Tobías |
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Conjuración del demonio
1Acabada
la cena, condujeron al joven al aposento de la esposa.
2Entonces Tobías, acordándose de las
advertencias del ángel, sacó de su alforja un pedazo del
hígado, y lo puso sobre unos carbones encendidos. 3*Con
eso el ángel Rafael apresó al demonio y le confinó en el
desierto del Egipto superior.
4*Tobías,
por su parte, exhortó a la doncella, y le dijo:
“Levántate, Sara, y hagamos oración a Dios hoy y mañana
y pasado mañana; porque estas tres noches nos uniremos
con Dios, y pasada la tercera noche haremos vida
maridable; 5*pues
somos hijos de santos, y no podemos unirnos a manera de
los gentiles, que no conocen a Dios.” 6Y
levantándose juntos, oraban ambos a una, para que les
fuese dada salud. 7Dijo Tobías: “Oh Señor
Dios de nuestros padres, te bendigan los cielos y la
tierra, el mar, las fuentes, los ríos y todas tus
creaturas que hay en ellos. 8Tú formaste a
Adán del lodo de la tierra, y le diste a Eva para que le
ayudase. 9Ahora pues, Señor, Tú sabes que no
llevado por lujuria tomo a esta mi hermana por esposa,
sino por el solo deseo de tener hijos en los que sea
bendito tu nombre por los siglos de los siglos.” 10También
Sara oró: “Ten misericordia de nosotros, oh Señor, ten
misericordia de nosotros, para que ambos a dos lleguemos
sanos a la vejez.”
Salvación milagrosa de los esposos
11A
la hora del canto del gallo Ragüel mandó llamar a sus
criados, y fueron con él a abrir una sepultura. 12Pues
se decía: “Le habrá sucedido probablemente lo mismo que
a los otros siete maridos que entraron a ella.” 13Preparada
la fosa, volvió Ragüel a casa, y dijo a su mujer:
14 “Envía una de tus criadas a ver si ha muerto,
para enterrarlo antes que amanezca.” 15Envió
ella a una de sus criadas; la cual entrando en el
aposento, los halló sanos y salvos, durmiendo ambos
igualmente. 16VoIvió a dar la buena noticia,
y tanto Ragüel como Ana, su mujer, alabaron a Dios,
17y dijeron: “Te alabamos, Señor Dios de Israel,
porque no ha sucedido lo que pensábamos. 18Pues
nos has mostrado tu misericordia, echando de nosotros al
enemigo que nos perseguía. 19*Has
tenido compasión de los dos (hijos) únicos. Haz,
Señor, que te bendigan ellos más y más, y te ofrezcan un
sacrificio de alabanza por su salud, para que conozca el
mundo entero, que Tú solo eres Dios en toda la tierra.”
20Al instante mandó Ragüel a sus siervos que
antes que amaneciese rellenasen la fosa que habían
abierto.
El convite de bodas
21*Y
dijo a su mujer que preparase un convite y dispusiese
todas las provisiones necesarias como para los que
emprenden viaje. 22Hizo también matar dos
vacas gordas y cuatro carneros, y mandó que fuesen
convidados todos sus vecinos y todos sus amigos. 23Y
Ragüel hizo jurar a Tobías que se quedaría en su casa
dos semanas más. 24De todo lo que poseía
Ragüel dio la mitad a Tobías, e hizo escritura, para que
la otra mitad, luego de muertos él y su mujer, fuese
propiedad de Tobías.
*
3. “Desterrar al demonio, dice San Agustín, no
significa otra cosa que impedirle Dios el tentar
y seducir a los hombres.” Sobre este pasaje dice
Nácar-Colunga: “Estas metáforas tienen, sin
duda, un origen anterior. Así, por ejemplo, los
egipcios y babilonios decían que los espíritus
malos gustaban de morar en los desiertos.”
También los judíos creían que el desierto estaba
poblado de demonios: los Seirim (cf.
Levítico 17, 7; II Paralipómenos 11, 15; Isaías
13, 21; 34, 14) y Asasel (Levítico 16, 8,
texto hebreo). El mismo Jesucristo habla de los
“lugares áridos”, por los cuales andan los
espíritus inmundos (Mateo 12, 43). Cf. Baruc 4,
35; Apocalipsis 18, 2.
*
4. Véase 6, 18
y
nota. Hay aquí un ejemplo de tan alta
belleza, y un acto de tal valor sobrenatural,
que hará meditar a muchos futuros esposos sobre
el verdadero privilegio que significaría
imitarlo. No es pagar demasiado caro un recuerdo
sublime para toda la vida y una verdadera
garantía de felicidad conyugal.
*
5
ss. ¡Ojalá puedan decir lo mismo todos los
cristianos! La Iglesia tiene una bellísima Misa
de Esponsales, en la cual implora sobre los
contrayentes las más preciosas bendiciones de
Dios para ellos y su posteridad, usando varios
textos de este sagrado libro. Desgraciadamente
son muy pocos los que aprovechan este
privilegio, y prefieren casarse sin misa, por la
tarde, o por la noche. En esos actos, sin
oración de los contrayentes ni de los demás por
ellos, suele profanarse el matrimonio
convirtiéndolo en un asunto exclusivamente
mundano. ¿Cómo se quiere luego que Dios bendiga
los hogares?
*
19. Introito de la Misa de Esponsales. Véase 7,
15; 9, 11.
*
21. Los versículos 21 y 22 no se leen en la
versión griega.
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