Epístola a los Romanos
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Fue por medio de una revelación como se me dio a
conocer este misterio,tal como acabo de exponérselo en pocas
palabras. Al leerlas, se darán cuentade la comprensión que tengo del
misterio de Cristo, que no fue manifestado a las generaciones
pasadas, pero que ahora ha sido revelado por medio del Espíritu a sus
santos apóstoles y profetas.
Ef. 3. 3-5
La paciencia del Señor es para nuestra salvación, como les ha escrito
nuestro hermano Pablo, conforme a la sabiduría que le ha sido dada, y
lo repite en todas las cartas donde trata este tema. En ellas hay
pasajes difíciles de entender que algunas personas ignorantes e
inestables interpretan torcidamente, como, por otra parte, lo hacen
con el resto de la Escritura para su propia perdición.
2 Ped. 3. 15-16
CARTAS PAULINAS
Las Cartas de Pablo difieren unas de otras por su extensión y su
contenido, pero todas tienen una capacidad común: la de ser escritos
circunstanciales. Fueron enviadas para suplir una acción directa,
que la ausencia del Apóstol hacía imposible, y están dirigidas a una
comunidad o a una persona determinada. Sólamente dos de ellas las
Cartas a los Romanos y a los Efesios intentan presentar de manera
más sistemática una síntesis doctrinal. Si bien son verdaderas
cartas, pocas veces tienen un caracter íntimo y familiar, porque
generalmente tratan asuntos de interés común y se dirigen a toda la
comunidad o a personas constituidas en autoridad. La breve nota que
Pablo envía a su amigo Filemón presenta características algo
diversas y constituye una excepción a esa regla general.
Estas Cartas no contienen toda la enseñanza de Pablo. Detrás de
ellas, está su palabra viviente: el "kerygma", o sea, el primer
anuncio del Evangelio destinado a suscitar la fe en Cristo, y la
siguiente catequesis oral del Apóstol (1 Cor. 11. 23; 15. 1-11; 2
Tes. 2. 5). Esto hace particularmente difícil la interpretación de
algunos pasajes de sus Cartas, porque en ellas se alude muchas veces
a hechos desconocidos para nosotros.
Las Cartas paulinas tienen el valor de un testimonio inmediato sobre
la vida, las dificultades y el crecimiento de las comunidades
cristianas en el mundo pagano. En ellas se encuentra vívidamente
reflejada la excepcional personalidad de Pablo: su fe ardiente, su
rica sensibilidad, su temperamento apasionado y combativo, su
voluntad siempre tensa, aunque sujeta a desalientos pasajeros y,
especialmente, su condición de Apóstol, con toda la fuerza que el
lenguaje cristiano ha conferido a esta palabra. Ellas atestiguan
también la progresión de su pensamiento, que no alcanzó de inmediato
su forma definitiva, sino que se fue desarrollando gradualmente bajo
el impulso del Espíritu.
A pesar del carácter ocasional de sus escritos, Pablo arroja en cada
página una nueva luz sobre el misterio de Cristo y de la Iglesia. De
este modo, él creó las fórmulas clásicas de la fe cristiana,
asegurando con ello la definitiva autonomía de la Iglesia con
respecto al Judaísmo.
CARTA A LOS ROMANOS
Pablo escribió la CARTA A LOS ROMANOS en un momento decisivo de su
carrera apostólica. Ya había concluido su tercer viaje misionero, y
se disponía a llevar a Jerusalén la colecta en favor de los pobres,
que tan laboriosamente había recogido en Macedonia y Acaya (15.
25-26). Consideraba que su misión en Oriente ya estaba terminada
(15. 19-20), y tenía proyectado emprender una nueva etapa en su obra
de evangelización: su propósito era llevar la Buena Noticia a
Occidente, desde Roma hasta España (1. 13-15; 15. 28), donde se le
abría un campo de actividad todavía virgen.
Para preparar su visita a los cristianos de Roma, el Apóstol les
envió una Carta, donde les exponía más detalladamente los mismos
temas que ya había tratado en su Carta a los Gálatas. Pero aquí el
tono es diferente. El ardor de la polémica se ha suavizado, y Pablo
ha podido completar y matizar su pensamiento y sus expresiones. En
una admirable síntesis doctrinal, describe la universalidad del
pecado y la obra redentora de Cristo; la función de la Ley de Moisés
en el designio salvífico de Dios y la justificación por la fe en
Jesucristo; la libertad cristiana, el Bautismo y la nueva Vida en el
Espíritu. Además, en esta Carta hay un tema desarrollado con
particular amplitud: el de la situación del Pueblo judío en la nueva
disposición divina, fundada sobre la fe en Cristo y no sobre las
obras de la Ley.
La riqueza y la profundidad de su doctrina y la variedad de los
temas tratados, han conferido a esta Carta una excepcional
importancia dentro del Cristianismo.
Fuente: Catholic.net