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Evangelio según San Marcos

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Capítulo 6: Marcos 6

Visita de Jesús a Nazaret
Mt. 13. 53-58 Lc. 4. 16-24

6 1 Jesús salió de allí y se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos.

2 Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y decía: "¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos?

3 ¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?". Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo.

4 Por eso les dijo: "Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa".

5 Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de curar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos.

6 Y él se asombraba de su falta de fe.

Misión de los Doce
Mt. 10. 1, 9-14 Lc. 9. 1-6

Jesús recorría las poblaciones de los alrededores, enseñando a la gente.

7 Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros.

8 Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero; 9 que fueran calzados con sandalias y que no tuvieran dos túnicas.

10 Les dijo: "Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir.

11 Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos".

12 Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; 13 expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.

Juicio de Herodes sobre Jesús
Mt. 14. 1-2 Lc. 9. 7-9

14 El rey Herodes oyó hablar de Jesús, porque su fama se había extendido por todas partes. Algunos decían: "Juan el Bautista ha resucitado, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos".

15 Otros afirmaban: "Es Elías". Y otros: "Es un profeta como los antiguos".

16 Pero Herodes, al oír todo esto, decía: "Este hombre es Juan, a quien yo mandé decapitar y que ha resucitado".

La muerte de Juan el Bautista
Mt. 14. 3-12 Lc. 3. 19-20

17 Herodes, en efecto, había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado.

18 Porque Juan decía a Herodes: "No te es lícito tener a la mujer de tu hermano".

19 Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía, 20 porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía, quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto.

21 Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea.

22 La hija de Herodías salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: "Pídeme lo que quieras y te lo daré".

23 Y le aseguró bajo juramento: "Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino".

24 Ella fue a preguntar a su madre: "¿Qué debo pedirle?". "La cabeza de Juan el Bautista", respondió esta.

25 La joven volvió rápidamente a donde estaba el rey y le hizo este pedido: "Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista".

26 El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla.

27 En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan.

28 El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y esta se la dio a su madre.

29 Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.

La primera multiplicación de los panes
Mt. 14. 13-21 Lc. 9. 10-17 Jn. 6. 1-13

30 Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.

31 Él les dijo: "Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco". Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer.

32 Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto.

33 Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.

34 Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.

35 Como se había hecho tarde, sus discípulos se acercaron y le dijeron: "Este es un lugar desierto, y ya es muy tarde.

36 Despide a la gente, para que vaya a los campos y pueblos cercanos a comprar algo para comer".

37 Él respondió: "Denles de comer ustedes mismos". Ellos le dijeron: "Habría que comprar pan por valor de doscientos denarios para dar de comer a todos".

38 Jesús preguntó: "¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan a ver". Después de averiguarlo, dijeron: "Cinco panes y dos pescados".

39 Él les ordenó que hicieran sentar a todos en grupos, sobre la hierba verde, 40 y la gente se sentó en grupos de cien y de cincuenta.

41 Entonces él tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. También repartió los dos pescados entre la gente.

42 Todos comieron hasta saciarse, 43 y se recogieron doce canastas llenas de sobras de pan y de restos de pescado.

44 Los que comieron eran cinco mil hombres.

Jesús camina sobre el agua
Mt. 14. 22-33 Jn. 6. 16-21

45 En seguida, Jesús obligó a sus discípulos a que subieran a la barca y lo precedieran en la otra orilla, hacia Betsaida, mientras él despedía a la multitud.

46 Una vez que los despidió, se retiró a la montaña para orar.

47 Al caer la tarde, la barca estaba en medio del mar y él permanecía solo en tierra.

48 Al ver que remaban muy penosamente, porque tenían viento en contra, cerca de la madrugada fue hacia ellos caminando sobre el mar, e hizo como si pasara de largo.

49 Ellos, al verlo caminar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y se pusieron a gritar, 50 porque todos lo habían visto y estaban sobresaltados. Pero él les habló en seguida y les dijo: "Tranquilícense, soy yo; no teman".

51 Luego subió a la barca con ellos y el viento se calmó. Así llegaron al colmo de su estupor, 52 porque no habían comprendido el milagro de los panes y su mente estaba enceguecida.

Curaciones en la región de Genesaret
Mt. 14. 34-36

53 Después de atravesar el lago, llegaron a Genesaret y atracaron allí.

54 Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús, 55 y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba.

56 En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados.

 

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Fuente: Catholic.net

 

 


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