Zacarías 3 |
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Satanás acusa al Sumo Sacerdote
1*Y
me hizo ver al Sumo Sacerdote Jesús, que estaba
en pie delante del
ángel de Yahvé; y a su mano derecha estaba Satán para
acusarle. 2*Y
dijo Yahvé a Satán: «Yahvé te increpe, oh Satán; Yahvé te
increpe, el qué ha escogido a Jerusalén. ¿No es éste un
tizón arrebatado al fuego?» 3*Estaba
Jesús vestido de ropas sucias, y permanecía en pie delante
del ángel; 4el cual tomó la palabra y habló a los
que estaban delante de él, diciendo: «Quitadle las ropas
sucias». Y a él le dijo: «Mira que te he librado de tu
iniquidad y te voy a vestir de ropas de fiesta». 5Y
agregué yo: «Que pongan sobre su cabeza una mitra limpia». Y
pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron
con las ropas. Entretanto el ángel de Yahvé estaba en pie.
6Entonces el ángel dé Yahvé
hizo a Jesús esta promesa: 7*«Así
dice Yahvé de los ejércitos: Si sigues mis caminos, y
observas mis preceptos, tú también gobernarás mi Casa y
guardarás mis atrios, y te daré un lugar entre éstos que
están aquí presentes.
Profecía mesiánica
8*¡Oye
oh Jesús, Sumo Sacerdote, tú y tus compañeros que se sientan
en tu presencia! pues son varones de presagio; porque he
aquí que haré venir a mi Siervo, el Pimpollo. 9*Mirad
la piedra que he puesto delante de Jesús; sobre esta piedra
única hay siete ojos. He aquí que Yo la labraré, dice Yahvé
de los ejércitos; y en un día quitaré de este país la
iniquidad. 10*En
aquel día, dice Yahvé de los ejércitos, os convidaréis unos
a otros bajo la parra y bajo la higuera».
*
1. Jesús, llamado también Josué, Sumo
Sacerdote, que con Zorobabel regresó del destierro,
el año 536 a. C. Véase Esdras 2, 2; 3, 2;
Eclesiástico 49, 13-14; Ageo 1, 1. Un gran misterio
profético parece encerrarse en la figura de este
Jesús como en la de su compañero Zorobabel (cf. Ageo
2, 24 y nota). Entre ambos reúnen los dos aspectos
con que las profecías anuncian al Ungido o Mesías:
el Sacerdocio y el Reino. Cf. 4. 14; 6, 12 s.; Salmo
109; Isaías 32, 1; Ezequiel 44, 3; 46, 15 y notas.
Satán significa adversario, acusador,
calumniador. Aparece aquí, lo mismo que en Job (1,
6ss.; 2, 1 ss.), en esa postura de acusador (cf.
Salmo 108, 6). como opositor de un siervo de Dios
(cf. I Pedro, 5, 8; Apocalipsis 12, 10), acusándolo
ante el tribunal divino, no para defender la causa
de Dios, sino al contrario, para impedirla. Más que
la reconstrucción material del Templo, preocupa a
Satán la restauración espiritual, pues sabía sin
duda que según las profecías esta nueva obra
realizada por el Sumo Sacerdote Jesús y el jefe
político Zorobabel había de ser el preludio de la
era mesiánica. “Después del restablecimiento de
Israel, anota Crampón, dos órganos esenciales a su
vida deben ser reconstituidos: el sacerdocio y la
realeza. La cuarta visión figura la reinstalación
del sacerdocio.” (Véase Ezequiel 44, 15, ss.)
*
2. Y dijo
Yahvé: es decir, el gran Ángel que habla en
nombre de Dios (cf. 1, 8 y nota). Él pide a Yahvé
que increpe y rechace al mentiroso acusador (véase
la referencia que se hace a esta expresión en Judas
9). El Sumo Pontífice León XIII cita este pasaje en
la oración que ordenó se rezara después de la santa
Misa, contra los enemigos de la Iglesia y contra el
mismo Satán. Un tizón arrebatado al fuego: el Sumo
Sacerdote y toda la nación, rescatados de Babilonia
como restos que se salvan antes de ser completamente
destruidos, con la esperanza de que aún puedan
salvarse. Lo mismo dice Amos en 4, 11 s.
*
3 ss. Las
ropas sucias simbolizan el triste estado moral
de la nueva teocracia que de propia fuerza no puede
levantarse y por eso necesita ser renovada con la
ayuda de la gracia divina. La limpieza que se hará
luego (versículo 4) es imagen de lo que se anunciará
para Israel en el versículo 9. Espiritualmente vemos
aquí el estado en que nos hallamos todos, por lo
cual jamás podemos renunciar al socorro que viene de
arriba. Un magnífico pensamiento nos trae a la
memoria el Apóstol de las gentes cuando pregunta:
“¿Qué otra cosa tienes tú que no la hayas recibido,
y si lo que tienes lo has recibido, por qué te
jactas como si no lo hubieses recibido?” (I
Corintios 4, 7). Cf. versículo 7 y nota. En cuanto
al Sumo Sacerdote, el quitar los vestidos sucios
significa el perdón del pecado y la reinstalación en
el sacerdocio del Templo que se está construyendo.
Es un rito más solemne que la consagración de Aarón
(Éxodo capítulo 29), pues el nuevo Templo y su
sacerdocio han de servir al Mesías (cf. Ageo 2, 10 y
nota).
*
7. En la persona del Sumo Sacerdote, Israel recibe
aquí la promesa condicional (cf. 6, 15 y nota) de
gobernar (“tú también”) con Zorobabel (cf. 4, 14; 6,
15) la casa de Dios (el Templo y todo el pueblo) y
de ser ayudado por los ángeles (éstos que están aquí
presentes). San Pablo nos explicará luego que Israel
prefirió la propia justicia en vez de aceptar la que
venía de Dios por los méritos de Cristo (véase
Romanos 3, 22 ss.; 10, 3; 11, 7 s. y como contraste
Filipenses 3, 1-9). De ahí su rechazo del Mesías
(Romanos 11; Ageo 2, 20 y nota). De ahí también las
promesas renovadas que San Pedro y San Pablo le
formulan en Cristo resucitado. Cf. Hechos de los
Apóstoles 3, 22 y nota; Hebreos 4, 1-11. Véase en
Apocalipsis 3, 17 ss. la advertencia a la Iglesia de
Laodicea que muestra esa fe en su propia justicia.
*
8. Varones de
presagio, porque Jesús y los sacerdotes que le
acompañan son figuras de un nuevo sacerdocio según
el orden de Melquisedec (Salmo 109, 4; Hebreos 5,
10), personaje que algunos consideran angélico y que
como sacerdote y rey prefiguraba al Mesías. Véase
Génesis 14, 18 y nota; Hebreos 7, 1 ss.
Mi Siervo, el
Pimpollo. La Vulgata vierte:
mi Siervo, el
Oriente: Cf. 6, 12 y nota. El Targum traduce:
mi siervo el
Mesías. La palabra hebrea correspondiente a
Oriente significa igualmente pimpollo, germen,
vástago, renuevo (véase Isaías 4, 2; 11, 1 y 10;
Jeremías 23, 5; 33, 15; Lucas 1, 78). “Este nombre
caracteriza al Mesías como el retoño por excelencia
de la familia de David cuya restauración debe
operar” (Crampón). Cf. Amos 9, 11.
*
9. Cf. 4, 7. La
piedra
recuerda la piedra fundamental del Templo y es a la
vez el fundamento del reino teocrático. Se refiere
en sentido típico a Jesucristo, piedra angular del
nuevo reino de Dios (Salmo 117, 22; Isaías 28, 16;
Mateo 21, 42).
Los siete ojos, que también tiene el Cordero
divino en Apocalipsis 5, 6 (cf. Apocalipsis 1, 4),
parecen simbolizar la solicitud por su reino (cf. 4,
10).
Quitaré... la iniquidad: esto es la obra
específica del Mesías simbolizada en el versículo 4.
Véase Isaías 59, 20, citado en Romanos 11, 26.
En un día:
cf. Isaías 60, 22 y nota.
*
10. Locución muy expresiva para pintar una era de
paz y prosperidad. Véase III Reyes 4, 25, y sobre
todo Miqueas 4, 4. donde este mismo rasgo se refiere
a la edad mesiánica. Cf. Isaías 11, 1-9.
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