Epístola a los Romanos
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1 Hermanos, el
anhelo de mi corazón y mi oración a Dios en favor de ellos es que se
salven.
2 Testifico en su favor que tienen celo de Dios, pero no conforme a
un pleno conocimiento.
3 Pues desconociendo la justicia de Dios y empeñándose en establecer
la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios.
4 Porque el fin de la ley es Cristo, para justificación de todo
creyente.
5 En efecto, Moisés escribe acerca de la justicia que nace de la
ley: Quien la cumpla, vivirá por ella.
6 Mas la justicia que viene de la fe dice así: No digas en tu
corazón ¿quién subirá al cielo?, es decir: para hacer bajar a
Cristo; 7 o bien: ¿quién bajará al abismo?, es decir: para hacer subir a
Cristo de entre los muertos.
8 Entonces, ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra: en tu boca y
en tu corazón, es decir, la palabra de la fe que nosotros
proclamamos.
9 Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu
corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo.
10 Pues con el corazón se cree para conseguir la justicia, y con la
boca se confiesa para conseguir la salvación.
11 Porque dice la Escritura: Todo el que crea en él
no será confundido.
12 Que no hay distinción entre judío y griego, pues uno mismo es el
Señor de todos, rico para todos los que le invocan.
13 Pues todo el que invoque el nombre del Señor se
salvará.
14 Pero ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Cómo
creerán en aquel a quien no han oído? ¿Cómo oirán sin que se les
predique?
15 Y ¿cómo predicarán si no son enviados? Como dice la Escritura:
¡Cuán hermosos los pies de los que anuncian el bien!
16 Pero no todos obedecieron a la Buena Nueva. Porque Isaías dice:
¡Señor!, ¿quién ha creído a nuestra predicación?
17 Por tanto, la fe viene de la predicación, y la predicación, por
la Palabra de Cristo.
18 Y pregunto yo: ¿Es que no han oído? ¡Cierto que sí!
Por toda la tierra se ha difundido su voz y hasta los confines de la
tierra sus palabras.
19 Pero pregunto: ¿Es que Israel no comprendió? Moisés es el primero
en decir: Os volveré celosos de una que no es nación; contra una
nación estúpida os enfureceré.
20 Isaías, a su vez, se atreve a decir: Fui hallado
de quienes no me buscaban; me manifesté a quienes no preguntaban por
mi.
21 Mas a Israel dice: Todo el día extendí mis manos hacia un
pueblo incrédulo y rebelde.
Fuente: Catholic.net