2 Macabeos |
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Profanación del Templo
1*De
allí a poco tiempo envió el rey un senador de Antioquía,
para que compeliese a los judíos a abandonar las leyes
de su Dios y de sus padres, 2*y
para profanar el Templo de Jerusalén, y consagrare a
Júpiter Olímpico, como también el de Garizim a Júpiter
Extranjero, por ser extranjeros los habitantes de aquel
lugar. 3Así que se vio caer entonces de un
golpe sobre todo el pueblo un diluvio terrible de males;
4*porque
el Templo estaba lleno de lascivias y de glotonerías
propias de los gentiles, y de hombres disolutos
mezclados con rameras, y de mujeres que entraban con
descaro en los lugares sagrados, llevando allí cosas que
no era lícito llevar. 5El mismo altar se veía
lleno de cosas ilícitas y prohibidas por las leyes.
Idolatría y persecución de los que guardaban la Ley
6No
se guardaban ya los sábados, ni se celebraban las
fiestas solemnes del país, y nadie se atrevía a confesar
sencillamente que era judío. 7*El
día de cumpleaños del rey los hacían ir a viva fuerza a
los sacrificios; y cuando se celebraba la fiesta de
Baco, los precisaban a ir por las calles coronados de
yerba en honor de dicho ídolo.
8A
sugestión de los de Tolemaida se publicó en las ciudades
de los gentiles vecinas un edicto por el cual se les
daba facultad para obligar en aquellos lugares a los
judíos a que sacrificasen; 9y para quitar la
vida a todos aquellos que no quisiesen acomodarse a las
costumbres de los gentiles. Así, pues, no se veía otra
cosa más que miserias. 10*En
prueba de ello, habiendo sido acusadas dos mujeres de
haber circuncidado a sus hijos, las pasearon
públicamente por la ciudad, con los hijos colgados a sus
pechos, y después las precipitaron desde lo alto de la
muralla. 11Asimismo, algunos otros que se
juntaban en las cuevas vecinas para celebrar allí
secretamente el día del sábado, habiendo sido
denunciados a Filipo, fueron quemados vivos; porque
tuvieron escrúpulo de defenderse por respeto a la
religión y a la observancia.
Dios castiga a su pueblo sólo para convertirlo
12Ruego
ahora a los que lean este libro, que no se escandalicen
a vista de tan desgraciados sucesos; sino que consideren
que estas cosas acaecieron, no para exterminar, sino
para corregir a nuestra nación. 13Porque
señal es de gran misericordia hacia los pecadores, el no
dejarlos vivir largo tiempo a su antojo, sino aplicarles
prontamente el azote. 14*En
efecto, el Señor no se porta con nosotros como con las
demás naciones, a las cuales sufre con paciencia para
castigarlas en el día del juicio, colmada que sea la
medida de sus pecados. 15No así con nosotros,
sino que nos castiga sin esperar a que lleguen a su
colmo nuestros pecados. 16Y así, nunca retira
de nosotros su misericordia, y cuando aflige a su pueblo
con adversidades, no lo desampara. 17Mas
baste esto que hemos dicho, para que estén advertidos
los lectores; y volvamos ya a tomar el hilo de la
historia.
Martirio de Eleázaro
18*Eleázaro
uno de los primeros doctores de la Ley, varón de edad
provecta, y de venerable presencia, fue estrechado a
comer carne de cerdo, y se le quería obligar a ello
abriéndole por fuerza la boca. 19*Más
él, prefiriendo una muerte llena de gloria a una vida
aborrecible, caminaba voluntariamente por su pie al
suplicio. 20Y considerando cómo debía
portarse en este lance, sufriendo con paciencia,
resolvió no hacer por amor a la vida ninguna cosa
ilícita. 21*Pero
los que se hallaban presentes, movidos de una injusta
compasión, y en atención a la antigua amistad que con él
tenían, tomándole aparte, le rogaban que les permitiese
traer carnes de las que le era lícito comer, para poder
así aparentar que había cumplido la orden del rey, de
comer de las carnes del sacrificio; 22a fin
de que de esta manera se libertase de la muerte. De esta
especie de humanidad usaban con él por un efecto de la
antigua amistad que le profesaban. 23Pero
Eleázaro, dominado de otros sentimientos dignos de su
edad y de sus venerables canas, como asimismo de su
antigua nativa nobleza, y de la buena conducta que había
observado desde niño, respondió en el acto, conforme a
los preceptos de la Ley santa establecida por Dios, y
dijo que más bien quería morir. 24
*“Porque
no es decoroso a nuestra edad, les añadió, usar de esta
ficción; la cual sería causa que muchos jóvenes,
creyendo que Eleázaro en la edad de noventa años se
había pasado a la vida de los gentiles, 25*cayesen
en error a causa de esta ficción mía, por conservar yo
un pequeño resto de esta vida corruptible; además de que
echaría sobre mi ancianidad la infamia y execración.
26*Fuera
de esto, aun cuando pudiese librarme al presente de los
suplicios de los hombres, no podría yo, ni vivo ni
muerto, escapar de las manos del Todopoderoso. 27Por
lo cual muriendo valerosamente, me mostraré digno de la
ancianidad a que he llegado; 28y dejaré a los
jóvenes un ejemplo de fortaleza si sufriere con ánimo
pronto y constante una muerte honrosa por la Ley más
santa y venerable.”
Luego que acabó de decir esto, fue conducido al
suplicio. 29Y aquellos que le llevaban, y que
poco antes se le habían mostrado muy humanos, pasaron a
un extremo de furor por las palabras que había dicho;
las cuales creían efecto de arrogancia. 30*Estando
ya para morir a fuerza de golpes que descargaban sobre
él, lanzó un suspiro, y dijo: “Señor, Tú que tienes la
ciencia santa, Tú sabes bien que habiendo yo podido
librarme de la muerte, sufro en mi cuerpo atroces
dolores; pero mi alma los padece de buena gana por temor
tuyo.” 31De esta manera murió Eleázaro,
dejando no solamente a los jóvenes, sino también a toda
su nación, en la memoria de su muerte, un dechado de
virtud y de fortaleza.
*
1. Véase I Macabeos 1, 43-67.
Un senador de Antioquía: El griego dice:
un senador de Atenas. Allí se encontraba a la sazón Antíoco para
dedicar un templo a Júpiter Olímpico.
*
2. Júpiter
extranjero, mejor:
Júpiter
hospitalario, La segunda parte del versículo
debe decir: por ser
hospitalarios los habitantes de aquel lugar.
*
4 ss. En esta tremenda pintura de la
degeneración del pueblo santo se nos enseña,
como en muchos otros pasajes de la Sagrada
Escritura, que es mejor no acudir al templo que
entrar en él en forma irreverente, como tanto
suele verse hoy en los trajes de las mujeres y
también en aquellos hombres de vida públicamente
irreligiosa, que frecuentan la misa y los
sacramentos hipócritamente. Tengamos presente en
nuestro apostolado este criterio de Dios para no
forzar a las almas, con un falso celo, a cometer
sacrilegios recibiendo los sacramentos sin tener
la fe.
*
7. Baco
o Dionisos, dios de la alegría carnal. En su
honor la gente se adornaba de coronas de hiedra.
*
10. Cf. I Macabeos 1, 63 s.
*
J4. Sobre el juicio de las naciones véase Joel
capítulo 3, 16. ¡Qué doctrina tan admirable y
consoladora! La vemos confirmada por San Pablo
en Hebreos 12, 7 ss. Dios castiga al que ama.
“Yo a los que amo los reprendo y los castigo”
(Apocalipsis 3, 19). La corrección que nos viene
de Dios, es el sumo bien del alma, la ilumina,
la purifica y la lleva a la conversión. “Las
correcciones son para los pecadores lo que un
bálsamo excelente es para el herido. El enfermo
que rechaza al médico, es un insensato. Tan
insensato es el que no recibe con reconocimiento
la corrección” (San Juan Crisóstomo).
*
18. No debe confundirse a este gran mártir con
el guerrero Eleonor, muerto también heroicamente
(I Macabeos 6, 43 ss.). El mártir Eleázaro, era
doctor de la Ley y probablemente sacerdote.
*
19. Al
suplicio: El griego indica cierto
instrumento de martirio, una rueda sobre la cual
los verdugos estiraban las víctimas. Véase
Hebreos 11, 35.
*
21. Nótese cuan peligrosos son para la rectitud
del alma los acomodos del mundo con su ternura y
compasión sentimental. No se trataba aquí del
acto material de comer la carne, sino del
público homenaje de obediencia al Divino Padre
que la prohibía. Así dice Jesús que confesará
delante del Padre a los que le hayan confesado
ante el mundo (Mateo 10, 32).
*
24. San Ambrosio, San Cipriano, San Gregorio
Nacianceno y otros Padres elogian la virtud y
fortaleza de Eleázaro llamándole Protomártir del
Antiguo Testamento, por la gloria de su
martirio, “bien superior a Sócrates y comparable
a los mártires de la Ley de gracia”
(Nácar-Colunga).
*
25. Es el mismo criterio que señala San Pablo
con respecto a los actos que pueden escandalizar
a los débiles (I Corintios 8, 1-13).
*
26. Clara afirmación de la inmortalidad del
alma, que raras veces se halla tan
claramente expresada en el Antiguo Testamento.
Cf. 7, 9 ss. y 36 y notas.
*
30. Padece de buena gana: El bien que los
mártires esperaban, dice San Agustín, era tan
grande y seguro; la recompensa que se les
prometía, tan gloriosa, y su posesión tan dulce,
que la luz de la tierra no era nada para ellos;
despreciaban los suplicios, y su corazón nadaba
en la alegría.
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