Primera Epístola a Timoteo
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Las
Cartas dirigidas a Timoteo y a Tito forman un grupo homogéneo dentro
de la colección de los escritos paulinos. Sus destinatarios eran dos
íntimos colaboradores de Pablo, que necesitaban directivas concretas
sobre la organización y el gobierno de las comunidades que él les
había confiado, por lo cual reciben el título de "Cartas
pastorales". Además, las tres están redactadas en un mismo tenor,
combaten los mismos errores y reflejan una etapa más evolucionada en
la organización interna de las comunidades cristianas. Pero, por su
vocabulario y su estilo, estas Cartas difieren notablemente de las
otras atribuidas al Apóstol. Esto hace presumir que no fue él mismo
quien les dio su forma literaria, sino que fueron redactadas por
alguno de sus discípulos.
La PRIMERA CARTA A TIMOTEO, a quien Pablo llama afectuosamente
"hermano nuestro y colaborador de Dios en el anuncio de la Buena
Noticia de Cristo" (1 Tes. 3. 2) contiene una serie de
recomendaciones prácticas sobre la necesidad de conservar y
transmitir con fidelidad la tradición apostólica (6. 20), sobre los
criterios que deben regir la elección de los ministros de la
comunidad (3. 1-13) y acerca de las obligaciones de Timoteo con
respecto a las diversas categorías de fieles: ancianos y jóvenes (5.
1-2), viudas (5. 3-16), presbíteros (5. 17-22) y esclavos (6. 1-2).
En particular, Pablo inculca a su discípulo la necesidad de combatir
a los que enseñan "doctrinas extrañas" (1. 3), y lo exhorta a
practicar la piedad y el desinterés pastoral, para mantenerse "sin
mancha e irreprensible hasta la Manifestación de nuestro Señor
Jesucristo" (6. 14).
Fuente: Catholic.net