Iglesia Remanente
Deuteronomio 27

 

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III. Tercer discurso de Moisés
 
Erección de piedras recordatorias

1Moisés con los ancianos de Israel, dio esta orden al pueblo: “Guardad todo el mandamiento que hoy os prescribo. 2*Cuando hayas pasado el Jordán para entrar en el país que Yahvé, tu Dios, te va a dar, levantarás unas grandes piedras que revocarás con cal, 3y escribirás sobre ellas todas las palabras de esta ley, pasado que hayas (el Jordán) para entrar en la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará, tierra que mana leche y miel, como Yahvé, el Dios de tus padres, te lo tiene prometido. 4Cuando, pues, hayas pasado el Jordán levantaréis estas piedras, como os mando hoy, en el monte Ebal, y las revocaréis con cal. 5Erigirás allí un altar a Yahvé, tu Dios, un altar de piedras, a las que no haya tocado instrumento de hierro. 6*De piedras toscas harás ese altar para Yahvé, tu Dios, y ofrecerás en él holocaustos a Yahvé, tu Dios. 7Ofrecerás sacrificios pacíficos; y comerás allí y te regocijarás en presencia de Yahvé, Dios tuyo. 8Escribirás sobre las piedras todas las palabras de esta ley en forma bien clara.”

Sanciones de la Ley

9Entonces Moisés, con los sacerdotes levitas, habló a todo Israel, diciendo: “Guarda silencio y escucha, oh Israel. Hoy has sido constituido pueblo de Yahvé, Dios tuyo. 10Escucha, pues, la voz de Yahvé, tu Dios, y cumple sus mandamientos y sus leyes que hoy te prescribo.”

11*En aquel día, Moisés mandó al pueblo, diciendo: 12 “Pasado que hayáis el Jordán, se pondrán sobre el monte Garizim, para bendecir al pueblo estas (tribus): Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín. 13Y para maldecir se pondrán sobre el monte Ebal las siguientes (tribus): Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí. 14Entonces los levitas tomarán la palabra, y en voz alta dirán a todos los hombres de Israel:

15 ‘¡Maldito el hombre que hace estatua o imagen de fundición, abominación a Yahvé, obra de artífice, y la pone en lugar oculto!’ Y responderá todo el pueblo y dirá: ‘¡Amén!’

16 ‘¡Maldito el que desprecia a su padre y a su madre!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

17* ‘¡Maldito el que remueve los lindes de su prójimo!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

18 ‘¡Maldito el que hace errar al ciego en el camino!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

19 ‘¡Maldito el que tuerce el derecho del extranjero, del huérfano y de la viuda!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

20* ‘¡Maldito el que se acuesta con la mujer de su padre, porque ha levantado la cubierta del lecho de su padre!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

21 ‘¡Maldito el que peca con una bestia cualquiera!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

22 ‘¡Maldito el que se acueste con su hermana, hija de su padre o hija de su madre!’ Y todo el pueblo dirá ‘¡Amén!’

23 ‘¡Maldito el que se acuesta con su suegra!’ Y todo el pueblo dirá ‘¡Amén!’

24 ‘¡Maldito el que ocultamente mata a su prójimo!’ Y todo el pueblo dirá ‘¡Amén!’

25 ‘¡Maldito aquel que acepta soborno para matar un inocente!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

26* ‘¡Maldito el que no persevera en las palabras de esta Ley para ponerlas en práctica!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’



* 2 ss. Véase Josué 8. 30-35.

* 6. Piedras toscas: Compárese este deseo de Dios con la orgullosa suficiencia de los que prefirieron fabricar ladrillos y fueron confundidos (Génesis 11, 3). Cf. Éxodo 20, 25; Josué 8, 31.

* 11 ss. Cf. 11, 29 y nota. Seis tribus han de estar en el monte Garizim para responder con un Amén a las bendiciones, y seis en el monte Ebal para confirmar las maldiciones, mientras los sacerdotes con el Arca estarán en el medio, anunciando en alta voz las maldiciones y bendiciones. El Garizim está al Sur, el Ebal al Norte de Siquem. Entre ambos montes se extiende el valle donde ha de realizarse la impresionante escena. Nácar-Colunga observa que no han faltado piadosos comentaristas que han visto en esta escena como un anuncio y figura del juicio universal. El Garizim (división) significaría “las ovejas, que aquel día estarán a la diestra de Jesucristo; el Ebal (abismo), por el contrario a los cabritos o condenados que estarán a la izquierda de Jesús”. Dejando de un lado las etimologías, que son muy dudosas, nada ha de oponerse a tal comparación.

* 17. Cf. 19, 14.

* 20 s. Véase Levítico 18, 8; 18, 23.

* 26. San Pablo cita esto para señalar la superioridad de la Ley de la Gracia (Gálatas 3, 10). Cf. Santiago 2, 10.