2 Macabeos |
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15 |
Signos en el cielo
5Hallábase
Antíoco por este mismo tiempo haciendo los preparativos
para la segunda expedición contra Egipto. 2Y
sucedió entonces, que por espacio de cuarenta días se
vieron en toda la ciudad de Jerusalén correr de parte a
parte por el aire hombres a caballo, vestidos de telas
de oro, y armados de lanzas, como si fuesen escuadrones
de caballería; 3y caballos, ordenados en
filas, que corriendo se atacaban unos a otros, y
movimiento de broqueles, y una multitud de gentes
armadas con morriones y espadas desnudas, y tiros de
dardos, y el resplandor de armas doradas y de todo
género de corazas. 4Por tanto, rogaban todos
que tales prodigios tornasen en bien.
Jasón vuelve y comete nuevas crueldades
5*Mas
habiéndose esparcido el falso rumor de que Antíoco había
muerto, tomando Jasón consigo mil hombres, acometió de
improviso a la ciudad, y aunque los ciudadanos acudieron
al instante a las murallas, al fin aquéllos se
apoderaron de ellas, y Menelao huyó al alcázar. 6*Pero
Jasón, como si creyese ganar un triunfo sobre sus
enemigos y no sobre sus ciudadanos, hizo una horrible
carnicería en la ciudad, no parando la consideración en
que es un gravísimo mal ser feliz en la guerra que se
hace a los de su propia sangre.
Muerte de Jasón
7Esto,
no obstante, no pudo conseguir ponerse en posesión del
principado; antes bien, todo el fruto que sacó de sus
traiciones, fue la propia ignominia; y viéndose
precisado nuevamente a huir, se retiró al país de los
ammonitas. 8*Finalmente,
fue puesto en prisión por Aretas, rey de los árabes, que
quería acabar con él; y habiéndose podido escapar,
andaba de ciudad en ciudad, aborrecido de todo el mundo;
y como prevaricador de las leyes, y como un hombre
execrable, y enemigo de la patria y de los ciudadanos,
fue arrojado a Egipto. 9*Y
de esta suerte aquel que había arrojado a muchos fuera
de su patria, murió desterrado de ella, habiéndose ido a
Lacedemonia, creyendo que allí, encontraría algún
refugio a título de parentesco; 10y el que
había mandado arrojar los cadáveres de muchas personas
sin darles sepultura, fue arrojado insepulto, y sin ser
llorado de nadie, no habiendo podido hallar sepulcro ni
en su tierra propia, ni en la extraña.
Antíoco toma venganza y despoja al Templo
11*Pasadas
así estas cosas, entró el rey en sospecha de que los
judíos iban a abandonar la alianza que tenían con él; y
así, partiendo de Egipto, lleno de furor; se apoderó de
la ciudad a mano armada, 12y mandó a los
soldados que matasen indistintamente a cuantos
encontrasen, sin perdonar a nadie, y que entrando
también por las casas, pasasen a cuchillo toda la gente;
13de manera que se hizo una carnicería
general de jóvenes y de ancianos, y de mujeres con sus
hijos, y de doncellas y de niños; 14tanto,
que en el espacio de aquellos tres días fueron ochenta
mil los muertos, cuarenta mil los cautivos, y otros
tantos los vendidos.
15Mas
ni aun con esto quedó satisfecho Antíoco; sino que
además cometió el arrojo de entrar en el Templo, lugar
el más santo de toda la tierra, conducido por Menelao,
traidor a la patria y a las leyes; 16y
tomando con sus sacrílegas manos los vasos sagrados, que
otros reyes y ciudades habían puesto allí para ornamento
y gloria de aquel lugar, los manoseaba de una manera
indigna, y los profanaba. 17*Así
Antíoco, perdida toda la luz de su entendimiento, no
veía que si Dios mostraba por un poco de tiempo su
indignación contra los habitantes de la ciudad, era por
causa de los pecados de ellos; y que por lo mismo había
experimentado semejante profanación aquel lugar. 18*Porque
de otra suerte, si no hubieran estado envueltos en
muchos delitos, este príncipe, como le sucedió a
Heliodoro, enviado del rey Seleuco para saquear el
tesoro, hubiera sido azotado luego que llegó, y
precisado a desistir de su temeraria empresa. 19*Mas
Dios no escogió el pueblo por amor del lugar, sino a
éste por amor del pueblo. 20Por cuyo motivo
este lugar mismo ha participado de los males que han
acaecido al pueblo, así como tendrá también parte en los
bienes; y el que ahora se ve abandonado por efecto de la
indignación del Dios todopoderoso, será nuevamente
ensalzado a la mayor gloria, aplacado que esté aquel
grande Señor.
Crueldades de los gobernadores
21*Habiendo
Antíoco sacado del Templo mil ochocientos talentos, se
volvió apresuradamente a Antioquía, dominado de tal
manera de la soberbia y presunción de ánimo, que se
imaginaba poder llegar a navegar sobre la tierra, y a
caminar sobre el mar a pie. 22Pero dejó allí
gobernadores para que vejasen a la nación; a saber, en
Jerusalén, a Filipo, originario de Frigia, aún más cruel
que su amo; 23*y
en Garizim, a Andrónico y a Menelao, más encarnizados
aún que los otros contra los ciudadanos. 24Y
siguiendo muy enconado contra los judíos, envió por
comandante al detestable Apolonio con un ejército de
veintidós mil hombres, con orden de degollar a todos los
adultos, y de vender las mujeres y niños. 25LIegado
éste a Jerusalén aparentando paz, se estuvo quieto hasta
el santo día del sábado; mas en este día en que los
judíos observaban el descanso, mandó a sus tropas que
tomasen las armas, 26y mató a todos los que
se habían reunido para ver aquel espectáculo; y
discurriendo después por toda la ciudad con sus
soldados, quitó la vida a una gran multitud de gentes.
Judas Macabeo en el desierto
27*Pero
Judas Macabeo, que era uno de los diez que se habían
retirado a un lugar desierto, pasaba la vida con los
suyos en los montes, entre las fieras, alimentándose de
yerbas, a fin de no tener parte en las profanaciones.
*
5. Jasón, después de ser depuesto se había
refugiado en el país de los ammonitas. Véase 4,
26.
*
6. Nótese esta magnífica y lapidaria condenación
de la guerra civil.
*
8. Aretas
era el nombre de los reyes de los nabateos, que
residían en Petra. Cf. II Corintios 11, 32.
*
9. Cf. I Macabeos 12, 6 ss.
*
11 ss. Véase el relato paralelo en I Macabeos 1,
21-29. Cf. Daniel 11, 28.
*
17. La información que aquí nos da Dios sobre su
manera de obrar, puede ilustrarnos en casos
análogos en que sus designios nos aparecen
misteriosos, v. gr. las calamidades que afectan
a los lugares santos, etc. Cf. 12, 40; I
Macabeos 9, 55 y notas.
*
18. Acerca de Heliodoro y su atentado al Templo,
véase el capítulo 3.
*
19. El
lugar, es decir, el Templo. Asombrosa prueba
de amor a Israel. Véase la palabra de Jesús en
Marcos 2, 27 y Jeremías 7, 4, donde el profeta
previene a los israelitas contra una falsa
confianza en la posesión del Templo.
*
21. Véase un ejemplo semejante de soberbia en el
caso de Asuero (Ester 8, 1 ss. y nota). Lo mismo
se dice de Calígula.
*
23.
Garizim, el monte al sur de Siquem, centro
del culto samaritano. A este monte se refiere la
mujer samaritana en la conversación con Jesús
(Juan 4, 20).
*
27. Las
profanaciones: la idolatría que Antíoco
propagaba entre el pueblo judío. Véase 6, 11; I
Macabeos 2, 28 y nota.
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