Génesis 19 |
1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 |
8 | 9 | 10 | 11 | 12 | 13 | 14 |
15 | 16 | 17 | 18 | 19 | 20 | 21 |
22 | 23 | 24 | 25 | 26 | 27 | 28 |
29 | 30 | 31 | 32 | 33 | 34 | 35 |
36 | 37 | 38 | 39 | 40 | 41 | 42 |
43 | 44 | 45 | 46 | 47 | 48 | 49 |
50 |
Los
ángeles llegan a Sodoma
1*Llegaron
los dos ángeles a Sodoma por la tarde cuando Lot estaba
sentado en la puerta de Sodoma. Al verlos se levantó Lot a
salirles al encuentro; y postrándose rostro en tierra,
2dijo: “Mirad, señores míos, os ruego que os dirijáis
hacia la casa de vuestro siervo, para pernoctar y lavaros
los pies, y de madrugada os levantaréis para seguir vuestro
camino.” Mas ellos dijeron: “No, pues pasaremos la noche en
la plaza.” 3Pero les instó de tal manera que se
encaminaron y fueron a su casa, donde les preparó un
banquete y coció panes ácimos; y comieron.
4Mas
antes que fueran a acostarse, los hombres de la ciudad, los
sodomitas, que habían cercado la casa, todo el pueblo junto,
desde los jóvenes hasta los viejos, 5*llamaron
a Lot y le dijeron: “¿Dónde están los varones que han venido
a ti esta noche? Sácanoslos para que los conozcamos.” 6Lot
salió a la entrada donde ellos estaban, y cerrando tras sí
la puerta, 7dijo: “Os ruego, hermanos míos, no
hagáis esta maldad. 8Mirad, tengo aquí dos hijas
que aún no han conocido varón. Os las sacaré fuera; haced
con ellas como bien os parezca, pero no hagáis nada a estos
varones; pues para eso se han acogido a la sombra de mi
techo.” 9Mas ellos respondieron: “¡Quítate allá!”
Y añadieron: “¡Éste individuo que vino como extranjero,
quiere hacerse juez! Ahora te trataremos a ti peor que a
ellos.” Y arrojándose sobre el hombre, sobre Lot, con gran
violencia se acercaron a forzar la puerta. 10Entonces
los (dos) varones
alargaron la mano y metieron a Lot dentro de la casa donde
estaban, y cerraron la puerta. 11*Y
a los hombres que estaban a la puerta de la casa los
hirieron con ceguera, desde el menor hasta el mayor, de modo
que se fatigaron
(inútilmente) por hallar la puerta.
Salvación de Lot
12Luego
dijeron los varones a Lot: “¿Tienes aquí todavía alguno?
Sácalos a todos de aquí: los yernos, tus hijos y tus hijas,
y todo cuanto tengas en la ciudad. 13Pues vamos a
destruir este lugar, porque se ha hecho grande su clamor
delante de Yahvé, y Yahvé nos ha enviado a exterminarla.”
14*Salió,
pues, Lot y habló con sus yernos, desposados con sus hijas,
diciendo: “Levantaos, salid de este lugar; porque Yahvé va a
destruir la ciudad.” Más era a los ojos de sus yernos como
quien se burlaba. 15Al rayar el alba, los ángeles
apremiaron a Lot, diciendo: “Levántate, toma a tu mujer y a
tus dos hijas que se hallan
(contigo), no sea
que perezcas por la maldad de la ciudad.” 16*Y
como él tardase, los varones lo asieron de la mano, y, por
compasión de Yahvé hacia él, también a su mujer y a sus dos
hijas. Lo sacaron, pues, y lo pusieron fuera de la ciudad.
17Y mientras los sacaban fuera, dijo uno: “Ponte
a salvo, por tu vida. No mires atrás, ni te pares en ningún
lugar de la Vega. Huye a la montaña, no sea que perezcas.”
18Pero Lot les dijo: “No, por favor, Señor mío.
19Veo que tu siervo ha hallado gracia a tus ojos,
y le has mostrado tan grande misericordia salvándome la
vida; mas no puedo escapar a la montaña, sin riesgo de que
me alcance la destrucción y la muerte. 20He ahí
cerca esa ciudad donde podría refugiarme. Es tan pequeña.
Con tu permiso huiré a ella -¿no es ella tan pequeña?- y
vivirá mi alma.” 21Contestóle: “Bien, te concedo
también esta gracia de no destruir la ciudad de la cual
hablas. 22*Date
prisa, refúgiate allá; pues nada podré hacer hasta que hayas
entrado en ella.” Por eso fue llamada aquella ciudad Segor.
23Salía el sol sobre la tierra cuando Lot entraba
en Segor.
Destrucción de Sodoma
24*Entonces
Yahvé hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y
fuego que venía de Yahvé, desde el cielo. 25Y
destruyó aquellas ciudades y toda la Vega, con todos los
habitantes de las ciudades, hasta las plantas del suelo.
26*Mas
la mujer de (Lot)
miró atrás y se convirtió en estatua de sal. 27Levantóse
Abrahán muy de mañana y se fue al lugar donde había estado
en pie delante de Yahvé. 28Miró hacia Sodoma y
Gomorra, y hacia toda la región de la Vega, y vio que de
aquella tierra subía humo, como humo de un horno. 29Así,
pues, cuando Dios destruyó las ciudades de la Vega, se
acordó de Abrahán y sacó a Lot de en medio de la ruina, al
asolar las ciudades donde Lot habitaba.
Las
hijas de Lot
30*Subió
Lot de Segor y habitó con sus hijas en la montaña, porque
tuvo miedo de quedarse en Segor. Se estableció, por eso, en
una cueva, él y sus dos hijas. 31Y dijo la mayor
a la menor: “Nuestro padre es viejo y no hay en el país
hombre que se llegue a nosotras, como es costumbre en toda
la tierra. 32Vayamos a embriagar a nuestro padre
con vino, y nos acostaremos con él, a fin de conseguir de
nuestro padre descendencia.” 33Embriagaron, pues,
con vino a su padre esa misma noche, y entró la mayor y se
acostó con su padre, sin que él se diera cuenta de ello, ni
cuando ella se acostó ni cuando se levantó.
34Al
día siguiente dijo la mayor a la menor: “Mira, yo me acosté
anoche con mi padre; démosle a beber vino también esta
noche, y entra tú para acostarte con él, de modo que de
nuestro padre consigamos descendencia.” 35Embriagaron,
pues, con vino, también aquella noche a su padre y fue la
menor a acostarse con él, sin que él se diera cuenta de
ello, ni cuando ella se acostó, ni cuando se levantó.
36Y sucedió que las dos hijas de Lot concibieron de su
padre. 37La mayor dio a luz un hijo, a quien
llamó Moab. Es el padre de los moabitas hasta hoy. 38También
la menor dio a luz un hijo, el cual llamó Ben-ammi, Es el
padre de los ammonitas hasta hoy.
*
1. Los dos
Ángeles: Si los tres personajes son una
representación de la Trinidad (cf. 18, 2 y nota),
podemos ver en estos dos Ángeles al Hijo y al
Espíritu Santo, “Que son enviados por el Padre; y
por eso, porque el Padre nunca es enviado, no
apareció allí, mas apareció en aquellos tres, pues
el Padre apareció, pero nunca fue enviado” (San
Buenaventura).
*
5. La perversa multitud, que sin siquiera respetaba
el derecho de hospitalidad, intenta cosas
abominables contra los huéspedes. Así se deduce de
la respuesta de Lot, quien, para salvarlos, promete
entregar a los malvados sus propias hijas, con tal
que dejen en paz a los extranjeros. Notemos que
éstos eran ángeles y figura de la divina Trinidad
(véase 18, 2 y nota). Hasta eso llegó la bestialidad
carnal de los hombres. Aquí se ve que las escenas
crudas de la Sagrada Biblia, que algunos miran
farisaicamente como escandalosas, son de la más alta
edificación, enseñándonos que somos capaces de todas
las monstruosidades, y mostrándonos la necesidad de
la Redención.
*
11. Esto debió ser para Lot una prueba clara de que
eran enviados por Dios.
*
14. Así dice Jesús que sucederá en su segunda
Venida. (Cf. Lucas 17, 28).
*
16. Admirable imagen de la gracia, que nos salva aún
a pesar de nuestra flaqueza, como dice la Iglesia en
la Secreta de la cuarta Dominica después de
Pentecostés.
*
22. Segor
significa en hebreo “pequeño”. La ciudad se llamaba
anteriormente Bela (cf. 14, 2 y 8). Lot intercedió
por ella (v. 20), aduciendo su pequeñez. Tal es el
privilegio de los pequeños (Sabiduría 6, 7).
*
24. Según Deuteronomio 29, 3 fueron alcanzadas por
el castigo, las ciudades de Sodoma, Gomorra, Adamá y
Seboím. La quinta ciudad de la zona fue perdonada y
recibió el nombre de “Segor” (v.23). La catástrofe
cuyo teatro era la parte meridional del lago que hoy
se llama Mar Muerto, se realizó probablemente con
intervención de causas naturales, betunes que se
encendieron, volcanes, etc. Cf. Sabiduría 10, 7.
Flavio Josefo, Eusebio, el mapa de Madaba y muchos
expositores modernos, p. ej. Abel, Dhorme, Heinisch,
Lagrange, ubican las ciudades destruidas de la
Pentápolis en la parte meridional del Mar Muerto.
Algunos modernos buscan su lugar en el norte del
mismo mar, en la región de Teleilat el Ghassul,
donde el P. Köppel hizo excavaciones, descubriendo
una ciudad destruida por un incendio, alrededor del
año 2000 a. C.
*
26. En Sabiduría 10, 7 se lee que aun subiste esa
columna como “testimonio de un alma incrédula”. De
ahí se ve que el castigo de la mujer de Lot no fue
por su curiosidad, sino por su apego a la ciudad
maldita. En vez de mirar contenta hacia el nuevo
destino que la bondad de Dios le deparaba, volvió
a ella los ojos con añoranza, mostrando la
verdad de la palabra de Jesús: “Donde está tu
tesoro, allí está tu corazón” (Mateo 6, 21). Dios le
dio lo que deseaba, convirtiéndola en un pedazo de
la misma ciudad que ella añoraba. Jesús alude a este
ejemplo de apego al mundo en Lucas 17, 31 s., donde
habla de su segunda venida: “En aquel día, quien se
encuentre sobre la azotea y tenga sus cosas dentro
de su casa, no baje a recogerlas; e igualmente,
quien se encuentre en el campo, no se vuelva por las
que dejó atrás. Acordaos de la mujer de Lot”.
Comentando estas palabras de Jesús, escribe Fillion:
“Así también el cristiano cuyo primer pensamiento, a
la venida del Hijo del hombres, se fijare en la
seguridad de sus bienes temporales, no sería digno
del Reino de Dios”. Santa Teresa toma a la mujer de
Lot como figura de aquellas almas que, si no viene
el mismo Señor a mandarlas se levanten, son
incapaces de orientarse: “Si estas almas no procuran
entender y remediar su gran miseria, quedarse han
hechas estatuas de sal, por no volver la cabeza
hacia sí” (Moradas, I, 1, 6).
*
30 ss. El autor sagrado relata el incesto de Lot con
sus hijas, con el fin evidente de explicar la mancha
de origen que tenían los moabitas y ammonitas. San
Agustín destaca que Lot fue menos culpable porque
sus hijas lo habían emborrachado, y que éstas, a su
vez, viviendo con su padre en una cueva, creían (v.
31) que, con la ruina de Sodoma y Gomorra, habían
perecido todos los hombres, y que por lo tanto no
podían contar con un marido para dar sucesión a su
padre. La actitud de ellas en los vv. 33.35 muestra
bien que no obraron sólo por pasión, y que Lot no
supo quiénes eran. No juzguemos este episodio con
criterio mundano. La Biblia es un archivo de muy
diversos caracteres, santos y malvados, con santidad
y maldad específica. “Son tipos, diríamos, creados
por Dios, con un fin de ejemplaridad moral
universal” (Car. Gomá). Es verdad que entre gente
culta no se habla de cosas sucias o hediondas por
razón de buen gusto. Y no se piensa que hay muchas
cosas repugnantes en nuestro mismo cuerpo de carne
(que está vivo o muerto), del que, sin embargo, se
habla con gran interés -por curar sus enfermedades o
por satisfacer sus pasiones- disfrazando entonces
con eufemismos todas estas cosas repulsivas e
innobles como son las enfermedades y las funciones
animales del organismo. Lo que hace que la Biblia
resulte intolerable para los mundanos es, más que
nada, esa implacable y divina veracidad que brota a
cada página y que, en síntesis, dice: Dios es todo,
y el hombre es nada. “Maldito quien pone su
confianza en el hombre… Bienaventurado el varón que
confía en Yahvé” (Jeremías 17, 5-7). † |