Miqueas
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Capítulo 1:
Miqueas 1
Título
1 1 Palabra del Señor que llegó a Miqueas de Moréset, en tiempos de
Jotám, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá. Esto es lo que él vio acerca
de Samaría y Jerusalén.
EL PROCESO DE DIOS CONTRA ISRAEL
Miqueas levanta la voz para anunciar solemnemente el juicio de
Dios por la corrupción de la capital del reino del Norte, sumergida
en el lujo y la idolatría. Ese juicio alcanzará también a Jerusalén,
y la ruina de doce ciudades del sudoeste de Judá es como un anticipo
del mismo (1. 8-16). Es inútil que se quiera hacer callar al
profeta, ridiculizándolo y apoyándose en la paciencia del Señor. Él
no sólo denuncia los pecados que provocarán aquel juicio, sino
también a sus responsables: los jefes que abusan de su autoridad,
los jueces venales, los sacerdotes ambiciosos, los profetas
mercenarios, los comerciantes fraudulentos.
El juicio del Señor contra Samaría
2 ¡Escuchen, todos los pueblos;
presten atención, tierray todo lo que hay en ella!
Que el Señor sea testigo contra ustedes,
el Señor, desde su santo Templo.
3 Porque el Señor sale de su Lugar sagrado,
desciende y camina sobre las alturas de la tierra.
4 A su paso se derriten las montañas
y se agrietan los valles,
como la cera ante el fuego,
como el agua derramada por una pendiente.
5 Todo esto, por la rebeldía de Jacob,
por el pecado de la casa de Israel.
¿Cuál es la rebeldía de Jacob?
¿No es acaso Samaría?
¿Y cuál es el pecado de Judá?
¿No es acaso Jerusalén?
6 Yo haré de Samaría un campo de ruinas,
una tierra para plantar viñedos;
haré rodar sus piedras hasta el valle
y pondré al desnudo sus cimientos.
7 Todas sus estatuas serán destrozadas,
todos sus salarios serán presa de las llamas,
y yo arrasaré todos sus ídolos.
Porque ella los amontonó con salarios de prostitutas
y volverán a ser salario de prostitución.
Lamentación por la ruina de las ciudades del Sur
8 A causa de esto, me lamentaré y gemiré,
andaré descalzo y desnudo,
lanzaré aullidos como los chacales,
gritos lastimeros como los avestruces.
9 ¡Porque el golpe es irremediable!
Sí, ha llegado hasta Judá,
hasta tocar la Puerta de mi pueblo,
hasta la misma Jerusalén.
10 ¡No lo anuncien en Gat,
no vayan a llorar en Boquím!
¡En Bet Leafrá,
revuélquense en el polvo!
11 ¡Toquen la trompeta,
habitantes de Safir!
¿No ha salido avergonzada de su ciudad
la población de Saanán?
El lamento de Bet Esel
los priva a ustedes de su apoyo.
12 Ha temblado por sus bienes
la población de Marot.
Porque la desgracia ha bajado de parte del Señor
hasta la puerta de Jerusalén.
13 ¡Engancha los corceles al carro,
población de Laquis!
–Allí comenzó el pecado de la hija de Sión,
porque en ti se encontraron las rebeldías de Israel–.
14 Por eso serás entregada como dote
junto con Moréset Gat.
Bet Aczib será una decepción
para los reyes de Israel.
15 ¡También contra ti llevaré al conquistador,
población de Maresá!
¡Se irá para siempre de Adulám
la gloria de Israel!
16 ¡Arráncate los cabellos, córtalos,
a causa de tus hijos queridos!
¡Agranda tu calvicie como la del buitre,
porque han ido al cautiverio, lejos de ti!
Fuente: Catholic.net