arpad,

y Samaría la misma que Damasco?

10Como mi mano halló los reinos de los ídolos,

cuyas imágenes eran más numerosas

que las de Jerusalén y de Samaría,

11y como he hecho con Samaría y sus ídolos,

¿no podré hacer lo mismo con Jerusalén y sus simulacros?

12*Pero acaecerá que cuando el Señor haya cumplido toda su obra en el monte Sión y en Jerusalén, castigará las empresas orgullosas del rey de Asiria, y la arrogancia de sus altivos ojos, 13Porque él dice:

“Con el poder de mi mano he hecho esto,

y con mi sabiduría, pues soy inteligente.

He mudado los límites de los pueblos

y saqueado sus tesoros;

y como un héroe he derribado a los sentados (sobre tronos).

14Mi mano ha hallado, como un nido, las riquezas de los pueblos;

y como quien recoge los huevos abandonados,

así me he apoderado de toda la tierra:

y no hubo quien moviese las alas ni abriese el pico para piar.”

15¿Acaso el hacha se gloría

contra aquel que corta con ella?

¿o se ensoberbece la sierra

contra aquel que la maneja?

Como si la vara dirigiera al que la alza,

como si el bastón se levantase a sí mismo y no fuese leño.

16Por eso el Señor, Yahvé de los ejércitos,

enviará la extenuación entre sus robustos,

y por debajo de su gloria arderá un fuego

como fuego de incendio.

17*La Luz de Israel será el fuego,

y su Santo la llama,

y devorará las zarzas

y espinas de (Asiria) en un solo día.

18*La gloria de su bosque y de su campo fructífero

será consumida completamente

así como se consume un enfermo.

19Y los árboles que sobraren de su bosque,

serán tan pocos en número,

que un niño podrá hacer su censo.

Un resto de Israel será salvado

20En aquel día los que quedaren de Israel

y los salvados de la casa de Jacob,

no volverán más a apoyarse en aquel que le hirió,

sino que se apoyarán con fidelidad en Yahvé,

el Santo de Israel.

21*Se convertirá un resto,

un resto de Jacob, al Dios fuerte.

22*Pues aunque tu pueblo, oh Israel, fuese como las arenas del mar,

(sólo) un resto se convertirá.

La destrucción está decretada, desbordará la justicia.

23Pues el Señor, Yahvé de los ejércitos,

va a cumplir la destrucción decretada en toda la tierra.

Vaticinio contra Asiria

24*Por lo cual así dice el Señor, Yahvé de los ejércitos: “Pueblo mío, que habitas en Sión, no temas al asirio, que (ahora) te hiere con la vara y levanta contra ti su bastón a la manera de Egipto; 25porque dentro de muy poco tiempo llegará a su colmo mi ira, por cuanto mi furor los destruirá. 26*Yahvé de los ejércitos suscitará contra él un azote como cuando hirió a Madián, junto a la peña de Oreb; y (levantará) su vara sobre el mar, como la levantó contra Egipto.

27*En aquel día será quitada

su carga de tu hombro,

y su yugo de sobre tu cerviz;

se pudrirá el yugo a fuerza de grasa.

28*Llegó ya (el asirio) a Ayat; pasa a Migrón;

en Micmás deja su bagaje.

29Han pasado el desfiladero y plantado sus reales en Geba;

Rama tiembla, Gabaá de Saúl se pone en fuga.

30Lanza gritos, oh hija de Gallim;

escucha, Laís; ¡ay de Anatot!

31Madmená se dispersa, los habitantes de Gebim huyen.

32Hoy todavía hace alto en Nob,

y levanta la mano contra el monte de la hija de Sión,

contra el monte de Jerusalén.

33*Pero, he aquí que el Señor, Yahvé de los ejércitos,

cortará con estrépito el ramaje,

los más elevados (de sus árboles) serán derribados,

y los sublimes serán abatidos.

34La espesura del bosque será cortada a hierro,

y el Líbano caerá por mano de un poderoso.



* 1. Véase 1, 23 y nota.

* 4. Texto dudoso. Bover-Cantera vierte: Sólo entre prisioneros caerá uno de rodillas, y entre asesinados se derrumbarán, y dice en la nota: “Este pasaje, corrupto, puede traducirse así, en el sentido de que los tiranos y explotadores perderán su séquito y compartirán la suerte de los presos y serán por ellos mismos asesinados.” Otros corrigen el texto y vierten: “Belti se derrumba, derribado está Osiris”, aduciendo 46, 1; pero esto parece no encajar en el contexto. La Vulgata une esto con el versículo anterior y traduce... “para que no os encorvéis bajo la cadena ni caigáis con los asesinos”.

* 5 ss. El cuadro que pinta de Asur (Asiria) se refiere probablemente a la invasión de Judá por Senaquerib (701 a. C). Véase IV Reyes 18, 13 ss. El profeta se encumbra aquí a las altas esferas de la filosofía de la historia. “Nos muestra a Dios dirigiendo los acontecimientos y sirviéndose de unas naciones para castigar los pecados de las otras; haciendo que todas, degrado o por fuerza, concurran a realizar los planes de su divina Providencia. Así tomó a Asiria como instrumento de sus divinas venganzas; pero ella se envalentonó con sus triunfos y por esto será humillada” (Fernández. Flor. Bibl. II, p. 18 a.).

* 9 ss. Habla el rey de Asiria, jactándose de las victorias a obtenidas y de los reinos sometidos a su cetro: Si los poderosos no pudieron resistirme, ¿cómo lo podrá el pequeño reino judío, que en aquel tiempo abarcaba apenas una docena de ciudades, fuera de Jerusalén?

* 12 ss. El rey de Asiria no es más que un instrumento en la mano de Dios para castigar al pueblo ingrato. Una vez cumplida esta misión, él mismo caerá, como todos cuando se hinchan orgullosos y hacen alarde de su poder (Lucas 1, 51). “Si Él no perdonó a los ángeles orgullosos, dice San Bernardo, mucho menos os perdonará a vosotros, que sois polvo y podredumbre.”

* 17. La Luz de Israel, lo mismo que el Santo, son nombres del Señor. Las espinas y zarzas: los soldados del rey de Asiría,

* 18. Bosque y campo fructífero (Vulgata: Carmelo) simbolizan la multitud y fuerza de los ejércitos asirios. Será derrotado el ejército del rey soberbio, y él mismo huirá.

* 21. Cf. 59, 20; Romanos 11, 26 y nota.

* 22 s. San Pablo cita este pasaje, según los Setenta, en Romanos 9, 27 s. Véase allí la nota. La Vulgata dice abreviada en lugar de decretada, pero el sentido es el mismo. El Apóstol quiere mostrar su cumplimiento en los pocos israelitas convertidos a Cristo, antes de anunciar la salvación final del pueblo judío (Romanos 11, 25 s.). .Véase 6, 13.

* 24 ss. A la manera de Egipto. Vulgata: en el camino de Egipto. Es tal vez una alusión a la expedición que Senaquerib, rey de Asiria, emprendió contra Egipto, en cuya ocasión amenazó también a Jerusalén (cf. IV Reyes 19, 19). “Aquí nos pinta al ejército asirio que sube por etapas a Jerusalén, donde Yahvé le aguarda para confundir su orgullo. Los versículos 14, 24-27, estarían bien después del versículo 32” (Nácar-Colunga).

* 26. Véase Jueces capítulo 7.

* 27. A fuerza de grasa, o aceite; el aceite de la misericordia divina. “Así lo entendió San Jerónimo. Y la libertad del yugo de los asirios simbolizaba nuestra libertad de la esclavitud del demonio, por los méritos de Jesucristo” (Páramo).

* 28 ss. Las localidades mencionadas se hallan en los alrededores de Jerusalén. Los asirios se acercan cada vez más a la hija de Sión (Jerusalén); pero, de repente, se levanta contra ellos la mano del Dios Fuerte (versículo 33).

* 33 s. Descripción profética de la derrota total de los asirios y de su poderío militar, comparado con la espesura del bosque y del Líbano (versículo 34). El orgullo no es solamente la ruina de las virtudes sino también de los reinos. “El orgullo, dice el Papa Inocencio III, derribó la torre de Babel, confundió las lenguas, derrotó a Goliat, levantó el cadalso de Aman, dio muerte a Nicanor, hirió a Antíoco, sumergió al Faraón y mató a Senaquerib.”