Iglesia Remanente

Tobías 11

   

01 02 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14

    

Vuelta de Tobías a sus padres

1*Regresaron y llegaron en once días a Harán, situada a mitad del camino que va a Nínive. 2Y dijo el ángel: “Hermano Tobías, bien sabes en qué estado has dejado a tu padre. 3Por eso, si te parece, adelantémonos y vengan siguiendo poco a poco los criados con tu mujer y los animales.” 4Le pareció bien caminar así; y Rafael dijo a Tobías: “Toma contigo de la hiel del pez, porque será necesaria.” Tomó Tobías de aquella hiel, y se marcharon.

5*Entretanto Ana iba todos los días a sentarse cerca del camino, en la cima de una colina, desde donde podía mirar muy lejos. 6Atalayando una vez desde allí a ver si venía su hijo, lo vio de lejos, y reconociendo inmediatamente que el que venía era su hijo, corrió a dar la noticia a su marido, diciendo: “Mira que viene tu hijo.”

7*Entonces dijo Rafael a Tobías: “Cuando entrares en tu casa, adora en seguida al Señor, Dios tuyo; y dándole gracias, acércate a tu padre y bésalo; 8y al instante unge sus ojos con esta hiel del pez, que llevas contigo; pues has de saber que luego se abrirán sus ojos, y verá tu padre la luz del cielo y se alegrará al verte.”

9*En esto el perro que los había acompañado en el viaje, se adelantó corriendo; y como si viniese a traer una nueva, se alegraba haciendo halagos con su cola. 10Levantóse entonces el padre ciego y empezó a correr, más tropezando con los pies, dio la mano a un criado y salió a recibir a su hijo. 11Lo abrazó y lo besó, haciendo lo mismo la madre, y ambos comenzaron a llorar de gozo. 12Después de haber adorado a Dios y dado gracias se sentaron.

El hijo cura al padre

13*Entonces Tobías, tomando de la hiel del pez, ungió los ojos de su padre. 14Estuvo éste esperando casi media hora, cuando he aquí que empezó a desprenderse de sus ojos la catarata, semejante a una membrana de huevo. 15Tobías la asió y se la sacó de los ojos; y al punto recobró la vista. 16Y daban gloria a Dios, tanto él como su mujer, y todos sus conocidos. 17*Tobías decía: “Te bendigo, oh Señor Dios de Israel, porque Tú me has castigado, y Tú me has sanado; y he aquí que yo veo ya a mi hijo Tobías.”

Llegada de Sara

18*Al cabo de siete días llegó también Sara, mujer de su hijo, con toda la comitiva, en buena salud, y los ganados, los camellos, y el mucho dinero de la mujer, además de la suma cobrada de Gabelo. 19Y contó (Tobías) a sus padres todos los beneficios recibidos de parte de Dios por medio de aquel varón que le había guiado. 20*Vinieron después Aquior y Nabat, primos hermanos de Tobías, a alegrarse y congratularse con él por todos los favores que Dios le había hecho. 21Tuvieron banquetes por espacio de siete días, y se regocijaron todos con gran alegría.

 



* 1. El largo viaje debió durar alrededor de 22 días. Harán, o Carán, ciudad distinta de la de Abraham (Génesis 11, 31; 27, 43). Algunos códices traen otro nombre.

* 5. Así nos espera Dios, según lo revela Jesús en Lucas 15, 20. Véase 10, 7.

* 7. Para Dios las primicias de nuestros sentimientos. La oración del hijo fue premiada con la curación del padre.

* 9. Ni esto faltó en aquel cuadro de envidiable felicidad. Un fresco de las catacumbas representa a Tobías entrando a Nínive con la hiel del pez en la mano y el perro retozando de alegría.

* 13. La hiel del pez se empleaba como medicamento en las enfermedades de los ojos. Aquí, sin embargo, hemos de ver más que una simple curación natural, como explicamos en 6, 8. Bover-Cantera trae el texto del códice B, que difiere de la Vulgata, y en la nota pone la variante del códice S, que dice: “Sopló sobre sus ojos... y echó sobre él la medicina una y otra vez, y desescamó (= quitó las escamas de las cataratas) con entrambas manos de los lagrimales de los ojos.”

* 17. Véase Nehemías 9, 33; Dan. 3, 31; 9, 7 ss., etc.

* 18. “Dios no niega ningún bien a los que caminan en la inocencia”, dice el Salmista (Salmo 83, 13). Lo vemos en la historia de todos los Patriarcas.

* 20. Aquior; en los textos griegos Aciachar y Achicar. Había un Aquior quien ocupaba un puesto importante en la corte asiria. Se apoderó de él la leyenda oriental haciéndole protagonista de una novela. También en el libro de Judit aparece una persona que lleva el nombre de Aquior, y que pronuncia el gran discurso sobre la historia de Israel (Judit 5, 5-25).