Iglesia Remanente
Deuteronomio 31

 

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V. Conclusión
 
Josué sucesor de Moisés

1Dirigido que hubo Moisés a todo Israel estas palabras, 2les dijo todavía: “Tengo ya ciento y veinte años de edad, y no puedo ya salir ni entrar; además me ha dicho Yahvé: ‘Tú no pasarás este Jordán.’ 3Yahvé, tu Dios, pasará delante de ti; Él destruirá a tu vista estos pueblos, y tú los poseerás. Josué pasará delante de ti, como Yahvé lo ha ordenado. 4Y hará Yahvé con ellos como hizo con Sehón y Og, reyes de los amorreos, y con sus reinos, a los cuales destruyó. 5Yahvé los entregará a vosotros para que hagáis con ellos como os he mandado. 6*Sed fuertes y valerosos; no temáis ni os amedrentéis ante ellos; porque contigo marcha Yahvé, tu Dios, quien no te abandonará ni te desamparará.” 7Llamó, pues, Moisés a Josué y le dijo en presencia de todo Israel: “Sé fuerte y valeroso, porque tú conducirás a este pueblo a la tierra que Yahvé con juramento prometió a sus padres que les daría, y tú se la darás en posesión. 8Yahvé marchará delante de ti; Él estará contigo, y no te abandonará ni te desamparará; no temas, pues, ni te amedrentes.”

Lectura periódica de la Ley

9*Escribió Moisés esta ley, y la dio a los sacerdotes, hijos de Leví, que llevan el Arca de la Alianza de Yahvé, y a todos los ancianos de Israel. 10*Y les dio Moisés esta orden: “Al cabo de cada siete años en la celebración periódica del año de remisión, en la fiesta de los Tabernáculos, 11cuando viene todo Israel a presentarse delante de Yahvé, tu Dios, en el lugar por Él elegido, leerás esta Ley en presencia de todo Israel, a oídos de ellos. 12Congregarás el pueblo, los hombres y las mujeres, los niños y los extranjeros que moran dentro de tus puertas, para que oigan y aprendan a temer a Yahvé, Dios vuestro, y cuiden de cumplir las palabras de esta Ley. 13Y también los hijos de ellos, que no la conocen, la oirán y aprenderán a temer a Yahvé, vuestro Dios, todos los días que viviereis en la tierra a la cual vais pasando el Jordán para tomarla en posesión.”

Futura rebeldía de Israel

14Diio Yahvé a Moisés: “Mira, el tiempo en que has de morir está cerca; llama a Josué, y presentaos en el Tabernáculo de la Reunión y Yo le daré mis órdenes.” Fueron, pues, Moisés y Josué y se presentaron en el Tabernáculo de la Reunión. 15Y se apareció Yahvé en el Tabernáculo, en la columna de nube, la cual se detuvo a la entrada del Tabernáculo. 16Y dijo Yahvé a Moisés: “He aquí que vas a descansar con tus padres; y se rebelará este pueblo, y fornicará en pos de los dioses extraños de la tierra adonde va para morar allí; y me abandonará y quebrantará la alianza que con él he pactado. 17Y se encenderá mi ira contra él en aquel día; los abandonaré y esconderé de ellos mi rostro; será consumido, y le alcanzarán muchos males y angustias, de manera que en aquel día dirá: ‘¿No me han alcanzado estos males porque mi Dios no está en medio de mí?’ 18Y Yo sin falta esconderé mi rostro en aquel día a causa de todas las maldades que habrá hecho, siguiendo a otros dioses.

19*Ahora, pues, escribíos este cántico; y tú lo enseñarás a los hijos de Israel, poniéndolo en su boca, para que este cántico me sirva de testimonio contra los hijos de Israel. 20Porque cuando Yo hubiere introducido a este pueblo en la tierra que con juramento he prometido a sus padres, tierra que mana leche y miel, y él haya comido, y se haya hartado y puesto gordo, se pasará a otros dioses para servirlos, y a Mí me tratarán con desprecio y quebrantarán mi alianza. 21Pero cuando le alcancen muchos males y angustias, este cántico será testigo contra ellos, porque no será olvidado en la boca de sus descendientes. Pues conozco los planes que está maquinando ya en este momento en que no le he introducido todavía en la tierra que le tengo prometida con juramento.”

22Escribió, pues, Moisés este cántico en aquel mismo día, y lo enseñó a los hijos de Israel.

23Y (Yahvé) dio sus órdenes a Josué, hijo de Nun, y le dijo: “Sé fuerte y valeroso, porque tú conducirás a Israel a la tierra que les he jurado; y Yo seré contigo.”

Moisés entrega el libro de la Ley a los levitas

24Cuando Moisés hubo acabado de escribir en un libro todas las palabras de esta Ley hasta el fin, 25mandó a los levitas portadores del Arca de la Alianza de Yahvé, diciendo: 26* “Tomad este libro de la Ley y ponedlo al lado del Arca de la Alianza de Yahvé, vuestro Dios, para que allí quede por testimonio contra ti. 27Porque conozco tu ánimo rebelde y tu dura cerviz. Si estando yo todavía vivo en medio de vosotros habéis sido rebeldes a Yahvé, ¿cuánto más lo seréis después de mi muerte? 28Congregadme todos los ancianos de vuestra tribus, y vuestros jefes, para que diga estas palabras a sus oídos y ponga por testigos contra ellos el cielo y la tierra. 29Pues bien sé que después de mi muerte os pervertiréis totalmente, apartándoos del camino que os he prescrito, mas en los días venideros os sobrevendrá el mal, por haber hecho lo que es malo a los ojos de Yahvé, irritándolo con las obras de vuestras manos.”

30Pronunció, pues, Moisés a oídos de todo el pueblo de Israel todas las palabras de este cántico hasta el fin.



* 6. Citado en Hebreos 13, 5. Cf. Josué 1, 5.

* 9. Esta Ley a que se hace referencia es, probablemente, el presente libro, el quinto de los libros de Moisés, que se llama Deuteronomio.

* 10. La última recomendación de Moisés es la de leer al pueblo la Palabra de Dios. La última recomendación de Jesús fue igualmente que se predicara el Evangelio. Véase cómo Esdras cumple la recomendación de Moisés, leyendo públicamente la Ley al regreso de Babilonia. Todos lo entienden y celebran por ello gran fiesta (Nehemías 8). Lo mismo hace el sacerdote Helcías, dando este libro al rey de Judá, el cual por haberlo leído lloró en la presencia de Dios y fue oído por Él (I Reyes 22, 3 s.; II Paralipómenos 34, 14 ss.). Cf. Levítico 25, 2 y nota.

* 19. Este cántico: el cántico que sigue en el capítulo 32. Los israelitas deben aprenderlo de memoria, porque les pone delante la inmensa bondad de Dios y la  ingratitud de su pueblo; los pecados y los escarmientos de sus padres, de una manera tal que pueda servir de testimonio para los hijos de Israel. Ningún israelita en adelante podrá excusarse, diciendo: yo no conozco la Ley; todos desde la niñez la conocerán por medio de este cántico. Cf. Josué 4, 6 y nota. En la Vigilia de Pentecostés (Oración de la tercera profecía) nos dice la Liturgia que “también a nosotros nos instruyó Dios por Moisés mediante su cántico”.

* 26. Al lado del Arca, de la Alianza. Cf. III Reyes 8, 9. Solamente las tablas del Decálogo estaban en el Arca; la Ley y el resto de los libros sagrados estaban al lado del Arca, es decir, en el lugar augustísimo del Tabernáculo, como si Dios quisiera demostrar su voluntad de que se le diera un mismo culto a Él y a su Palabra escrita. “Si el mismo Dios quiso que su antigua Ley se colocara en lugar santísimo para que fuera honrada y se exhibiera «in testimonium» ¿hacemos demasiado sí honramos a la Nueva Ley, colocándola en lugar preferente en nuestras casas, para que permanezca allí «in testimonium» para nosotros?” (Zerwick, S. J.). Cf. Josué 24, 26; I Reyes 10, 25.