Ester 14 |
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15 | 16 |
Oración de Ester
1También
la reina Ester, aterrada del peligro inminente, acudió
al Señor. 2Quitándose las vestiduras reales,
tomó un traje propio de llanto y luto, y en vez de los
preciosos perfumes, cubrió la cabeza de ceniza y basura,
mortificó su cuerpo con ayunos y esparcía los cabellos
que se arrancaba, por todos aquellos lugares en que
antes acostumbraba alegrarse. 3Y oró al
Señor, Dios de Israel, diciendo:
“Oh Señor mío, Tú que eres el único rey nuestro,
socórreme a mí, que estoy desolada, pues no tengo otra
ayuda fuera de Ti; 4*porque
me estrecha el peligro por todas partes. 5*Yo
oí contar a mi padre, cómo Tú, Señor, escogiste a Israel
de entre todas las naciones, y a nuestros padres de
entre todos sus antepasados, para poseerlos como heredad
perpetua, e hiciste con ellos como habías prometido.
6Hemos pecado delante de Ti, y por eso nos
has entregado en manos de nuestros enemigos; 7*puesto
que hemos adorado sus dioses. Justo eres, oh Señor.
8Mas ahora no se contentan con oprimirnos con
durísima esclavitud, sino que, atribuyendo al poder de
los ídolos la fuerza de sus brazos, 9intentan
desbaratar tus promesas, destruir tu heredad, cerrar las
bocas de los que te alaban y extinguir la gloria de tu
templo y de tu altar, 10a fin de que abran
los gentiles sus bocas para alabar el poder de los
ídolos y celebrar para siempre a un rey de carne.
11*No
entregues, Señor, tu cetro a los que nada son, para que
no se rían de nuestra caída; antes bien vuelve contra
ellos sus maquinaciones, y derriba al que ha empezado a
desencadenar su furor contra nosotros. 12Acuérdate,
Señor, de nosotros, y muéstranos tu rostro en el tiempo
de nuestra tribulación, y dame firme esperanza, oh
Señor, rey de los dioses y de toda potestad. 13*Pon
en mi boca palabras apropiadas cuando me presente al
león, y muda su corazón para que aborrezca a nuestro
enemigo y éste perezca con todos los que están de
acuerdo con él. 14Líbranos con tu mano, y
ayúdame a mí, que no tengo otro auxilio sino a Ti,
Señor, como quiera que Tú conoces todas las cosas,
15*y
sabes que aborrezco la gloria de los inicuos y detesto
el lecho de los incircuncisos y de todo extranjero.
16Tú conoces mi necesidad, y que abomino el
soberbio distintivo de mi gloria que llevo sobre mi
cabeza en los días de mi lucimiento; que lo detesto,
cual paño de menstruación, y que no lo llevo, en los
días de mi retiro. 17*Y
que nunca he comido en la mesa de Amán, ni me han
gustado los banquetes del rey, ni he bebido vino de las
libaciones; 18y que esta tu sierva desde el
día en que fue trasladada acá, hasta el presente, jamás
se ha alegrado sino en Ti, Señor, Dios de Abrahán.
19Oh Dios, que eres más fuerte que todos, escucha
las voces de aquellos que no tienen ninguna otra
esperanza, sálvanos de las manos de los inicuos y
líbrame de mis angustias.”
*
4. El
peligro consiste en ir al rey sin ser llamada.
Cf. 1, 11.
*
5 ss.
Esta preferencia del pueblo judío
subsiste como lo enseña San Pablo (Romanos 11),
así como subsisten las grandes promesas hechas a
Israel (cf. Ezequiel 37, 21 ss.), lo cual nos
muestra cuan contrario al espíritu cristiano es
el antisemitismo que persigue o desprecia a los
judíos como
raza.
*
7. Ester
se reconoce solidaria con los pecados de su
pueblo aunque no ha participado en ellos. La
misiva humildad se manifiesta en la oración de
Daniel (Daniel 9, 15). Cf. Isaías 1, 9; 6, 5.
*
11.
Al que ha empezado: Alusión a Amán.
*
13. El
león es Asuero. Muda su corazón:
Dios gobierna el corazón de los reyes
(Proverbios 21, 1) y así lo mostró en este caso
(cf. 8, 1 y nota; 15, 11 ss.).
*
15 ss.
Ester nos muestra aquí que no contrajo
matrimonio por vanidad y gloria, sino por
obediencia a una inspiración divina y por el
interés de su nación. Cf. 4, 12 ss. y nota.
*
17.
Vino de las libaciones, que los- paganos
solían ofrecer a los ídolos.
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