Zacarías
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Capítulo 1:
Zacarías 1
Llamado a la conversión
1 1 En el octavo mes del segundo año de Darío, la palabra del Señor
llegó al profeta Zacarías, hijo de Berequías, hijo de Idó, en estos
términos: 2 El Señor se irritó violentamente contra los padres de
ustedes.
3 Tú les dirás: Así habla el Señor de los ejércitos: Vuelvan a mí
–oráculo del Señor de los ejércitos– y yo volveré a ustedes, dice el
Señor de los ejércitos.
4 No sean como sus padres, a quienes los antiguos profetas
interpelaron, diciendo: Así habla el Señor de los ejércitos: Vuelvan
de sus malos caminos y de sus malas acciones. Pero ellos no
escucharon, ni me prestaron atención –oráculo del Señor–.
5 ¿Dónde están sus padres? Y los profetas ¿viven para siempre?
6 Pero mis palabras y mis decretos, que yo había ordenado a mis
servidores los profetas, ¿acaso no alcanzaron a sus padres? Por eso,
ellos se convirtieron y dijeron: "El Señor de los ejércitos nos ha
tratado según nuestros caminos y nuestras acciones, como había
resuelto hacerlo".
LAS VISIONES PROFÉTICAS
Ocho visiones simbólicas, que evocan el estilo de Ezequiel sin
alcanzar la altura de su genio literario, constituyen el núcleo de
la predicación de Zacarías. Por medio de ellas, el profeta
preanuncia la restauración definitiva de la comunidad y la gloria
mesiánica de Jerusalén, con el fin de reconfortar a sus
compatriotas, desalentados por las penurias internas y las amenazas
externas que debieron afrontar a la vuelta del exilio (Esd. 4. 4-5).
La presencia de un ángel que interpreta el significado de los
símbolos es una característica del estilo apocalíptico (Dn. 7. 16;
8. 15-16; 9. 21-22).
Merece destacarse la cuarta de esas visiones, que presenta al Sumo
Sacerdote Josué de pie ante la corte celestial y sometido a un rito
de purificación como representante de todo el pueblo. El cambio de
vestiduras –la "ropa sucia" por las "vestiduras de fiesta" (3. 4)–
simboliza la supresión del pecado, el restablecimiento del culto en
el nuevo Templo y la instauración de un nuevo orden de cosas en la
comunidad restaurada. Después de esta última visión, se describe la
coronación del mismo Sumo Sacerdote, aunque este pasaje en su forma
original, no se refería a Josué, sino a Zorobabel, de quien se
esperaba la plena restauración del trono de David.
Primera visión: los jinetes
7 El vigésimo cuarto día del undécimo mes, que es el mes de Sebat,
en el segundo año de Darío, la palabra del Señor fue dirigida al
profeta Zacarías, hijo de Berequías, hijo de Idó, en estos términos:
8 Yo tuve una visión durante la noche: Había un hombre montado en un
caballo rojo. Estaba parado entre los mirtos que se encuentran en la
hondonada, y detrás de él había caballos rojos, alazanes, negros y
blancos.
9 Yo pregunté: "¿Quiénes son estos, mi Señor ?". Y el ángel que
hablaba conmigo me respondió: "Yo te indicaré quiénes son estos".
10 El hombre que estaba entre los mirtos dijo: "Estos son los que el
Señor envió a recorrer la tierra".
11 Ellos se dirigieron al ángel del Señor que estaba entre los
mirtos, y le dijeron: "Venimos de recorrer la tierra y hemos visto
que toda la tierra está en calma y tranquila".
12 Entonces el ángel del Señor dijo: "Señor de los ejércitos, ¿hasta
cuándo esperarás para compadecerte de Jerusalén y de las ciudades de
Judá, contra las cuales estás irritado desde hace setenta años?".
13 El Señor dirigió al ángel que hablaba conmigo palabras buenas,
palabras consoladoras.
14 Entonces el ángel me dijo: "Proclama esto: Así habla el Señor de
los ejércitos: Yo siento un gran celo por Jerusalén y por Sión, 15 y
estoy violentamente irritado contra las naciones seguras de sí
mismas; porque yo estaba un poco irritado, pero ellas agravaron la
desgracia.
16 Por eso, así habla el Señor: Yo he vuelto a Jerusalén con piedad;
allí será reconstruida mi Casa –oráculo del Señor de los ejércitos–
y la cuerda de medir será tendida sobre Jerusalén.
17 Proclama también esto: Así habla el Señor de los ejércitos: Mis
ciudades rebosarán de bienes; el Señor consolará de nuevo a Sión y
elegirá otra vez a Jerusalén".
Fuente: Catholic.net