Tobías |
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Vuelta de Tobías a sus padres
1*Regresaron
y llegaron en once días a Harán, situada a mitad del
camino que va a Nínive. 2Y dijo el ángel:
“Hermano Tobías, bien sabes en qué estado has dejado a
tu padre. 3Por eso, si te parece,
adelantémonos y vengan siguiendo poco a poco los criados
con tu mujer y los animales.” 4Le pareció
bien caminar así; y Rafael dijo a Tobías: “Toma contigo
de la hiel del pez, porque será necesaria.” Tomó Tobías
de aquella hiel, y se marcharon.
5*Entretanto
Ana iba todos los días a sentarse cerca del camino, en
la cima de una colina, desde donde podía mirar muy
lejos. 6Atalayando una vez desde allí a ver
si venía su hijo, lo vio de lejos, y reconociendo
inmediatamente que el que venía era su hijo, corrió a
dar la noticia a su marido, diciendo: “Mira que viene tu
hijo.”
7*Entonces
dijo Rafael a Tobías: “Cuando entrares en tu casa, adora
en seguida al Señor, Dios tuyo; y dándole gracias,
acércate a tu padre y bésalo; 8y al instante
unge sus ojos con esta hiel del pez, que llevas contigo;
pues has de saber que luego se abrirán sus ojos, y verá
tu padre la luz del cielo y se alegrará al verte.”
9*En
esto el perro que los había acompañado en el viaje, se
adelantó corriendo; y como si viniese a traer una nueva,
se alegraba haciendo halagos con su cola. 10Levantóse
entonces el padre ciego y empezó a correr, más
tropezando con los pies, dio la mano a un criado y salió
a recibir a su hijo. 11Lo abrazó y lo besó,
haciendo lo mismo la madre, y ambos comenzaron a llorar
de gozo. 12Después de haber adorado a Dios y
dado gracias se sentaron.
El hijo cura al padre
13*Entonces
Tobías, tomando de la hiel del pez, ungió los ojos de su
padre. 14Estuvo éste esperando casi media
hora, cuando he aquí que empezó a desprenderse de sus
ojos la catarata, semejante a una membrana de huevo.
15Tobías la asió y se la sacó de los ojos; y
al punto recobró la vista. 16Y daban gloria a
Dios, tanto él como su mujer, y todos sus conocidos.
17*Tobías
decía: “Te bendigo, oh Señor Dios de Israel, porque Tú
me has castigado, y Tú me has sanado; y he aquí que yo
veo ya a mi hijo Tobías.”
Llegada de Sara
18*Al
cabo de siete días llegó también Sara, mujer de su hijo,
con toda la comitiva, en buena salud, y los ganados, los
camellos, y el mucho dinero de la mujer, además de la
suma cobrada de Gabelo. 19Y contó (Tobías)
a sus padres todos los beneficios recibidos de parte
de Dios por medio de aquel varón que le había guiado.
20*Vinieron
después Aquior y Nabat, primos hermanos de Tobías, a
alegrarse y congratularse con él por todos los favores
que Dios le había hecho. 21Tuvieron banquetes
por espacio de siete días, y se regocijaron todos con
gran alegría.
*
1. El largo viaje debió durar alrededor de 22
días.
Harán, o Carán, ciudad distinta de la de
Abraham (Génesis 11, 31; 27, 43). Algunos
códices traen otro nombre.
*
5. Así nos espera Dios, según lo revela Jesús en
Lucas 15, 20. Véase 10, 7.
*
7. Para Dios las primicias de nuestros
sentimientos. La oración del hijo fue premiada
con la curación del padre.
*
9. Ni esto faltó en aquel cuadro de envidiable
felicidad. Un fresco de las catacumbas
representa a Tobías entrando a Nínive con la
hiel del pez en la mano y el perro retozando de
alegría.
*
13. La hiel del pez se empleaba como medicamento
en las enfermedades de los ojos. Aquí, sin
embargo, hemos de ver más que una simple
curación natural, como explicamos en 6, 8.
Bover-Cantera trae el texto del códice B, que
difiere de la Vulgata, y en la nota pone la
variante del códice S, que dice: “Sopló sobre
sus ojos... y echó sobre él la medicina una y
otra vez, y desescamó (= quitó las escamas de
las cataratas) con entrambas manos de los
lagrimales de los ojos.”
*
17. Véase Nehemías 9, 33; Dan. 3, 31; 9, 7 ss.,
etc.
*
18. “Dios no niega ningún bien a los que caminan
en la inocencia”, dice el Salmista (Salmo 83,
13). Lo vemos en la historia de todos los
Patriarcas.
*
20. Aquior; en los textos griegos
Aciachar y Achicar. Había un Aquior quien
ocupaba un puesto importante en la corte asiria.
Se apoderó de él la leyenda oriental haciéndole
protagonista de una novela. También en el libro
de Judit aparece una persona que lleva el nombre
de Aquior, y que pronuncia el gran discurso
sobre la historia de Israel (Judit 5, 5-25).
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