Evangelio según San Mateo
1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 |
8 | 9 | 10 | 11 | 12 | 13 | 14 |
15 | 16 | 17 | 18 | 19 | 20 | 21 |
22 | 23 | 24 | 25 | 26 | 27 | 28 |
Capítulo 12:
Mateo 12
Discusión sobre el sábado
Mc. 2. 23-28 Lc. 6. 1-5
12 1 En aquel tiempo, Jesús atravesaba unos sembrados y era un día
sábado. Como sus discípulos sintieron hambre, comenzaron a arrancar
y a comer las espigas.
2 Al ver esto, los fariseos le dijeron: "Mira que tus discípulos
hacen lo que no está permitido en sábado".
3 Pero él les respondió: "¿No han leído lo que hizo David, cuando él
y sus compañeros tuvieron hambre, 4 cómo entró en la Casa de Dios y
comieron los panes de la ofrenda, que no les estaba permitido comer
ni a él ni a sus compañeros, sino solamente a los sacerdotes?
5 ¿Y no han leído también en la Ley, que los sacerdotes, en el
Templo, violan el descanso del sábado, sin incurrir en falta?
6 Ahora bien, yo les digo que aquí hay alguien más grande que el
Templo.
7 Si hubieran comprendido lo que significa: Yo quiero misericordia y
no sacrificios, no condenarían a los inocentes.
8 Porque el Hijo del hombre es dueño del sábado".
Curación de un hombre en sábado
Mc. 3. 1-6 Lc. 6. 6-11
9 De allí, Jesús fue a la sinagoga de los fariseos,
10 donde se
encontraba un hombre que tenía una mano paralizada. Para poder
acusarlo, ellos le preguntaron: "¿Está permitido curar en sábado?".
11 Él les dijo: "¿Quién de ustedes, si tiene una sola oveja y esta
cae a un pozo en sábado, no la va a sacar?
12 ¡Cuánto más vale un hombre que una oveja! Por lo tanto, está
permitido hacer una buena acción en sábado".
13 Entonces dijo al hombre: "Extiende tu mano". Él la extendió, y la
mano enferma quedó tan sana como la otra.
14 En seguida los fariseos salieron y se confabularon para buscar la
forma de acabar con él.
Jesús, el "Servidor del Señor"
15 Al enterarse de esto, Jesús se alejó de allí. Muchos lo
siguieron, y los curó a todos.
16 Pero él les ordenó severamente que no lo dieran a conocer,
17
para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías: 18 Este es mi servidor, a quien elegí,
mi muy querido, en quien tengo puesta mi predilección.
Derramaré mi Espíritu sobre él
y anunciará la justicia a las naciones.
19 No discutirá ni gritará,
y nadie oirá su voz en las plazas.
20 No quebrará la caña doblada
y no apagará la mecha humeante,
hasta que haga triunfar la justicia; 21 y las naciones pondrán la esperanza en su Nombre.
Discusión sobre el poder de Jesús
Lc. 11. 14-15, 17-23 Mt. 9. 34 Mc. 3. 22-27
22 Entonces, le llevaron a un endemoniado ciego y mudo, y Jesús lo
curó, devolviéndole el habla y la vista.
23 La multitud, asombrada, decía: "¿No será este el Hijo de David?".
24 Los fariseos, oyendo esto, dijeron: "Este expulsa a los demonios
por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios".
25 Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: "Un reino donde hay
luchas internas va a la ruina; y una ciudad o una familia dividida
no puede subsistir.
26 Ahora bien, si Satanás expulsa a Satanás, lucha contra sí mismo;
entonces, ¿cómo podrá subsistir su reino?
27 Y si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué
poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los
tendrán a ellos como jueces.
28 Pero si expulso a los demonios con el poder del Espíritu de Dios,
quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.
29 ¿Acaso alguien puede entrar en la casa de un hombre fuerte y
robar sus cosas, si primero no lo ata? Sólo así podrá saquear la
casa.
La blasfemia contra el Espíritu Santo
Mc. 3. 28-30 Lc. 12. 10
30 El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge
conmigo, desparrama.
31 Por eso les digo que todo pecado o blasfemia se les perdonará a
los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada.
32 Al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le
perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le
perdonará ni en este mundo ni en el futuro.
La raíz de las buenas y de las malas obras
7. 16-20 Lc. 6. 43-45
33 Supongan que el árbol es bueno: el fruto también será bueno.
Supongan que el árbol es malo: el fruto también será malo. Porque el
árbol se conoce por su fruto.
34 Raza de víboras, ¿cómo pueden ustedes decir cosas buenas, siendo
malos? Porque la boca habla de la abundancia del corazón.
35 El hombre bueno saca cosas buenas de su tesoro de bondad; y el
hombre malo saca cosas malas de su tesoro de maldad.
36 Pero les aseguro que en el día del Juicio, los hombres rendirán
cuenta de toda palabra vana que hayan pronunciado.
37 Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras
serás condenado".
El signo de Jonás
16. 1, 4 Mc. 8. 11-12 Lc. 11. 16, 29-32
38 Entonces algunos escribas y fariseos le dijeron: "Maestro,
queremos que nos hagas ver un signo".
39 Él les respondió: "Esta generación malvada y adúltera reclama un
signo, pero no se le dará otro que el del profeta Jonás.
40 Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el
vientre del pez, así estará el Hijo del hombre en el seno de la
tierra tres días y tres noches.
41 El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra
esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la
predicación de Jonás, y aquí hay alguien que es más que Jonás.
42 El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra esta
generación y la condenará, porque ella vino de los confines de la
tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien que
es más que Salomón.
La ofensiva de Satanás
Lc. 11. 24-26
43 Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, vaga por lugares
desiertos en busca de reposo, y al no encontrarlo, 44 piensa:
"Volveré a mi casa, de donde salí". Cuando llega, la encuentra
vacía, barrida y ordenada.
45 Entonces va a buscar a otros siete espíritus peores que él;
vienen y se instalan allí. Y al final, ese hombre se encuentra peor
que al principio. Así sucederá con esta generación malvada".
La verdadera familia de Jesús
Mc. 3. 31-35 Lc. 8. 19-21
46 Todavía estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus
hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él.
47 Alguien le dijo: "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y
quieren hablarte".
48 Jesús le respondió: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis
hermanos?".
49 Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: "Estos son mi
madre y mis hermanos.
50 Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el
cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre".
LAS PARÁBOLAS DEL REINO
A pesar de la oposición cada vez más abierta, Jesús no se deja
intimidar. Él nos enseña qué es el Reino de los Cielos en forma de
siete parábolas, agrupadas por san Mateo en el tercer discurso de su
Evangelio. Por medio de estas breves comparaciones, tomadas de la
vida cotidiana, el Señor llama a la reflexión y busca la manera de
entrar en diálogo con sus oyentes. Las parábolas descorren un poco,
aunque no del todo, el misterio del Reino de Dios. Ese Reino escapa
a toda definición: es como...; se parece a...; se puede comparar
con...
De estas parábolas se desprende que el Reino de los Cielos es una
"nueva situación", un "nuevo estado de cosas" que viene de Dios y se
inicia con Jesús, pero reclama la respuesta de los hombres. Sus
comienzos son muy modestos y apenas perceptibles. Inaugurado por el
"sembrador" que sale a sembrar, debe fructificar hasta la cosecha
definitiva, de manera misteriosa y más allá de las contradicciones y
los fracasos aparentes. Nada puede impedir que siga adelante, y sin
duda terminará por transformarlo todo. Por él vale la pena
sacrificar incluso los bienes más preciosos. Ya se ha hecho visible,
pero sólo al fin se manifestará plenamente.
Fuente: Catholic.net