Evangelio según San Mateo
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Capítulo 23:
Mateo 23
La hipocresía y la vanidad de los escribas y fariseos
Lc. 11. 46 Mc. 12. 38-39 Lc. 20. 46 Mt. 20. 26 Lc. 14. 11
23 1 Entonces Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: 2 "Los
escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; 3 ustedes hagan y
cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras,
porque no hacen lo que dicen.
4 Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás,
mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo.
5 Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y
alargan los flecos de sus mantos; 6 les gusta ocupar los primeros
puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas,
7
ser saludados en las plazas y oírse llamar "mi maestro" por la
gente.
8 En cuanto a ustedes, no se hagan llamar "maestro", porque no
tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos.
9 A nadie en el mundo llamen "padre", porque no tienen sino uno, el
Padre celestial.
10 No se dejen llamar tampoco "doctores", porque sólo tienen un
Doctor, que es el Mesías.
11 El más grande entre ustedes será el que los sirva,
12 porque el
que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".
Invectivas contra los escribas y los fariseos
Lc. 11. 39-48, 52, 49-51
13 "¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a
los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan
entrar a los que quisieran.
14 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas,
que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas
oraciones! Por eso serán juzgados con más severidad
15 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar
y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo
hacen dos veces más digno de la Gehena que ustedes!
16 ¡Ay de ustedes, guías ciegos, que dicen: "Si se jura por el
santuario, el juramento no vale; pero si se jura por el oro del
santuario, entonces sí que vale"!
17 ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro o el
santuario que hace sagrado el oro?
18 Ustedes dicen también: "Si se jura por el altar, el juramento no
vale, pero vale si se jura por la ofrenda que está sobre el altar".
19 ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace
sagrada esa ofrenda?
20 Ahora bien, jurar por el altar, es jurar por él y por todo lo que
está sobre él.
21 Jurar por el santuario, es jurar por él y por aquel que lo
habita.
22 Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios y por aquel que
está sentado en él.
23 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el
diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial
de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Hay que
practicar esto, sin descuidar aquello.
24 ¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello!
25 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por
fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de
codicia y desenfreno!
26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también
quedará limpia por fuera.
27 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que parecen
sepulcros blanqueados: hermosos por fuera, pero por dentro llenos de
huesos de muertos y de podredumbre!
28 Así también son ustedes: por fuera parecen justos delante de los
hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad.
29 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que construyen
los sepulcros de los profetas y adornan las tumbas de los justos,
30
diciendo: "Si hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no
nos hubiéramos unido a ellos para derramar la sangre de los
profetas"!
31 De esa manera atestiguan contra ustedes mismos que son hijos de
los que mataron a los profetas.
32 ¡Colmen entonces la medida de sus padres!
33 ¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo podrán escapar a la
condenación de la Gehena?
34 Por eso, yo voy a enviarles profetas, sabios y escribas; ustedes
matarán y crucificarán a unos, azotarán a otros en las sinagogas, y
los perseguirán de ciudad en ciudad.
35 Así caerá sobre ustedes toda la sangre inocente derramada en la
tierra, desde la sangre del justo Abel, hasta la sangre de Zacarías,
hijo de Baraquías, al que ustedes asesinaron entre el santuario y el
altar.
36 Les aseguro que todo esto sobrevendrá a la presente generación.
Reproche de Jesús a Jerusalén
Lc. 13. 34-35
37 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los
que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como
la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste!
38 Por eso, a ustedes la casa les quedará desierta.
39 Les aseguro que ya no me verán más, hasta que digan:
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!".
DISCURSO SOBRE EL FINAL DE LOS TIEMPOS
El quinto resumen de las enseñanzas de Jesús se refiere al final
de los tiempos, cuando el Reino de Dios alcanzará su plenitud. El
fin del mundo está descrito con expresiones simbólicas, propias del
estilo "apocalíptico", que no deben tomarse al pie de la letra. Y
este anuncio se mezcla con la descripción de la ruina de Jerusalén,
acaecida en el año 70. Pero nadie sabe cuándo va a llegar el fin.
Por eso, el Señor nos exhorta con otras tres parábolas a estar
siempre prevenidos. Y la manera por excelencia de prepararnos para
el Juicio es reconocerlo y servirlo a él en "el más pequeño" de sus
hermanos (25. 34-40).
Fuente: Catholic.net