2 Macabeos |
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Nueva invasión enemiga
1El
año ciento cuarenta y nueve supo Judas que Antíoco
Eupator venía con un grande ejército contra Judea,
2*acompañado
de Lisias, tutor y regente del reino, y que traía
consigo ciento diez mil hombres de a pie, y cinco mil de
a caballo, y veintidós elefantes y trescientos carros
armados de hoces.
Muerte de Menelao
3*Se
agregó también a ellos Menelao; y con grande y falaz
artificio procuraba aplacar a Antíoco, no porque amase
el bien de la patria, sino esperando ser puesto en
posesión del principado. 4*Mas
el Rey de los reyes movió el corazón de Antíoco contra
aquel malvado; y habiendo dicho Lisias que él era la
causa de todos los males, mandó prenderle, y que le
quitasen la vida en aquel mismo lugar, según el uso de
ellos. 5Había, en aquel sitio una torre de
cincuenta codos de alto, rodeada por todas partes de un
gran montón de cenizas; desde allí no se veía más que un
precipicio. 6Y mandó que desde la torre fuese
arrojado en la ceniza aquel sacrílego, llevándole todos
a empellones a la muerte. 7De este modo debió
morir Menelao, prevaricador de la Ley, sin que a su
cuerpo se le diese sepultura. 8*Y
a la verdad, con mucha justicia; porque habiendo él
cometido tantos delitos contra el altar de Dios, cuyo
fuego y ceniza son cosas santas, fue condenado a morir
en la ceniza.
Derrota del rey
9El
rey, empero, continuaba furibundo su marcha, con ánimo
de mostrarse con los judíos más cruel que su padre.
10Teniendo Judas noticia de ello, mandó al pueblo
que invocase al Señor día y noche, a fin de que les
asistiese en aquella ocasión, como lo había hecho
siempre; 11pues temían el verse privados de
su Ley, de su patria y de su santo Templo; y para que no
permitiese que su pueblo, que poco antes había empezado
a respirar algún tanto, se viese nuevamente subyugado
por las naciones blasfemas. 12En efecto,
haciendo todos lo mandado, implorando la misericordia
del Señor con lágrimas y ayunos, postrados en tierra por
espacio de tres días continuos, los exhortó Judas a que
estuviesen apercibidos. 13Él, luego, con el
consejo de los ancianos resolvió salir a campaña antes
que el rey entrase con su ejército en Judea y se
apoderase de la ciudad, y encomendar al Señor el éxito
de la empresa.
14*Entregándose,
enteramente a las disposiciones de Dios, Creador del
universo, y habiendo exhortado a sus tropas a pelear
varonilmente y hasta perder la vida en defensa de sus
leyes, del Templo, de la ciudad, de la patria y de sus
conciudadanos, hizo acampar el ejército en las cercanías
de Modín. 15Dio después a los suyos por
señal: “La victoria de Dios”; y tomando consigo los
jóvenes más valientes, asaltó de noche el cuartel del
rey, y mató en su campamento cuatro mil hombres, y al
mayor de los elefantes, con toda la gente que llevaba
encima. 16Y llenando con esto de un grande
terror y confusión el campo de los enemigos, concluida
tan felizmente la empresa, se retiraron. 17Se
ejecutó todo esto al rayar el día, asistiendo el Señor
al Macabeo con su protección.
El rey pacta con Judas
18*Mas
el rey, visto este ensayo de la audacia de los judíos,
intentó apoderarse con arte de los lugares más
fortificados; 19y se acercó con su ejército a
Betsura, una de las plazas de los judíos más bien
fortificadas; pero era rechazado, hallaba mil tropiezos
y perdía gente. 20Entretanto Judas enviaba a
los sitiados cuanto necesitaban. 21En esto un
tal Rodoco hacía de espía de los enemigos en el ejército
de los judíos; pero siendo reconocido, fue preso y
puesto en un encierro. 22Nuevamente
parlamentó el rey con los habitantes de Betsura, les
concedió la paz, aprobó la capitulación de los sitiados,
y se marchó. 23Peleó entonces con Judas y
quedó vencido.
A esta sazón, teniendo aviso de que en Antioquía se le
había rebelado Filipo, el cual había quedado con el
gobierno de los negocios, consternado su ánimo,
suplicando y humillándose ante los judíos, juró
guardarles todo lo que pareció justo; y después de esta
reconciliación ofreció un sacrificio, tributó honor al
Templo y le hizo varios donativos. 24*Y
abrazó al Macabeo, declarándole gobernador y príncipe
desde Tolemaida hasta los gerrenos.
25Luego
que Antíoco llegó a Tolemaida, dieron a conocer sus
habitantes el grave disgusto que les había causado aquel
tratado y amistad hecha con los judíos, amenazando que
indignados rompiesen la alianza. 26Pero
subiendo Lisias a la tribuna, expuso las razones y
apaciguó al pueblo, y se volvió después a Antioquía. Tal
fue la expedición del rey y el fin que tuvo.
*
2. El año 149 corresponde al 164 a. C. El relato
del primer libro (I Macabeos 6, 18 ss.) difiere
en no pocos puntos, especialmente en las cifras.
Fillion lo atribuye a los copistas. Otros
comentadores ven la causa de las diferencias en
el número cada día variable de aquel ejército
compuesto de muchas naciones.
*
3.
Principado, es decir, el pontificado, que
Menelao había comprado a Antíoco. Ese mismo
impío Menelao sobornó a un asesino para que
quitase la vida al Sumo Sacerdote Onías III.
Véase 4, 23 ss.
*
4. El texto griego indica el nombre de la ciudad
en que Menelao fue ajusticiado:
Berea.
Rey de los
reyes: Título que a veces se daban los reyes
orientales (IV Reyes 18, 19; Ezequiel 25, 7) y
que por primera vez se aplica, como en el Nuevo
Testamento, a Dios y a Cristo (I Timoteo 6, 15:
Apocalipsis 17, 14; 19, 16).
Movió el
corazón: Véase Proverbios 21, 1 y nota.
*
8. Aprendemos aquí una vez más que el hombre
suele ser víctima de aquello mismo con que peca,
como lo expresa el refrán: “In quo quis peccat,
in eo punietur.” Véase 9, 5; Sabiduría 11, 16,
etc. Son
cosas santas: Así también dice el Catecismo
Romano: la Iglesia “se llama santa por estar
consagrada y dedicada a Dios, porque de este
modo también las demás cosas, aunque sean
corporales, acostumbran llamarse santas después
que ya se destinaron al culto divino. De esta
suerte eran en la Ley Antigua los vasos (Números
31, 6), los vestidos (Éxodo 28, 2) y altares
(cf. Mateo 23, 19); y aún los primogénitos que
se dedicaban al altísimo Dios (Éxodo 34, 19)
fueron llamados santos” (Catecismo Romano I, 10,
15).
*
14. Confirma que la guerra de los Macabeos era
guerra santa. Véase 7, 2 y nota.
*
18 ss. Véase I Macabeos 6, 48-63.
*
24. Los
gerrenos: probablemente los habitantes de
Gerar, al sur de Gaza. Cf. Génesis 26, 1.
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