HECHOS14 |
1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 |
8 | 9 | 10 | 11 | 12 | 13 | 14 |
15 | 16 | 17 | 18 | 19 | 20 | 21 |
22 | 23 | 24 | 25 | 26 | 27 | 28 |
En Iconio.
1 De la misma manera entraron en Iconio en la sinagoga
de los judíos y hablaron de tal modo que una gran multitud
de judíos y griegos abrazó la fe*.
2 Pero los incrédulos de entre los judíos excitaron y exacerbaron los
ánimos de los gentiles contra los hermanos.
3 Con todo
moraron allí bastante tiempo, hablando con toda libertad
sobre el Señor, el cual confirmaba la palabra de su gracia
concediendo que, por las manos de ellos, se obrasen milagros
y portentos.
4 Y la gente de
la ciudad se dividió: estaban unos con los judíos y otros
con los apóstoles*.
5 Mas cuando se
produjo un tumulto de los gentiles y también de los judíos,
con sus jefes*,
6 a fin de
entregarlos y apedrearlos, ellos dándose cuenta, huyeron a
Listra y Derbe, ciudades de Licaonia y su comarca,
7 donde predicaron el Evangelio.
En Listra y Derbe.
8 En Listra se hallaba
sentado (en la calle)
un hombre, incapaz de mover los
pies, cojo desde el seno materno, y que nunca había andado.
9
Éste oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él los ojos y
viendo que tenía fe para ser salvado,
10
dijo con poderosa voz: “Levántate derecho sobre tus pies”. Y
él dio un salto y echó a andar.
11
Cuando las gentes vieron lo que había hecho Pablo, alzaron
la voz, diciendo en lengua licaónica: “Los dioses se han
hecho semejantes a los hombres y han bajado a nosotros”*.
12
A Bernabé le dieron el nombre de Júpiter y a Pablo el de
Mercurio, por cuanto era él quien llevaba la palabra.
13
El sacerdote (del
templo) de Júpiter, que se
encontraba delante de la ciudad, traía toros y guirnaldas a
las puertas, y junto con la multitud quería ofrecer un
sacrificio.
14
Al oír esto los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus
vestidos y se lanzaron sobre el gentío, clamando y diciendo:
15
“Hombres, ¿qué es lo que hacéis? También nosotros somos
hombres, de la misma naturaleza que vosotros. Os predicamos
para que dejando estas vanidades os convirtáis al Dios vivo,
que ha creado el cielo, la tierra, el mar y todo cuanto en
ellos se contiene*,
16
el cual en las generaciones pasadas permitió que todas las
naciones siguiesen sus propios caminos*;
17
mas no dejó de dar testimonio de Sí mismo*,
haciendo beneficios, enviando lluvias desde el cielo y
tiempos fructíferos y llenando vuestros corazones de
alimento y alegría”.
18
Diciendo estas cosas, a duras penas pudieron conseguir que
el gentío no les ofreciese sacrificios.
19
Pero vinieron judíos de Antioquía e Iconio, los cuales
persuadieron a las turbas y apedrearon a Pablo. Le
arrastraron fuera de la ciudad, creyendo que estaba muerto*.
20
Mas él, rodeado de los discípulos, se levantó y entró en la
ciudad. Al día siguiente se fue con Bernabé a Derbe.
Fin del primer viaje
apostólico.
21 Después de
predicar el Evangelio en aquella ciudad y habiendo ganado
muchos discípulos, volvieron a Listra, Iconio y Antioquía,
22 fortaleciendo
los ánimos de los discípulos y exhortándolos a perseverar en
la fe y cómo es menester que a través de muchas
tribulaciones entremos en el reino de Dios*.
23 Y habiéndoles
constituido presbíteros en cada una de las Iglesias, orando
con ayunos los encomendaron al Señor en quien habían creído*.
24 Recorrida la Pisidia llegaron a Panfilia,
25 y después de predicar en Perge, bajaron a Atalia*.
26 Desde allí
navegaron a Antioquía; de donde habían sido encomendados a
la gracia de Dios para la obra que acababan de cumplir.
27 Llegados
reunieron la Iglesia y refirieron todas las cosas que Dios
había hecho con ellos y cómo había abierto a los gentiles la
puerta de la fe.
28 Y detuviéronse con los discípulos no poco tiempo.
4. Esta
apasionada división de opiniones se observó también
con Jesús (Jn. 7, 12). Pero los enemigos fueron,
como aquí, más encarnizados que los amigos, porque
de éstos había pocos que fuesen fieles y que lo
confesasen (Jn. 7, 13; 12, 42 ss.), y también porque
Jesús no se defendió con espíritu combativo (Mt. 26,
53; 27, 14), sino que, al contrario, nos enseñó a no
resistir al malo (Mt. 5, 39; 10, 14 ss.). La palabra
divina es semilla: no podemos forzar la tierra a que
la reciba. Cf. 13, 48; Ct. 3, 5 y notas.
5. Cf.
v. 19. En 2 Tm. 3, 11 el Apóstol recuerda estas
persecuciones.
11 s.
En la mitología antigua
Júpiter era el jefe de los dioses y
Mercurio el dios de la elocuencia. Como el que hablaba era Pablo, le
identificaron con Mercurio, mientras que a Bernabé,
de estatura majestuosa, le compararon con Júpiter.
Pablo, según una leyenda
(cf. “Actos de Pablo y de Tecla”) era pequeño y
calvo.
17.
No dejó de dar
testimonio de Sí mismo,
de modo que pudiesen
conocerle por la naturaleza en su existencia y aun
en ciertos atributos (Rm. 1, 20; cf. 17,
24 ss.), si bien no se les había revelado por su
palabra como hizo con Israel (Rm. 9, 4; Sal. 147, 8
s. y notas).
19. Sobre
esta elocuente
muestra de lo que vale la adhesión de los hombres,
tan parecida al paso del Domingo de Ramos al Viernes
Santo, véase la nota en Mt. 26, 56. En Listra la
predicación y los sufrimientos del campeón de Cristo
no quedaron sin fruto. Allí ganó para la fe al que
más tarde sería su discípulo predilecto: San
Timoteo.
22.
Fortaleciendo los
ánimos:
Véase 15, 41. Es la técnica apostólica de Pablo: “La
primera vez les daba el conocimiento del Dios Amor,
para conquistar los corazones con sus maravillas. La
segunda los prevenía de la inevitable persecución
anunciada por Cristo, para evitar pedregales” (esto
es, los que se escandalizan a causa de la
persecución que la Palabra de Dios provoca: véase
Mc. 4, 5 y nota). Para aquellos neófitos, perseverar
en la fe significaba entregársele totalmente. “La
justicia de nada sirve a quien se detiene en el
camino” (S. Jerónimo).
23.
Presbíteros:
Boudou traduce
literalmente ancianos, explicando que se conservó el nombre griego de presbítero
(anciano) en vez de
hierens
(sacerdote), porque lo entendían a un tiempo los
judíos, “en cuyo sanhedrín junto a sacerdotes y
escribas había ancianos”, y los griegos a los cuales
recordaba los nombres de ciertos funcionarios (cf.
20, 17 y nota). En cuanto a la institución, añade
que, cualquiera fuese su forma, bien se ve que ella
se efectuó en una ceremonia religiosa bajo la
autoridad apostólica (cf. 13, 3) y que si bien no
consta aquí la imposición de manos, como en el caso
de Timoteo (cf. 2 Tm. 1, 6 s.), debe suponérselo por
analogía. Cf. 11, 16 y nota; 1 Tm. 5, 22; Tit. 1, 5
ss.
25. Este
primer viaje
lo hizo San Pablo
en los años 46-49. El camino recorrido por él y
Bernabé es de unos 2.500 kms. (distancia de Buenos
Aires al Perú). El fruto
respondió al celo, fundándose Iglesias en una vasta
zona del Asia Menor.
|