2 CORINTIOS 2 |
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08 | 09 | 10 | 11 | 12 | 13 |
Objeto de esta carta.
1
Me he propuesto no volver a visitaros con
tristeza.
2
Porque si yo os contristo ¿quién será entonces el que
me alegre a mí, sino aquel a quien yo contristé?
3
Esto mismo os
escribo para no tener, en mi llegada, tristeza por parte de
aquellos que debieran serme motivo de gozo, y con la
confianza puesta en todos vosotros, de que todos tenéis por
vuestro el gozo mío.
4
Porque os
escribo en medio de una gran aflicción y angustia de
corazón, con muchas lágrimas, no para que os contristéis,
sino para que conozcáis el amor sobreabundante que tengo por
vosotros.
El apóstol perdona al
incestuoso.
5
Si alguno ha
causado tristeza, no me la ha causado a mí, sino en cierta
manera –para no cargar la mano– a todos vosotros*.
6
Bástele al tal esta corrección aplicada por tantos.
7
Más bien debéis, pues, al contrario, perdonarlo y
consolarlo, no sea que este tal se consuma en excesiva
tristeza.
8 Por lo cual os exhorto que le confirméis vuestra caridad.
9 Pues por esto escribo, a fin de tener de vosotros la prueba de que en
todo sois obedientes.
10 A quien vosotros perdonáis algo, yo también; pues lo
que he perdonado, si algo he perdonado, por amor a vosotros
ha sido, delante de Cristo,
11 para que no nos saque ventaja Satanás, pues bien
conocemos sus maquinaciones.
Solicitud paternal.
12 Llegado a Tróade para predicar el Evangelio de
Cristo, y habiéndoseme abierto una puerta en el Señor*,
13 no hallé reposo para mi espíritu, por no haber
encontrado a Tito, mi hermano, y despidiéndome de ellos
partí para Macedonia.
14 Pero gracias a Dios siempre Él nos hace triunfar en Cristo, y por
medio de nosotros derrama la fragancia de su conocimiento en
todo lugar,
15 porque somos para Dios buen olor de Cristo, entre los que se salvan, y
entre los que se pierden*;
16 a los unos, olor de muerte para muerte; y a los otros, olor de vida
para vida.
17 Y para semejante ministerio ¿quién puede creerse
capaz? Pues no somos como muchísimos que prostituyen la
Palabra de Dios; sino que con ánimo sincero, como de parte
de Dios y en presencia de Dios, hablamos en Cristo*.
5. Parece que la
excomunión
infligida al
incestuoso en la primera carta (1 Co. 5, 1-5) ha
producido buenos efectos, de modo que la
comunidad le puede recibir de nuevo. Esta exclusión se llamó
excomunión,
no en cuanto quedaba privado de la
fracción del
pan, sino en cuanto se le excluía de la
comunidad
de los fieles o Iglesia (Mt. 18, 18 ss.) que era
llamada comunión por su vida de fraterna unión en la caridad (Fillion). Cf.
Hch. 2, 42 y nota.
12.
Tróade,
ciudad del Asia
Menor, situada cerca de la antigua Troya.
Una puerta:
una ocasión para predicar el Evangelio.
15 s.
La
predicación
del Evangelio produce distintos efectos, según
la rectitud de los oyentes. No hay que olvidar ese
gran misterio de que Cristo fue también presentado
como piedra de tropiezo y signo de contradicción
“para ruina y resurrección de muchos” (Lc. 2, 34;
Rm. 9, 33; 1 Pe. 2, 6 s.;
Sal. 117, 22 y nota). El que rechaza la Palabra está
peor que si no se le hubiera dado (Jn. 12, 48),
porque se pedirá más cuenta al que más se le dio
(Lc. 12, 48). Recordemos, pues, la necesidad,
enseñada por Jesús, de no dar el pan a los perros ni
las perlas a los cerdos (Mt. 7, 6). S. Pablo nos
enseña que Dios nos prepara de antemano las obras
para que las hagamos (Ef. 2, 10). A esas obras hemos
de atender, sin creernos con arrestos de quijote
capaz de salvar al mundo (cf. Sal. 130 y notas). El
efecto de tal suficiencia lo muestra el Señor en Mt.
23, 15. Cf. 8, 10 s.; 1 Co. 1, 30 y nota.
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