Job 38 |
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III. Intervención de Dios
Primer discurso de Dios
1*Entonces
Yahvé respondió a Job desde el torbellino, y dijo:
2*
“¿Quién es éste que obscurece mis planes
con palabras insensatas?
3*Cíñete
ahora los lomos, como varón;
que Yo te preguntaré,
y tú me instruirás.
4*
¿Dónde estabas tú
cuando Yo cimentaba la tierra?
Dilo, si tienes inteligencia.
5*
¿Quién le trazó sus dimensiones
—tú lo sabes seguro—
o quién extendió sobre ella la cuerda?
6*
¿En qué se hincan sus bases,
o quien asentó su piedra angular,
7*mientras
cantaban en coro
las estrellas de la mañana,
entre los aplausos de todos los hijos de Dios?
8
¿Quién cerró con puertas el mar,
cuando impetuoso salía del seno?
9al
ponerle Yo las nubes por vestido
y las tinieblas por envoltura;
10imponiéndole
mi ley
y poniendo barras y puertas,
11*con
estas palabras:
«Hasta aquí llegarás, y no pasarás más allá;
y ahí se quebrantará el orgullo de tus olas.»
12
¿Acaso en algún momento de tu vida
has dado tú órdenes a la mañana,
señalado su lugar a la aurora,
13para
que ocupe los cabos de la tierra,
y sean expulsados de ellas los malhechores?
14*Cambia
ella su forma
como la arcilla del sello,
y se presenta como un vestido (nuevo),
15*privando
de su luz a los malvados,
y quebrando el brazo levantado.
16¿Penetraste tú hasta las
fuentes del mar;
te paseaste en el fondo del abismo?
17*¿Se
te han abierto acaso
las puertas de la muerte,
y has visto esas puertas tenebrosas?
18Ya que has investigado la
tierra
en toda su anchura,
habla, si todo lo sabes.
19¿Dónde está el camino
que conduce a la morada de la luz?
y el lugar de las tinieblas, ¿dónde se halla?
20ya que tú las conduces a
sus dominios,
y conoces los senderos que llevan a su morada.
21*Tú
debes saberlo,
porque habías nacido ya entonces,
y el número de tus días es tan grande.
22*
¿Penetraste tú acaso
en los depósitos de la nieve,
y viste los almacenes del granizo,
23que Yo he guardado
para el tiempo de la angustia,
para el día de la batalla y del combate?
24¿Por qué camino se difunde
la luz,
y marcha el solano sobre la tierra?
25¿Quién abre regueras al
aguacero,
y camino a la nube tronadora,
26para hacer llover
sobre un país inhabitado,
sobre el yermo, donde no vive hombre,
27para hartar tierras
desiertas y vacías,
y hacer brotar un poco de hierba?
28*
¿Tiene padre la lluvia?
¿o quién engendra las gotas del rocío?
29¿Del seno de quién sale el
hielo?
y la escarcha del cielo
¿quién la da a luz,
30para que sea como piedra
el agua,
y se congele la superficie del abismo?
31*
¿Atas tú los lazos de las Pléyades,
o puedes soltar las ataduras del Orión?
32*¿Eres
tú quien a su tiempo
hace salir los signos del zodíaco,
y guía a la Osa con sus cachorros?
33
¿Conoces tú las leyes del
cielo
y fijas su influjo sobre la tierra?
34
¿Alzas tú hasta las nubes
tu voz,
para que caigan sobre ti
las copiosas aguas?
35
¿Despachas tú los rayos, y
se van
diciéndote: «Henos aquí»?
36*¿Quién
puso sabiduría en las nubes,
e inteligencia en los meteoros?
37*
¿Hay quien con toda su sabiduría
puede contar las nubes,
y vaciar los odres del cielo,
38para que el polvo
se transforme en masa sólida,
y se peguen unos a otros los terrones?
39*
¿Cazas tú la presa para la leona,
y sustentas la vida de los Ieoncillos,
40cuando se acurrucan en sus
cubiles,
y se retiran a la espesura
para estar en acecho?
41
¿Quién prepara al cuervo
su alimento,
cuando sus pollitos gritan hacia Dios,
yendo de un lado a otro
por falta de comida?
*
1. Este capítulo parece confirmar la doctrina de
Eliú, aunque no en cuanto prejuzga sobre la
conciencia de Job. Dios mismo, el Eterno Padre,
viene a terminar y decidir la contienda,
hablando majestuoso desde la tempestad, como
antes a Moisés en Éxodo 3, 2. (Nótese el
contraste con la suave forma de brisa en que se
apareció a Elías para calmar su vehemencia, en
III Reyes 19, 9-12.) El Todopoderoso pinta en
colores magníficos los milagros de la creación y
lo inescrutable de sus designios. Al justo no
quiere atormentarlo, sino acrisolarlo poniendo a
prueba su virtud. He aquí la inteligencia final
de este sublime libro que nos ha dado tanta
doctrina espiritual. La sabiduría consiste en
pensar bien de Dios (Sabiduría 1, 1), y dar
crédito a su bondad y su justicia, sin pretender
explicarnos, como Job, designios que sobrepasan
infinitamente a nuestra nada, como lo muestra
aquí, en su ironía paternalmente socarrona, el
divino discurso. Cf. 23, 15; 27, 2 y notas.
*
2. Parecería que se refiere a Eliú que acaba de
hablar, pero Job comprende bien que es a él,
como dice el versículo 1. Cf. 32, 3.
*
3. Tú me instruirás: Con ello se ve más
acentuada la ironía. Dios siente llegado el
momento de hacer ostentación de su majestad para
evitar que los hombres la deformen. Cf. Salmo
11, 2 ss.
*
4. Dios usa aquí el argumento que Jesús dio a
Nicodemo (Juan 3, 12 s.): si nada sabemos de los
misterios de Dios en el orden temporal de la
naturaleza, ¿qué podremos adivinar de sus
milagros en el orden espiritual? Queda así
burlada y condenada toda construcción del
espíritu humano acerca de estos misterios, que
no se funde en los datos de la revelación, más
allá de los cuales en vano pretenderemos
penetrar por la investigación filosófica (I
Corintios 2, 5; Colosenses 2, 2-4, 7-8) los
atributos ni los designios de Dios (I Juan 4,
16; Romanos S, 5; I Corintios 2, 10 ss.), cuyos
pensamientos, según nos revela Isaías (5, 8
ss.), distan de los nuestros cuanto el cielo de
la tierra. Cf. Salmos 91, 6; 93, 11; 77, 37 y
notas.
*
5. Extender la cuerda: sinónimo de medir
o trazar los planos de una construcción. Tú
lo sabes seguro: Dios le trata con ironía,
en vez de preguntarle: “¿Sabes tú acaso?” ¡Hoy
podríamos responder a esta pregunta
afirmativamente! Porque se nos ha revelado que
todo se hizo por el Verbo o Sabiduría de Dios
(Eclesiástico 24), y ese Verbo se hizo carne
(Juan 1. 14) y conversó con los hombres (Baruc
3, 38; Hebreos 1, 1 s.). “¡Oh dignación
infinita! ¡Oh misterio de amor!” (P. de Segor).
*
6. Sobre la piedra angular véase Salmo
117, 22 y nota. Se hincan sus bases: Cf.
Salmos 23, 2; 103, 5; 135, 6.
*
7. Los hijos de Dios: los Ángeles, que
con los astros alaban la obra creadora. ¡Nótese
la asombrosa belleza lírica de este pasaje! Cf.
1, 6; Salmo 88, 7.
*
11. El orgullo de tus olas. Por donde
vemos que ese fenómeno de las playas en que
termina el mar, tan profundo en su centro, es
una perenne lección de humildad que Dios nos da
en la naturaleza. Cf. Salmo 103, 9 y nota.
*
14. Cambia, etc.: Para que la tierra tome
forma, como lo hace el barro bajo el sello (o
molde) y se muestre adornada como de un vestido.
Quiere decir, poéticamente, que la luz de la
aurora es como una nueva creación que da forma y
aspecto a la tierra, que la oscuridad parecía
haber destruido a nuestros ojos. “¿No es esto,
acaso —dice un poeta cristiano— lo que explica
en los pájaros, al amanecer de cada nuevo día,
ese coro universal de toda la selva, con que
vuelcan, asombrados, su alegría sin límites?”
*
15. Su luz: La luz de los malvados es la
oscuridad. Cf. 24, 13 y nota.
*
17. Vemos aquí un desafío y una burla para los
que pretenden penetrar el más allá, sea por el
ocultismo, o por la especulación puramente
natural. Las puertas de la muerte (o del
scheol: véase 19, 25 s.; 26, 6), se abrieron
cuando Jesucristo descendió a los infiernos
(Crisóstomo).
*
21. La ironía, dice Ricciotti, llega aquí al
sarcasmo.
*
22. Cf. Salmo 32, 7. Sobre la naturaleza y sus
maravillas véase el Salmo 103 y sus notas. Cf.
Éxodo 9, 18; Josué 10, 11; Isaías 28, 17;
Jeremías 10, 13; Ez, 13, 13.
*
28 ss. Fenómenos que los hombres han investigado
y siguen investigando, pero cuanto más se
aplican a escudriñarlos, más misteriosa se les
presenta la naturaleza; y aunque se han abierto
paso hacia los átomos, jamás alcanzarán a
comprender toda la grandeza de Dios.
*
31. Alusión a constelaciones siderales, cuando
en el mes de septiembre las Pléyades
aparecen en su forma característica. En el mes
de mayo desaparece el Orión. (Vulgata:
Arcturo). Cf. 9, 9.
*
32. Los signos del zodíaco, o los
planetas. Bover-Cantera; la Corona
(boreal); Nácar-Colunga: las constelaciones;
Vulgata: el Lucero (cf. Salmo 109, 3
y nota). Como se ve, es muy discutida la
traducción del correspondiente vocablo hebreo.
Lo mismo cabe decir del segundo hemistiquio: y
guía la Osa con sus cachorros. Vulgata:
o que se levante el Véspero sobre los hijos
de la tierra. Otros identifican esta
constelación con Aldebarán y las Híades menores.
Será difícil llegar a una traducción segura y
unánime, porque falta todo criterio para
averiguar el verdadero sentido del substrato
hebreo.
*
36.
Setenta (traducción de Jünemann): ¿Quién
ha dado a las mujeres de tejido sabiduría o
bordadora ciencia? Vulgata: ¿Quién puso en
las entrañas del hombre la sabiduría? ¿o quién
dio al gallo inteligencia? Nuestra versión
concuerda con la de Crampón y de Le Hir y tiene
la ventaja de estar en armonía con el contexto.
*
37. Los odres del cielo: metáfora que
señala la abundancia de la lluvia y las nubes
cargadas de agua. Cf. Salmos 32, 7; 37, 13. En
las casas orientales se conservaba el agua en
odres o pellejos.
*
39 ss. Sobre el alimento de las fieras véase
Salmos 103, 21; 146, 9 y notas.
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