Baruc
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Este
breve opúsculo atribuido a BARUC -el discípulo y hombre de confianza
del profeta Jeremías (Jer. 32. 13-14; 36. 1-20; 43. 6-7; 45)- consta
de varios fragmentos heterogéneos, pertenecientes a autores y
géneros literarios diversos. Dichos fragmentos, originariamente
independientes, fueron reunidos en un pequeño volumen hacia mediados
del siglo II a. C., en alguna comunidad judía de la Dispersión.
A pesar de sus notables diferencias, los textos reunidos en el libro
de Baruc presentan un rasgo común: todos se refieren explícitamente
al exilio babilónico, considerado como una imagen simbólica de la
situación en que se encontraban muchos judíos dispersos en un
ambiente generalmente hostil. Lejos de su patria, ellos llegaron a
comprender que el retorno de los deportados a Sión, después del
exilio en Babilonia, no podía ser la gloriosa restauración que el
Señor había prometido a Israel (Is. 40 - 66), sino la prefiguración
y la garantía de la misma. Mientras llegaba ese día tan esperado, el
libro de Baruc les recordaba que la conversión a Dios y la búsqueda
de la verdadera Sabiduría, identificada con la Ley de Moisés (4. 1),
debían preparar el camino a la intervención definitiva del Señor en
favor de su Pueblo.
Fuente: Catholic.net