Tobías |
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El ángel Rafael compañero de viaje
1Entonces
respondió Tobías a su padre, y dijo: “Padre, todo lo que
me has mandado, lo haré. 2Pero no sé cómo he
de cobrar ese dinero (de Gabelo); pues él no me
conoce a mí, ni yo le conozco a él. ¿Qué señal le daré?
Ni siquiera conozco el camino para ir allá.”
3A
lo que su padre le contestó, diciendo: “Tengo en mi
poder el recibo firmado de su mano; cuando se lo
mostrares, te pagará al instante. 4Mas anda
ahora, y búscate algún hombre fiel que vaya contigo,
recibiendo en pago un salario correspondiente, para que
hagas esta cobranza mientras yo vivo todavía.”
5*Salió
Tobías y encontró un gallardo joven, que estaba ya con
el vestido ceñido, y como dispuesto a emprender viaje.
6Sin saber que era un ángel de Dios, le
saludó, y dijo: “¿De dónde eres, buen muchacho?” 7*El
respondió: “De los hijos de Israel.” Tobías le replicó:
“¿Sabes el camino que va al país de los medos?” 8
“Sí que lo sé, respondió el otro; muchas veces he
recorrido todos aquellos caminos, y me he hospedado en
casa de Gabelo, nuestro hermano, que vive en Rages,
ciudad de los medos, situada en la montaña de Ecbátana.
9Tobías le dijo: “Aguárdame, te ruego, que
voy a dar aviso de todo esto a mi padre.”
10Entró
entonces Tobías en casa, y se lo dijo todo a su padre.
De lo cual admirado el padre, le rogó que entrase en su
casa. 11*Entró
y saludó a Tobías, diciendo: “Sea siempre contigo la
alegría.” 12Respondió Tobías: “¿Qué alegría
puedo tener yo que vivo en tinieblas y no veo la luz del
cielo?” 13Replicó el joven: “Ten buen ánimo,
pronto serás sanado por Dios.” 15Tobías le
preguntó: “¿Podrás acaso llevar a mi hijo a casa de
Gabelo, en Rages, ciudad de los medos? Yo te pagaré tu
salario cuando vuelvas.” 16Contestó el ángel:
“Yo le llevaré, y te lo volveré a traer acá.” 16Tobías
le dijo: “Dime, te ruego, ¿de qué familia o de qué tribu
eres tú?” 17*Y
el ángel le respondió Rafael: “¿Averiguas tú acaso el
linaje del jornalero, o la persona del jornalero que ha
de ir con tu hijo? 18*Más
por no dejarte en inquietud (te digo): yo soy
Azarías, hijo de Ananías el grande.” 19Dijo
entonces Tobías: “Tú eres de noble linaje. Te ruego que
no tomes a mal el que haya querido saber tu
ascendencia.” 20El ángel le replicó: “Yo
llevaré sano a tu hijo, y sano te lo volveré a traer.”
21*Respondió
Tobías y dijo: “Id en buena hora; Dios bendiga vuestro
viaje, y su ángel vaya en vuestra compañía.” 22Despues
de haber preparado todo lo necesario para el viaje, se
despidió Tobías de su padre y de su madre, y los dos se
pusieron en camino.
Aflicción de la madre
23Partidos
que fueron, la madre comenzó a llorar y decir: “Nos has
quitado el báculo de nuestra vejez, enviándolo lejos de
nosotros. 24¡Ojalá que nunca hubiera habido
tal dinero, por el cual lo has enviado! 25Porque
nosotros estábamos contentos en nuestra pobreza, y
teníamos por riqueza el ver a nuestro hijo.” 26Tobías
le respondió: “No llores; nuestro hijo llegará salvo, y
salvo volverá a nosotros, y tus ojos lo verán; 27*pues
creo que un buen ángel de Dios lo acompaña, disponiendo
bien de todo lo que le pase, a fin de que vuelva con
gozo a nuestra casa.” 28A estas palabras cesó
la madre de llorar, y se calló.
*
5. Así está la Sabiduría esperando a quien la
busque. Véase Sabiduría 6, 12-15.
*
7 s. Esto no es mentira, pues no encierra la
intención de engañar a Tobías ni a su hijo. Su
naturaleza celestial se manifiesta cuando dice
que conoce todos los caminos.
*
11. Saludo digno de un ángel. Fórmula ideal para
poner a la entrada de una casa. También el
saludo griego expresaba los sentimientos de
alegría: jaire (alégrate). Cf. Lucas 1,
28 y nota.
*
17. Como si dijera: ¿Qué te importa la familia
ni el linaje del jornalero? expresión de
modestia.
*
18 s. Azarías significa: Dios socorre,
pues vino para dar socorro a Tobías; Ananías:
Dios da gracia (de la cual procede el
socorro). Tobías conoce a un Ananías de ilustre
linaje y cree que el ángel sea idéntico con
aquél. Nótese la bondadosa condescendencia del
ángel, no obstante lo dicho en el versículo 17.
Recuerda la actitud de Jesús, en Mateo 17,
23-26.
*
21. “¡Su ángel! ¡Cuántas veces Dios obra así,
también con nosotros, y no lo vemos porque somos
ciegos, como Tobías! Pero éste no era ciego en
el alma, porque tenía una inmensa luz de fe:
cree que un ángel lo acompaña, como dice más
adelante (versículo 27). Y Dios le responde con
el hecho invisible pero real. ¿Qué es esto sino
lo que enseñó Jesús al decir tantas veces:
«Hágase según tu fe»?” (P. de Segor).
*
27. En este pasaje se inspira el “Itinerario”,
es decir, la oración eclesiástica que se reza
antes de emprender un viaje. También se ve aquí
la tradición judaica sobre los ángeles de la
guarda, que concuerda con la doctrina de
Jesucristo acerca de ellos en Mateo 8, 10;
Hechos 12; Hebreos 1, 14. Nos enseña el
Salmista: “Dios ha mandado a sus ángeles que te
guarden en todos tus caminos; te llevarán en sus
manos, no sea que tropiece tu pie en alguna
piedra” (Salmo 90, 11). “¡Cuánta reverencia y
reconocimiento deben inspiraros estas palabras!
¡Cuánta confianza deben daros hacia vuestro
ángel de la guarda! ¡Cuánto respeto por su
presencia, cuánto agradecimiento por su
benevolencia y cuánta confianza por sus
desvelos! No hagáis delante de él lo que no os
atreveríais a hacer delante de mí” (San
Bernardo).
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