I Macabeos |
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Reina paz y prosperidad en Israel
1*EI
año ciento setenta y dos juntó el rey Demetrio su
ejército, y pasó a la Media para recoger allí socorros,
a fin de hacer la guerra a Trifón. 2*Más
luego que Arsaces, rey de Persia y de Media, tuvo
noticia de que Demetrio había invadido sus estados,
envió a uno de sus generales para que le prendiese y se
le trajese vivo. 3Marchó este general, y
derrotando al ejército de Demetrio, tomó preso a éste y
le condujo a Arsaces, quien le hizo poner en prisión.
4*Todo
el país de Judá disfrutó de reposo durante los días de
Simón,
no cuidaba éste de otra cosa que de hacer bien a su
pueblo;
el cual miró siempre con placer su gobierno
y la gloria de que gozaba.
5A
más de otros muchos hechos gloriosos
habiendo tomado a Jope,
hizo de ella un puerto que sirviese de escala para los
países marítimos.
6Extendió
los límites de su nación,
y se hizo dueño del país.
7*Reunió
también un gran número de cautivos,
tomó a Gazara, a Betsura, y el alcázar,
y quitó de allí las inmundicias,
y no había nadie que le contrarrestase.
8Cada
uno cultivaba entonces pacíficamente su tierra;
y el país de Judá daba cosechas,
y frutos los árboles de los campos.
9Sentados
todos los ancianos en las plazas,
trataban de lo que era allí útil y ventajoso al país,
y se engalanaba la juventud con ricos vestidos
y ropas de guerra.
10Distribuía
Simón víveres por las ciudades,
y las ponía en estado de que fuesen otras tantas
fortalezas,
de manera que la fama de su glorioso nombre
se extendió hasta el cabo del mundo.
11Estableció
la paz en toda la extensión de su país,
con lo cual se vio Israel colmado de gozo.
12*De
suerte que podía cada uno estarse sentado a la sombra de
su parra
y de su higuera,
sin que nadie le infundiese el menor temor.
13Desaparecieron
de la tierra sus enemigos;
y los reyes en aquellos días estaban abatidos.
14Fue
Simón el protector de los pobres de su pueblo,
gran celador de la observancia de la Ley,
y el que exterminó a todos los inicuos y malvados.
15Restauró
el Santuario,
y aumentó el número de los vasos sagrados.
Simón renueva la alianza con Roma y Esparta
16Habiéndose
sabido en Roma y hasta en Lacedemonia la muerte de
Jonatás, tuvieron de ella un gran sentimiento; 17mas
luego que entendieron que su hermano Simón había sido
elegido Sumo Sacerdote en su lugar, y que gobernaba todo
el país y a sus ciudades; 18le escribieron en
láminas de bronce, para renovar la amistad y alianza que
habían hecho con Judas y con Jonatás, sus hermanos.
19Estas cartas fueron leídas en Jerusalén delante
del pueblo.
El contenido de la que enviaron los lacedemonios es como
sigue: 20 “Los príncipes y ciudades de los
lacedemonios, a Simón, Sumo Sacerdote, a los ancianos, a
los sacerdotes, y a todo el pueblo de los judíos, sus
hermanos, salud: 21Los embajadores que
enviasteis a nuestro pueblo nos han informado de la
gloria y felicidad y contentamiento que gozáis, y nos
hemos alegrado mucho con su llegada; 22y
hemos hecho escribir lo que ellos nos han dicho en la
asamblea del pueblo, en esta forma: Numenio, hijo de
Antíoco, y Antípatro, hijo de Jasón, embajadores de los
judíos, han venido a nosotros para renovar nuestra
antigua amistad. 23Y pareció bien al pueblo
recibir estos embajadores honoríficamente, y depositar
copia de sus palabras en los registros públicos, para
que en lo sucesivo sirva de recuerdo al pueblo de los
lacedemonios. Y de esta acta hemos remitido un ejemplar
al Sumo Sacerdote Simón.
24*Después
de esto, Simón envió a Roma a Numenio con un grande
escudo de oro, que pesaba mil minas, con el fin de
renovar con ellos la alianza.
El pueblo manifiesta a Simón su gratitud erigiéndole un
monumento
Y luego que lo supo el pueblo romano, 25dijo:
“¿De qué manera manifestaremos nosotros nuestro
reconocimiento a Simón y a sus hijos? 26Porque
él ha vengado a sus hermanos y ha exterminado de Israel
a los enemigos. En vista de esto le concedieron la
libertad”, cuyo decreto fue grabado en láminas de
bronce, y colocado entre los monumentos del monte Sión.
27*Y
he aquí lo que en ella se escribió: “A los diez y ocho
días del mes de Elul, el año ciento setenta y dos, el
tercero, del sumo pontificado de Simón, fue hecha la
siguiente declaración en Asaramel, 28en la
grande asamblea de los sacerdotes y del pueblo, y de los
príncipes de la nación, y de los ancianos del país: Que
habiendo habido en nuestra tierra continuas guerras;
29Simón, hijo de Matatías, de la estirpe de
Jarib, y asimismo sus hermanos se expusieron a los
peligros e hicieron frente a los enemigos de su nación
en defensa de su Santuario y de la Ley; acrecentando
mucho la gloria de su pueblo. 30Jonatás
levantó a los de su nación, fue Sumo Sacerdote de ellos,
y se halla ya reunido a los de su pueblo. 31Quisieron
luego los enemigos atropellar y asolar su país, y
profanar su Santuario. 32Les resistió
entonces Simón, y combatió en defensa de su pueblo, y
expendió mucho dinero, armando a los hombres más
valientes de su nación, y suministrándoles la paga.
33Fortificó también las ciudades de Judea, y a
Betsura, situada en su frontera, la cual antes era plaza
de armas de los enemigos, y puso allí una guarnición de
judíos. 34*Asimismo
fortificó a Jope, en la costa del mar, y a Gazara,
situada en los confines de Azoto, ocupada antes por los
enemigos; en las cuales puso guarnición de judíos,
proveyéndolas de todo lo necesario para su defensa.
35Viendo el pueblo las cosas que había ejecutado
Simón, y cuanto hacía para acrecentar la gloria de su
nación, le declaró caudillo suyo y príncipe de los
sacerdotes, por haber hecho todo lo referido, y por su
justicia, y por la fidelidad que guardó para con su
pueblo, y por haber procurado por todos los medios el
ensalzar a su nación.
Simón limpia el país y es ensalzado por el rey
36En
tiempo de su gobierno todo prosperó en sus manos; de
manera que las naciones extranjeras fueron arrojadas del
país, y echados también los que estaban en Jerusalén, en
la ciudad de David, en el alcázar, desde el cual hacían
sus salidas, profanando todos los contornos del
Santuario, y haciendo grandes ultrajes a la santidad del
mismo. 37Para seguridad del país y de la
ciudad puso allí soldados judíos e hizo levantar los
muros de Jerusalén.
38El
rey Demetrio le confirmó en el Sumo Sacerdocio; 39y
le hizo su amigo, y le ensalzó con grandes honores.
40Pues oyó que los judíos habían sido declarados
amigos, y aliados, y hermanos de los romanos, y que
éstos habían recibido con grande honor a los embajadores
de Simón. 41*Y
que asimismo los judíos y sus sacerdotes le habían
creado, de común consentimiento, su caudillo y Sumo
Sacerdote para siempre, hasta la venida de un profeta
fiel; 42y también habían querido que fuese su
capitán, y que cuidase de las cosas santas, y
estableciese inspectores sobre las obras públicas y
sobre el país, sobre las cosas de la guerra y sobre las
fortalezas; 43que tuviese a su cargo el
Santuario, y que fuese de todos obedecido, y que todos
los instrumentos públicos del país se autorizasen con su
nombre, y que vistiese púrpura y oro. 44Y por
último, que no fuese permitido a nadie, ora del pueblo,
ora de los sacerdotes, violar ninguna de estas órdenes,
ni contradecir a lo que él mandase, ni convocar en la
provincia sin su autoridad ninguna junta, ni vestir de
púrpura, ni llevar la hebilla de oro; 45y que
todo aquel que no cumpliese estas órdenes, o violase
alguna, fuese reputado como reo. 46Y plugo a
todo el pueblo el dar tal potestad a Simón, y que se
ejecutase todo lo dicho. 47*Y
Simón aceptó, y le agradó ejercer el Sumo Sacerdocio; y
el ser caudillo y príncipe del pueblo de los judíos y de
los sacerdotes, y el tener la suprema autoridad.”
48Y
acordaron que esta acta se escribiese en láminas de
bronce, las cuales fuesen colocadas en el pórtico del
Templo, en un lugar distinguido; 49archivándose,
además, una copia de todo en el tesoro, a disposición de
Simón y de sus hijos.
*
1. El año 172 de la era de los Seléucidas
corresponde al año 140 a. C.
*
2. Arsaces, nombre común de los reyes partos.
Aquí se trata de Arsaces VI que lleva el nombre
de Mitridates I.
*
4.
Disfrutó de reposo: “El elogio, bellísimo,
que se hace de Simón es en gran parte rítmico.
Pero no es el paralelismo siempre tan claro en
el elogio para que nos atrevamos a darle
tipográficamente forma poética” (Bover-Cantera).
*
7. El
alcázar: la ciudadela de Jerusalén. Véase 4,
41 y nota; 13, 49 ss.
Cazara, es decir, Guécer (cf. 13, 43 y nota).
Betsura, cf. 11, 65 s.
*
12. Expresión usada también para indicar la paz
del reinado de Salomón (III Reyes 4, 25). “Todo
este pasaje contiene un elogio tan alto del gran
caudillo y pontífice, que se diría estar ya en
la restauración definitiva prometida a Israel
(cf. Miqueas 4, 1-5; Zacarías 3, 8-10, etc.), si
no fueran notorias las grandes calamidades que
el pueblo había aún de sufrir hasta nuestros
días.”
*
24.
Véase 8, 1 ss. La mina tenía entre
700-800 gramos. Mil minas son, pues, 700-800 kg.
La palabra romano no está en el texto
griego. Según el contexto, es evidente que el
autor no habla del pueblo romano sino del judío,
que estudia cómo expresar su gratitud a Simón.
Así el texto de los Setenta y también la versión
siríaca, que dicen ambos
el
pueblo,
en lugar de: el pueblo romano.
*
27.
Asaramel, nombre desconocido. Según algunos
expositores, el lugar donde se reunía el pueblo:
según otros, transcripción de una frase hebrea
que significaría: príncipe del pueblo de Dios
(título de] Sumo Sacerdote). Según comenta
Orígenes, nuestro libro se llamaba
originariamente: Historia de los príncipes del
pueblo de Dios Elul el sexto es del
calendario hebreo, correspondiente a la luna de
agosto-septiembre.
*
34.
Gazara (Guécer): cf. 13, 43 y nota.
*
41. Para siempre: esto es, perpetuándose
también en sus herederos. Y aún hoy, ante esta
historia de su vida, podemos invocar a Simón
Macabeo como ejemplo y patrono de gobernantes.
Un profeta fiel. Así en griego. Los
antiguos comentaristas, prescindiendo del texto
griego, solían traducir el profeta fiel,
y referirlo al Mesías, cuya venida se esperaba
próxima según lo anunciado por Daniel, Ageo,
Malaquías, etc. Fillion se inclina a la idea de
un profeta en sentido general, como en 4, 46. Lo
mismo se esperaba en Esdras 2, 63 y Nehemías
7, 65. El presente pasaje podría referirse especialmente a Elías,
cuya aparición estaba anunciada (véase Malaquías
4, 5; Mateo 17, 11). Algunos esperaban también a
Jeremías ((Mateo 16, 14), sin duda por el grande
amor que había demostrado a Israel. Véase II
Macabeos 15, 14 y notas.
*
47. Sumo Sacerdote y príncipe del
pueblo. He aquí la unión de los dos poderes,
el eclesiástico y el civil, en una mano. Así fue
hasta que los romanos en el año
63
a. C. se apoderaron del país. Y le
agradó: el sentido es que aceptó de buen
grado esa ocasión de servir a Dios (cf. I
Timoteo 3, 1) y no que se complaciese en la
autoridad, pues sin duda este verdadero
israelita tendría muy presente los tremendos
peligros y responsabilidades que el mando
comporta para el alma. Véase Sabiduría 6, 6;
Eclesiástico 7, 4 y notas.
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